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‘Baldíos de Niebla’, un gran jabalí plata abatido en el coto de Niebla

 

Tras tres años de gestión al frente del coto de caza de Niebla, el Club Murallas de Niebla empieza a cosechar los resultados de una gestión para enmarcar en ‘madera noble’.

 

El pasado mes de mayo comenzaba la temporada de caza en Niebla bajo la modalidad de aguardos, organizados por el Club Murallas de Niebla, para intentar paliar los daños a cultivos que realizan las reses durante la temporada estival, dada la escasez de alimentos y, este año, será aún mayor dada la carencia de lluvias durante el pasado otoño e invierno.

A la primera saltó la sorpresa. Raúl Cabello (que posa en la primera foto junto a su trofeo), apostado en uno de los caños del río para cortarles el paso a su salto a los cultivos colindantes, nos asombró a todos al presentarse en la junta de carnes con este espectacular jabalí que le sorprendió sobre la una de la madrugada. De cuerpo y peso menor de lo esperado, a pesar de la boca que presentaba, ya que apenas sobrepasaría los 70 kilos, lo verdaderamente interesante para el cazador, que era el trofeo, desde un principio ya se atisbaba que iba a ser medalla de bronce, como mínimo. Como decíamos antes, su poco peso lo primero que nos dilucidaba es que se trataba de un jabalí “puro”, sin cruces, lo cual realza aún más el mérito de su cacería, dada la dificultad que ello entraña por ser más astuto, lo que, a su vez, redunda en su mejoría en la boca y/o trofeo. 

Gran labor también la llevada a cabo por el guarda del coto que, dada su experiencia y buen hacer, supo cortarle los aires al paso de este guarro para buscar el mejor puesto para el cazador. 

En estas instantáneas se puede observar de primera mano la espectacularidad de colmillos y amoladeras. Otro dato que encumbra aún más el mérito de haber abatido este jabalí es que estamos halando de un coto abierto, es decir, sin valla perimetral. Sí es cierto que existen y existirán mejores trofeos homologados este año provenientes de fincas cerradas, pero cuyo mérito es menor, pues estamos hablando de cotos cuyo primordial objetivo es el “negocio de la caza”, donde se sobrealimentan las especies cinegéticas para mejorar sus medallas con un único fin empresarial y comercial, olvidando el fin último de la caza.

Y otro dato que dificulta aún más el abatir un espécimen de este género y rango es que estamos hablando de aguardos, es decir, un mano a mano entre cazador y animal, donde no hay perros ni rehalas que empujen a los animales a los apostaderos de los cazadores, sino simplemente esperar a que la suerte haga acto de presencia y el ejemplar esperado nos pase por donde nos tiene acostumbrado.

Lo que sí está claro es que la gestión iniciada hace ahora tres años por este club al frente del coto de Niebla está empezando a dar ahora sus frutos. Llevábamos una campaña inmejorable, casi 500 ejemplares abatidos en 17 monterías, con un aumento de los venados, pero, sobre todo, se había notado este año una crecida en la mejoría de los jabalíes abatidos (160 en todo el año), de hecho, esta temporada se han homologado más jabalíes que venados. Como decíamos, la gestión del club da sus frutos, porque, cuando se inició la gestión, se optó por adoptar tres normas cruciales: la primera, optar por batir las manchas con pocas rehalas, entre 5 y 7, no más, para evitar un peinado excesivo de las manchas; la segunda, optar por poner más traviesas y menos cerramientos en las manchas que evitaran la fuga de las reses; y, la tercera y más controvertida, por sancionar a todo cazador que abatiera ejemplares de jabalí cuyo peso final no sobrepasara los 20 kilos de peso, a pesar de quela legislación de caza permite cazar todo lo que no sea rayón.

Esta última norma creó cierta polémica entre los cazadores iliplenses, pues entendían que no se podía limitar lo que la ley no hacía, aunque al final fue adoptada bajo el convencimiento de que su adopción tenía como finalidad mejorar los ejemplares como, de hecho, así ha sido y a las pruebas y resultados nos remitimos.

Todos los años, este club efectúa una homologación a nivel interno para dilucidar los tres mejores trofeos de cada especie para su posterior premio al cazador. A pesar de ser a nivel interno, la homologación tiene carácter “casi oficial” y no se hace de forma ni arbitraria ni sin persona experimentada, ya que el Juez homologador es Lucas Llanes Borrero, ingeniero jefe del Servicio de Gestión Agroforestal de la Excma. Diputación Provincial de Huelva y miembro de la Junta Nacional de Homologación de Trofeos de Caza.

En la foto observamos la suntuosidad del trofeo una vez extraído de la boca del animal y expuesto para proceder a su medición y puntuación, cuyas amoladeras, a pesar de estar bastante desgastadas por el “hoceo” del animal buscando alimentos, presentaban un estado adecuado y proporcionado a los colmillos, los cuales imponían un gran respeto que, al ser observados, daban libertad a la imaginación de lo que podría haber hecho este ejemplar en caso de haberse visto atenazado por una rehala en una montería normal.

Momento en el que se está procediendo a su evaluación por el juez, bajo la atenta mirada de los asistentes. En la foto se puede observar cómo apenas cabía en la plantilla de medición, obteniendo una gran puntuación por este concepto. La puntuación oficial final fue de 105,68 puntos: medalla de plata, superando en casi seis puntos al segundo jabalí en la clasificación final que, curiosamente, fue cobrado tras un agarre de la rehala de su padre Juan, El Chamusquina, y cuyo perrero es su hermano Álvaro.

Desde estas líneas, dar la enhorabuena a todos los que han hecho posible este hecho que encumbra aún más el nombre de Niebla en el panorama cinegético; a su cazador, Raúl Cabello; al Club por la excelente gestión del coto realizada durante estos años y que viene dando ahora sus frutos; al guarda del coto, pues con su incansable trabajo y asesoramiento se nota la mejoría en el acotado y a Lucas LLanes por su colaboración y trabajo desinteresado con el pueblo de Niebla.

 

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