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La estimación de las poblaciones de fauna salvaje es complicada

censo ciervo cola blanca

Estudios recientes indican que la población de ciervos de cola blanca oscila entre 26 y 28 millones de ejemplares en los Estados Unidos. La población de osos polares en todo el mundo se calcula en torno a 20.000 – 25.000 animales y la de tigres salvajes se ha reducido a sólo alrededor de 3.000 felinos.

Al igual que ocurre con los venados de cola blanca, los osos polares y los tigres, los biólogos tratan de tener una estimación de cuántos individuos hay en la población de una especie, pues dichas estimaciones son necesarias para que los biólogos gestionen adecuadamente las especies, establezcan cupos de captura y se mantenga un buen equilibrio sanitario de la fauna. Sin embargo, completar un censo real de todos los individuos en una población no es posible ni práctico.

Muchos animales son de hábitos esquivos o se camuflan a la perfección y son difícil de contabilizar. Por lo tanto, la mayoría de las organizaciones de vida silvestre estiman lo que se denomina «abundancia relativa», no números absolutos o reales de los animales. Al supervisar la abundancia relativa, la consideración más importante es si la tendencia de la población está aumentando, disminuyendo o es estable, no cuántos individuos se encuentran en un área. Los biólogos a menudo usan modelos matemáticos para ayudar a generar una representación de esta población.

Así mismo, los biólogos e investigadores dependen de diversas técnicas de toma de muestra para estimar los censos de poblaciones silvestres. Algunas de estas técnicas incluyen marcaje-recaptura, reconocimientos aéreos, estimaciones auditivas (aullido, rugido, llamada), estudios de la huella, conteos desde vehículos, recuentos de animales atropellados, pruebas de ADN, capturas de imágenes con cámaras… Cada uno de estos métodos tiene sus propias limitaciones y opciones que pueden influir en la estimación de una población.

Técnicas de marcaje y recaptura son más comúnmente utilizados para aves migratorias, pero se puede utilizar para varias especies, incluyendo el venado de cola blanca. Los animales son primero capturados, marcados para su identificación con bandas, etiquetas o pintura, y de nuevo puestos en libertad. Más tarde, se vuelven a capturar y la proporción de individuos marcados se cuenta. Con esta información, el tamaño total de la población se puede calcular dividiendo el número de individuos marcados por la proporción de individuos marcados en la segunda muestra.

Los reconocimientos aéreos son particularmente útiles para las especies que se encuentran ampliamente distribuidas en grandes áreas. Los elefantes a menudo se censan con este método. Estos recuentos se completan con aeronaves que vuelan sobre una distancia conocida y contando el número de individuos localizados según diversos métodos. Esto le da al investigador una medida de la densidad de la zona estudiada, que se puede ampliar a un área más grande de terreno. Sin embargo, pueden producirse errores en el recuento, lo que conduce a una sobre o sub estimación de la población.

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Para el venado cola blanca y otras especies de caza, la información biológica de los animales se efectuará en el momento de la caza y se utiliza para evaluar el tamaño de la población y las tendencias demográficas. Por ejemplo, la edad de los dientes, diámetro medio de astas, el espesor de la grasa corporal e, incluso, las cicatrices ováricas, pueden todos ayudar a determinar si una población es o no saludable, y está aumentando o disminuyendo. El gran número de animales capturados dentro de un periodo determinado de tiempo, en comparación con el número de licencias de caza que se otorgan en una zona, proporcionan, además, una buena estadística de las tendencias y la tasa de éxito de los cazadores. Por ejemplo, con un número fijo de licencias de caza que se venden, los abates generalmente aumentan cuando hay más animales disponibles para ser cazados.

Como se puede ver, las técnicas disponibles para evaluar el número de animales salvajes son numerosas. Cada método tiene algunas variaciones en función de la especie, época del año y el tipo de hábitat. Por ello, antes de la realización de una encuesta o censo, el investigador necesita saber qué información se necesita, para qué finalidad se utilizará la información, el grado de precisión que se necesita un estudio y el tiempo y el coste de la realización del censo. La clave para obtener las estimaciones de abundancia de la población es la posibilidad de seleccionar un método que se ajuste a una situación particular. Y hemos aprendido que los conjuntos de datos a largo plazo, en los que hemos recogido el mismo tipo de información de la población durante un largo periodo de tiempo, nos dan la mejor comprensión de lo que está sucediendo.

En general, los censos bien planificadas permiten gestionar las necesidades de la vida silvestre y de las personas utilizando la mejor ciencia disponible.

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