Internacional

El señor del monte. Rececho en berrea

359 - El señor del monte

Llega septiembre, las noches y las madrugadas refrescan, los días son más cortos, la luz del sol es más suave y dorada. El astro rey se despide de las latitudes septentrionales… es el momento para que otros reyes aparezcan: los grandes venados.

Los murmullos de alba y los trinos del ocaso estival se ahogan por un sonido que emociona. Comienza la berrea, el grito sagrado que viene desde el fondo de los tiempos y anuncia un nuevo ciclo que perpetúa una especie.

Los grandes señores emergen de sus palacios de sombra y sosiego, a mostrar con orgullo su corona y su poder, reclaman harenes y derechos de sangre para dar nombre a una nueva generación… Vencerán los más fuertes. Es tiempo de lucha, de dolor y placer, y la naturaleza vibra con sus pasiones…

El señor del monte se muestra en todo su esplendor, su magnífica estampa quedará inmortalizada en la umbría de los barrancos, en los sopiés soleados, en la espesura del monte, en las trochas y veredas… Es tiempo de berrea, es tiempo de caza, es tiempo de perseguir nuestros sueños, es tiempo de cazar venados…

Caza entre amigos

Para mí es el tiempo de reunir a los amigos, que me ayudarán a lograr este sueño.

Vivo en el campo, pero no son tierras de ciervos; no obstante, quiero cazar un gran venado en terreno abierto, de igual a igual, allí donde son realmente salvajes, donde están hoy, pero mañana pueden no estar. Como decía Ortega: «(…) la caza ha de tener como elementos principales la escasez, la incertidumbre y el esfuerzo (…)».

João Mata y Paulo Farinha explotan una concesión que ojalá fuera mía, Lomba da Barca, cerca del río Tajo, allí, al lado de Niza. Los terrenos están plagados de barrancos y cerros, las encinas, alcornoques y olivos salpican el paisaje, el olor de la jara está siempre presente… ¡y tiene venados!, además de muchas ciervas que hacen que, en esta época del año, los grandes machos aparezcan. Mi vida y la distancia no me permiten vivir de cerca la berrea, conocer los secretos de aquellos montes, algo que Paulo y João van a tener que hacer por mí, ¡la suerte que tienen…!

359 - El señor del monte (1)

A mediados de agosto le comenté a Paulo mis épocas de descanso para septiembre, son cuatro periodos de tres días cada uno. Con sorpresa, antes de fin de mes, Paulo me llama y me cuenta que los venados han empezado a berrear y João ya ha visto un gran trofeo. Me dice que prepare las cosas, que vamos a cazar en la primera semana de septiembre. Telefoneo a Pedro Vitorino, que quiere filmar la cacería, y para él la fecha también es buena.

Llegan dos días muy calurosos y empiezo a preguntarme si la berrea no se detendrá por unos días… No tardo en recibir una llamada telefónica de Paulo dándome cuenta de eso. João estará muy atento a lo que está pasando y sólo vamos a cazar si los venados están berreando. Los días vuelven a refrescar y, a media mañana del día antes de la fecha, Paulo me llama, ¡vamos a la cazar!, la berrea es más fuerte y João sigue teniendo localizado el venado grande que vio unos días antes.

Al caer la tarde ya estoy en Alpalhão, muy cerca de la zona de caza. Paulo llega y cenamos, hablamos de la caza en nuestro país. Estamos preocupados por lo que está pasando, formamos parte de la dirección de organizaciones del sector, aunque distintas afortunadamente ambos remamos hacia el mismo lado. Hablamos de antiguas cacerías, de otras más recientes y de la que vamos a realizar mañana.

Tenemos casi la misma edad y vivimos estas cosas de una manera similar, estoy seguro que escogí al compañero adecuado para este desafío.

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La música del monte

Llega el gran día, mejor, su amanecer, Pedro y João se unen a nosotros. Llegamos a Lomba da Barca todavía de noche, queremos escuchar la berrea. Subimos a un alto, la luna ya concluyó su ocaso y un cielo estrellado cubre el monte, sopla un fuerte viento de poniente, y pasa un tiempo hasta que escuchamos el primer venado berrear, pero aún muy lejos. João se inquieta, le hubiera gustado escuchar algo más cercano, ya que esa era la zona en la que vio el venado la mañana anterior. Con mucho viento los venados pueden estar más abajo. Poco a poco empezamos a escucharles, uno por un lado, otro más cerca y, finalmente, lo que estamos buscando: un venado da cuenta de sus amores justo en la zona en la que João vio el gran trofeo.

Tenemos que esperar un poco para poder ver algo. Comienza a clarear, vemos ciervas, algún venado pequeño y, por fin, descubrimos el venado que queremos. João respira aliviado, se ha quitado un gran peso de encima…

Todavía no conseguimos juzgar su trofeo, está lejos y apenas contamos con la primera luz del día, pero João está seguro de que es él. Dice que le tiene cogida las vueltas, se mantiene a primera hora de la mañana en esa trocha limpia, en la que tiene su harén, y luego sube al monte y entra en el bosque, donde se esconde durante todo el día.

Tratamos de planear una táctica para hacerle la entrada. Hay dos cerros entre nosotros y el animal. Hasta el primero, todo bien… si no fuese por un grupo de ciervas que está muy cerca del camino que tenemos que seguir, los machos están ciegos de amor, pero las hembras permanecen vigilantes, tenemos que evitarlas a toda costa. Empezamos a acercarnos los cuatro juntos, el viento se calma, está a nuestro favor y pasamos al lado de las ciervas sin espantarlas.

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El corazón, a mil…

Alcanzamos la cuerda del primer cerro. Con la ayuda de prismáticos ahora podemos evaluar bien el venado. Es un trofeo extraordinario con una cuerna larga, gruesa y oscura, las luchaderas y contraluchaderas son impresionantes, la palma tiene por lo menos dieciséis puntas, es simétrico y armonioso. Se mantiene junto a su harén de media docena de ‘pepas’, a las que persigue a través de los escasos chaparros. Pedro y João se quedan en este primer cerro para desde allí controlar al venado… y ver y filmar lo que queda de la aproximación y el lance desde ‘la primera fila de butacas’.

Continúo la aproximación con Paulo, él conoce las sendas entre las jaras que nos llevarán hasta nuestro trofeo. La hierba seca, suavizada por el rocío, nos ayuda a caminar en silencio y, poco a poco, vamos ganando terreno. Llegamos al otro alto, el venado berrea y obtiene la respuesta de otro en la distancia.

Descendemos por la pendiente contraria a donde se encuentra. Sentimos el viento en la cara y el sol naciente a nuestras espaldas. Las jaras no son muy altas, agachados, caminamos lentamente siguiendo los rastros dejados por los animales. Nuestro venado desciende por la ladera detrás de una cierva. Donde está no nos puede ver y ganamos rápidamente algunas decenas de metros más, todo transcurre a nuestro favor.

La cierva que perseguía vuelve a unirse a las otras que estaban en mitad de la pendiente… y él sube detrás de ella. Dos machos berrean en las proximidades y el nuestro les responde, pero no se atreven a desafiarle, él es el monarca de este reino, y sus luchaderas son puñales que imponen respeto.

359 - El señor del monte (3)

La berrea es también el momento en el que los corazones laten más fuerte, no sólo los de los ciervos. El mío quiere saltar de mi pecho… a pesar de que llevo cazando mucho tiempo. Paulo está concentrado, como yo, también está viviendo ese momento como si fuese el primero vez. En los verdaderos cazadores, la pasión por la caza nunca se pierde.

Seguimos escondidos entre las jaras a un par de cientos de metros de nuestra presa, arrimarnos más es correr riesgos innecesarios, no sabemos que si hay otras ciervas en el barranco, ¡el rececho fue de antología!

Tengo la certeza de que desde allí no voy a fallar, ajusto el visor, apoyo el rifle en el trípode y apunto con calma, los venados no saben que estamos allí. Los miro una y otra vez… hay que disfrutar de tan intenso momento, quiero eternizarlo en mi memoria. El venado persigue a las ciervas, se tapa tras un chaparro, aparece otra vez y, mientras berrea y está de lado, ¡su silueta es impresionante!

No sé cómo, pero todo se detiene en mi pecho, el corazón que hace unos segundos latía como loco, los pulmones casi sin aliento… Presiono suavemente el gatillo y la bala vuela hacia el codillo de ese ciervo enorme…

El disparo se repite con el eco, las patas traseras ceden y la cabeza del venado se eleva hacia el cielo, como mostrando bien alto su corona de gloria… por última vez.

El señor de los montes es mío… ¡la cacería fue de todos! ¡Buena caza!

359 - El señor del monte (2)

 

LEUPOLD VX-R 4-12×40

Hace veinticinco años que cazo con visores de la marca norteamericana Leupold. Tengo actualmente algunos modelos de las series VX-2, VX-3, VX-R y el tope de la gama VX-6. Los visores Leupold son los más utilizados en los Estados Unidos y en África, tanto porque tienen una calidad óptica al nivel de los mejores fabricantes europeos, como por su robustez legendaria, asegurando una garantía de por vida.

En esta cacería utilicé mi rifle de calibre .308Win, con un visor Leupold VX-R 4-12×40 CDS y montaje QR de la misma marca. Éste fue el primer visor que incorporó el sistema de iluminación de retículo Fire Dot, exclusivo de Leupold. Es un sistema de punto rojo, de funcionamiento muy intuitivo y ergonómico, instalado en el lado izquierdo del visor junto a las fijaciones, que pueden ser conectado y ajustado clickando con el pulgar izquierdo sobre el símbolo de la marca, en cuando apuntamos el rifle. Aunque no ha sido necesario utilizarlo en esta cacería, es muy útil en situaciones de poca luz o en las esperas nocturnas.

El visor que usé también tiene una torre balística, CDS (Custom Dial System), que es exactamente eso, un sistema individual para cada cliente, ya que tenemos que indicar cuál es el calibre y las características del proyectil que vamos a utilizar, tales como peso, coeficiente balístico, velocidad, altitud y temperaturas medias de uso. Le enviamos esta información a Leupold y fabrica la torreta que utilizaremos en nuestro visor graduada para distancias hasta de 500 metros. Esta torreta balística es extremadamente fiable y precisa, una gran ayuda en la caza a rececho que nos permite realizar disparos perfectos, como ha sucedido con este gran venado.

Los productos Leupold tienen, probablemente, la mejor relación calidad/precio del mercado, en el que el adjetivo ‘bajo’ tiene que ver con el costo, ya que la calidad está al mejor nivel.

Ficha técnica

Nº de aumentos (reales): 4,4 a 11,7
359 - El señor del monte (6)Objetivo: 40 mm
Carcasa: aluminio aeronáutico 6061-T6
Tubo central: 30 mm
Pupila de salida: 9,1 – 3,4 mm
Distancia ocular: 95 a 126 mm
Campo de visión (100 m): 3 a 6,5 m
Retícula: Fire dot duplex
Revestimiento de lentes: Diamond Coat (repelente de agua, suciedad y resistencia extrema)
Peso: 428 gramos
PVP: 689 euros
Distribuidor: Cacicambra
351 256 330 800
www.cacicambra.pt
o consulte www.leupold.com

 

Por João Corceiro / SCI Lusitania Chapter.

 

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