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Madrid mata 29.000 conejos y liebres para combatir la leishmaniasis: 677 infectados

El brote está controlado, pero la amenaza sigue latente y no se descartan ciertos repuntes. La Comunidad de Madrid continúa con su labor de control y prevención y en los últimos tres años ha autorizado la caza de 29.000 conejos y liebres en el sur de la región para combatir la leishmaniasis, una enfermedad parasitaria de origen tropical que transmite un insecto, que se agrava cuando interactúa con estos lepóridos, y que puede afectar al ser humano, provocándole incluso la muerte.

En marzo de 2012, el Ejecutivo autonómico declaró comarca de emergencia cinegética temporal los municipios de Alcorcón, Fuenlabrada, Leganés, Getafe y Móstoles, cinco localidades que suman 930.000 habitantes.

Lo hizo al detectar el mayor brote de leishmaniasis conocido hasta le fecha «en la cuenca mediterránea», según la Consejería de Medio Ambiente. En 2010 saltaron las alarmas cuando se detectaron 97 casos en seres humanos, cifra que se disparó hasta los 197 en 2011. En 2012 hubo 160, bajando a 91 en 2013 y 94 en 2014, cuando se consolidó el programa de control de conejos y liebres en esta zona. Los casos se redujeron a 44 en 2015 y a solo 13 en 2016. En los dos primeros meses de 2017 se han contabilizado cinco, según el Boletín Epidemiológico Regional. En total, 677 casos en personas, el 80% de ellos en Fuenlabrada.

La ‘leishmaniasis’ se transmite por la picadura de un insecto que alberga un parásito, un protozoo. En este caso, el insecto que amenaza el sur de Madrid es la hembra del flebotomo ‘perniciosus’, más pequeño que un mosquito y que no emite zumbido al volar. Su periodo de vuelo va de mayo a octubre. Provoca dos tipos de enfermedad, la cutánea, que suele ser más leve, y la visceral, que es mortal si no se trata porque afecta al bazo y a la médula ósea. El 40% de los casos detectados han sido viscerales.

El problema es que el parásito se ha vuelto mucho más virulento cuando interactúa con conejos y liebres, y en esa zona del sur de la región hay miles de estos lepóridos. Francisco Javier Carrión, investigador de la Universidad Complutense de Madrid, explica que «en el 70% de los casos tratados en Madrid, el parásito ha afectado a personas que tenían buena salud, que no estaban inmunodeprimidos, individuos en los que por norma general la picadura del fletobomo no presenta complicaciones. Pero este brote ha sido más brutal, y ha enfermado a personas sanas».

El cóctel se ha dado en Bosque Sur, un parque forestal de 323 hectáreas construido entre Fuenlabrada, Getafe y Leganés, y donde los conejos y las liebres campan y se reproducen a sus anchas sin depredadores naturales y muy cerca de núcleos urbanos bastante poblados. «La Comunidad de Madrid decidió crear un gran parque sin llevar a cabo una evaluación de impacto ambiental. Para ello se utilizó una zona de Fuenlabrada constituida principalmente por antiguos campos de cultivo abandonados y zonas de escombrera. El hábitat ideal tanto para el insecto que transmite la ‘leishmania’, el flebotomo, como para reservorios del parásito, como liebres y conejos», señala Carrión.

Una combinación perfecta: insectos con parásitos, conejos que han hecho más virulenta la enfermedad, y un montón de población a la que picar. «Esto es una ‘leishmaniasis’ urbana». El brote ha sido controlado, pero sigue activo hasta que la consejería de Sanidad diga lo contrario. «Los casos han bajado porque ha disminuido la población de lepóridos», afirma Carrión. En las últimas tres temporadas de caza, la consejería ha autorizado en esta zona de emergencia la captura de 29.000 conejos y liebres. De los ejemplares analizados, la enfermedad tenía una prevalencia del 57% en liebres y del 13% en conejos. Para capturarlos, se utilizan cinco métodos: hurones, aves de cetrería, perros de persecución, redes y armas de fuego.

De animales a personas

La ‘leishmaniasis’ es una zoonosis, es decir, una enfermedad que puede pasar de animales a personas, pero también es una antroponosis, porque puede transmitirse de humanos a humanos, aunque siempre a través del flebotomo. Hay animales que pueden ser infectados por este parásito, pero ellos mismos no son transmisores, mientras que los conejos y liebres sí son foco de infección. El flebotomo no es ni una mosca ni un mosquito, es un díptero de color amarillo y cuerpo peludo, no pasa de los 3,5 milímetros y vuela a saltitos. La hembra es la que necesita sangre para llevar a cabo su puesta de huevos y es la única que pica a vertebrados. Su vuelo es silencioso. Habitan las madrigueras, las cuevas, oquedades en los árboles, vertederos y alcantarillas.

Evolución de los casos en Madrid.
Evolución de los casos en Madrid.

El brote del sur de Madrid se podría reproducir en otras zonas de la región con gran población de conejos, señalan los expertos. La Consejería de Sanidad elaboró un mapa con zonas de riesgo alto o muy alto. Áreas con una elevada densidad poblacional, bien durante todo el año, bien durante periodos concretos (fines de semana y vacaciones), y con zonas de ocio próximas a entornos naturales. Sanidad midió parámetros como la vegetación, la temperatura media, el número de lepóridos y la media de precipitaciones. Estas áreas son algunos barrios de Madrid y los municipios de Humanes, Parla, Pozuelo de Alarcón, San Martín de Valdeiglesias, Alcobendas, Rivas-Vaciamadrid, Colmenar de Arroyo, Valdemorillo, Chapinería, Collado Mediano y Navacerrada.

Fuente: elconfidencial.com

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