África Internacional

Blesbok (Damaliscus dorcas phillipsi), un actor de reparto

paisaje africa caza blesbok

“África, territorio lleno de vida, es un continente asolado y destruido. Tierra de grandes desiertos, de lagos, árboles y animales, su sola evocación nos transporta a un mundo extraño y diverso. África es mirar y perderse entre vientos que cortan la respiración… África es espacio físico y moral donde pueblos desconocidos afrontan, cada mañana, la violenta aventura de vivir”.

Laurens Van Der Post, de su libro El corazón del cazador.

Es el blesbok un animal que siempre ha ocupado un papel marcadamente secundario en el universo cinegético africano. Su fama de ser algo ‘bobalicón’ le lleva a una, para mí, injustificada mala prensa. Creo que es una especie que, cazada a pie principalmente en aquellos hábitats de llanura donde vaga a sus anchas, hace que su rececho sea gratificante para el cazador que gusta de tiros largos y de procesos de observación meditados para localizar un buen macho entre la pequeña (o no tan pequeña) multitud que representa la manada. También lo considero muy interesante para el cazador nobel, el cual irá poniendo a prueba y en práctica los conocimientos prácticos que haya podido aprender sobre el acercamiento al animal y las tácticas de tiro cuando las distancias pueden superar los 200 e incluso 300 metros.

blesbok  y ñu 2Damalisco de frente blanca

El blesbok (Damaliscus dorcas phillipsi) se encuentra intregado dentro del género Damaliscus que está formado por el Hunter´s hartebeest (Damaliscus hunteri), Bontebok (Damaliscus dorcas dorcas ), Senegal hartebeest (Damaliscus korrigum korrigum), Tiang (Damaliscus korrigum tiang), Topi (Damaliscus korrigum jimela) y Sassaby (Damaliscus lunatus).

También conocido como damalisco de frente blanca, la piel del blesbok se dibuja en tonos marrones rojizos, con una mancha marrón claro en la grupa. Su cara, de morro blanco, presenta un antifaz marrón entre los ojos. Destaca por tener la cruz más alta que la grupa, una cabeza de forma alargada y puntiaguda y unos cuernos anillados en forma de lira.

El origen de la palabra blesbok lo encontramos en la unión de dos vocablos procedentes del holandés. Por un lado, bles, que significa ‘intenso’ o ‘marca’ –y que hace referencia a la mancha de pelo blanco que este animal dibuja en su frente– y, por otro, bok, que en la lengua del tulipán significa ‘macho’.

Cuando acudimos a su nombre científico, Damaliscus dorcas, encontramos su origen en la lengua griega. Concretamente en la palabra damalis, cuyo significado es ‘novill’a o ‘vaca joven’, unida al sufijo y diminutivo latino -iscus.

Tanto el blesbok como su primo el bontebok se encontraban ampliamente distribuidos por Sudáfrica, donde fueron muy abundantes a finales de 1800. Su situación cambió del todo por el comienzo de la utilización de la ganadería intensiva en las llanuras que ellos ocupaban, a lo que acompañó que fueron cazados masivamente por su atractiva piel y lo sabroso de su carne. Debido a esto, a principios de 1900, sólo quedaban unas pequeñas poblaciones de la especie llevando a la misma casi a la extinción. Sus poblaciones llegaron a quedar reducidas a 2.000 ejemplares para el caso del blesbok, mientras algo más de una veintena de individuos para el caso del bontebok.

Gracias a la caza deportiva, actualmente sus poblaciones se encuentran muy saneadas, siendo el blesbok una de las especies más abundantes de todo el panorama cinegético africano.

Distribución y localización

Actualmente el blesbok se encuentra distribuido dentro de Sudáfrica en las provincias del Free State, Mpumalanga y Gauteng, aunque ha sido reintroducido en prácticamente la mayoría de aquel territorio junto con algunos ranchos en Namibia y Zimbabue.blesbok 1

Su capacidad de adaptación hace que le podamos encontrar en diferentes biotopos como puedan ser los bosques de matorral, fymbos, las llanuras de costa y las zonas próximas al Kalahari. Los mejores trofeos se suelen dar en la zona que viene delimitada por el municipio de Zastron en el sur (en pleno corazón del Free State) y el municipio de Dullstroom (en la provincia de Mpumalanga).

Es reseñable el hecho de que estas dos especies no puedan convivir en un mismo lugar debido a sus problemas con la hibridación, por lo que en la mayoría de las granjas sudafricanas nos encontraremos con fincas destinadas a la caza del blesbok, mientras otras están ocupadas por este pariente cercano que representa el bontebok.

Estructura y comportamiento

Nos encontramos con animales eminentemente gregarios que soportan a la perfección la convivencia con otras especies, como pueden ser los springboks, los ñúes y las cebras. En su alimentación predomina el pasto aunque no desdeñan ramonear ocasionalmente.

El elenco de depredadores de este herbívoro abarca a los viejos machos de leopardo que bien pueden con individuos adultos, junto con otros animales de porte medio como caracales y chacales que ejercerán su presión sobre sus crías. Es curioso como en algunos cazaderos namibios donde existe una saludable población de guepardo, el blesbok puede llegar a desaparecer, ya que, para éstos, su caza es mucho más sencilla que cuando se enfrentan a los sprinbucks u otros animales más veloces y escurridizos. Su carácter, un tanto ingenuo y atolondrado, les suele jugar malas pasadas siempre que el depredador pueda ocultarse hasta la proximidad de su presa.

“El elenco de depredadores de este herbívoro abarca a los viejos machos de leopardo que bien pueden con individuos adultos, junto con otros animales de porte medio como caracales y chacales que ejercerán su presión sobre sus crías”

Una buena amiga alemana, que tiene una preciosa finca en Namibia de varios miles de hectáreas, tenía un ‘pequeño cercón’ de 9.000 ha en el que, en su día, decidió criar, entre otros animales, unas decenas de blesboks Me acuerdo de que la primera vez que conocí aquellos bellos paisajes era habitual poderlos ver jornada tras jornada. A los tres años volví a visitar a mi queridísima Ursi y mi sorpresa fue ver que no quedaba absolutamente ningún ejemplar.

Al hablar con ella y preguntarle sobre el tema, esperando una contestación referida a alguna enfermedad o, incluso, que su hubiera cansado de ellos decidiendo que su lugar fuera ocupado por otros animales, fue muy escueta y, con su gracejo alemán y con una media sonrisa me dijo: «Cheetah!». Ahí acabó mi curiosidad.

Su estructura social viene marcada por grupos de hembras con sus crías, machos territoriales y otros grupos de machos solteros, los cuales todavía no han podido acceder a los beneficios de ser un macho alfa. Todo esto tiene que ver con la estación del año en la que nos encontremos y a la presión cinegética que se ejerza sobre la especie.

Es curioso el comportamiento que sufre la especie sobre todos en los días donde el calor aprieta sobre sus grupas. Estos animales suelen permanecer agrupados, con la cabeza baja frente al sol y dando una serie de cabezazos injustificados que son un enigma para los estudiosos de este bóvido.

Durante la época de celo, los machos utilizan sus glándulas preorbitales para segregar una especie de mocos con los que impregnan el pasto con la intención de marcar sus territorios y advertir a otros congéneres masculinos que ‘aquellos dominios’ ya tienen dueño. Observaremos a los machos en posturas desafiantes utilizadas para intimidar a sus adversarios. Los podremos contemplar defecando con regularidad en pequeñas cantidades.

Una vez que el adversario ha decidido no sentirse intimidado por el macho de la zona, éstos se suelen situar enfrentados con una curiosa posición combativa en la que se colocan de rodillas sobre sus patas anteriores justo antes de embestir con sus cuernos a su oponente. De esta forma, ejercen toda la presión con sus cuartos traseros situando sus cabezas a ras del suelo hasta que uno de los contrincantes huya dando por concluida la contienda.

Una vez ganado el favor de las hembras, el macho alfa se aproximará a las damiselas oliendo con su hocico los genitales de éstas, mientras sus cuernos quedan paralelos a a su cuello y levanta su cola hasta dibujar una imaginaria línea recta formada por la cabeza, espalda y rabo.blesbok 4

La mayoría de las crías de blesbok nacen en los meses de noviembre y diciembre. La gestación del feto dura unos 240 días pesando el único ejemplar unos seis/siete kilos y con un color gamuza claro, casi crema. La naturaleza, sabia siempre, hace que estos pequeños puedan correr junto a sus madres, pasados unos treinta minutos desde su nacimiento.

Identificación morfológica

En el caso de nuestro protagonista, ambos sexos tienen cuernos y no es sencillo diferenciarlos en la lejanía (como se suelen ver en la mayoría de las ocasiones). Sí que se pueden seguir una serie de recomendaciones que pueden aumentar nuestro éxito a la hora de distinguirlos:

Anchura de los cuernos: los machos presentan cuernos más anchos que los de sus compañeras sobre todo si los observamos de lado.

Coloración de los cuernos: los machos maduros presentan una coloración amarilla en la parte baja de los ojos producida por las secreciones de sus glándulas preorbitales.

En ocasiones nos encontraremos machos con la cara y cuernos cubiertos de barro o pasto debido a su costumbre de marcar sus territorios.

Al ser animales muy territoriales (sobre todo en época de celo), observaremos a los viejos machos controlando a su rebaño en soledad ocupando posiciones más elevadas que le permitan destacar y vigilar al mismo tiempo.

Aunque los atributos masculinos del animal se marcan claramente en su piel blanca, no es sencillo visualizarlos cuando nos encontramos con ellos debido a la distancia y al frondoso pasto que a veces cubre las llanuras donde intentamos darlos caza.

blesbok 6Los machos con edades que sobrepasen los siete y ocho años, pueden ser considerados como trofeos maduros. Se pueden dar una serie de medidas orientativas en la fisionomía de la cabeza de un macho considerado como trofeo, son éstas:

Tamaño de la oreja: 15 centímetros (6 pulgadas).

Distancia entre los ojos: entre 12 y 13 centímetros (5 pulgadas).

Tamaño de la cabeza desde el hocico hasta la base de los cuernos: 26 centímetros (10 ½ pulgadas).

Tamaño de la parte rugosa de sus cuernos: unos 30 cm de media (12 pulgadas)

Trofeos con más de 40 cm de cuerno (16 pulgadas) pueden considerarse como machos representativos. Individuos que sobrepasen los 41 cm (17 pulgadas) serán buenos trofeos, mientras que animales con defensas de más de 45 cm (17 ½ pulgadas) son magníficos trofeos.

El actual récord del prestigioso libro Rowland Ward, se encuentra en posesión del cazador Thomas A. Hunt con unas increíbles 20 5/8 pulgadas. Por su parte, Safari Club Internacional establece una puntuación total de 56 3/8 pulgadas siendo el cuerno más largo de 20 5/8 pulgadas, estando el actual récord en poder del cazador Angus Murray.

Las variaciones de color, bien sean blancas o doradas, no son consideradas como diferentes subespecies y se engloban en el Rowland Ward como una única especie, mientras que el Safari Club Internacional reconoce al blesbok blanco como una raza y no como una subespecie.

El blesbok se comporta correctamente en los fogones gracias a su sabrosa carne. No obstante, es utilizada en la mayoría de las ocasiones para hacer biltong, ya que sufre mucho cuando el animal ha encajado un mal tiro produciendo mucho estrés.

Consejos prácticos y equipo necesario

El cazador debe ser conocedor de que nos encontramos ante distancias de tiro realmente largas para lo que suele destilarse en el cono sur. Es bastante común pasar la barrera de los 200 metros y llegar a los 300 con suma facilidad. Esto implica que los calibres magnum como pueden ser el 7 mm RM o el .300 en cualquiera de sus variantes, puedan sernos de gran ayuda en estas condiciones.

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Además de la distancia, sobre todo en las amplias llanuras del centro y norte de Sudáfrica, nos vamos a encontrar con un molesto viento que, a veces, llega a ser realmente incómodo debido a las rachas que pueden llegar a superar los 40 kilómetros a la hora.

Como siempre, conocer nuestro rifle será el primer paso para llegar al éxito en nuestra empresa. En el caso de que optemos por alquilarlo, no debemos molestarnos en perder alguna hora practicando en el campo de tiro en diferentes posiciones, ya que es bastante común tirar tumbado aprovechando la orografía del terreno para ganar estabilidad en el momento de tocar el gatillo.

Será de gran ayuda el uso de un visor de calidad con amplia variación de aumentos (al menos, 2,5–10×50), junto con buenos prismáticos, a ser posible con telémetro (como puede ser el caso del Leica Geovid 10×42, el Zeiss Victory RF 8×45 o el Swarovski Range 10×42 WB). La mayoría de los fallos y disparos que desembocan en animales heridos, son debidos a la dificultad que existe en determinar la distancia de nuestro objetivo y cómo se comporta el trinomio rifle, visor y munición ante esa distancia.

Nuestros acercamientos a los animales pueden venir precedidos por la necesidad de utilizar diversos movimientos ‘militares’ para no ser descubiertos por la manada, como pueden ser posiciones de avance en cuclillas, a gatas e incluso tumbados boca abajo utilizando los codos. Es por esto que no está de más utilizar una ropa resistente y un buen par de guantes que nos protejan de pinchazos inoportunos que nos aparten de nuestra concentración. Debemos tener en cuenta que, una vez descubiertos por la manada, ésta comenzará a mostrarse cada vez más inquieta si seguimos incidiendo en un posible acercamiento.

En la mayoría de las ocasiones, es mejor dejar que se tranquilicen e intentar burlar a sus ‘vigías pasadas unas horas.

Una vez que hemos localizado un grupo de animales en la lejanía, deberemos dibujarnos un plano mental del lugar donde se encuentran y nuestros posibles parapetos para evitar ser vistos. Tal es el caso de grandes piedras, matorral, siembras, pastizales, desniveles, etcétera… Todo esto será de gran ayuda para intentar llegar a tener distancia de disparo en el caso de que se estime oportuno por nuestro profesional.

 Aprovechemos la territorialidad de los machos en la época de celo (durante los meses que engloban la primavera). Como comenté con anterioridad, una de sus ‘marcas de identidad’ son los cagarruteros o montones de excrementos que utiliza el macho para marcar su territorio.

En ocasiones, perderemos al macho entre la manada. Lo más correcto sería volver a esa misma querencia pasadas unas horas, ya que nuestro trofeo volverá a mostrarse en solitario cuando desempeña las funciones de ‘control’ del grupo de hembras.

Una vez que hemos seleccionado un macho, pero el grupo de animales detecta nuestra presencia y comienza a ponerse intranquilo, nos será de ayuda conocer que el macho suele ocupar las posiciones más retrasadas del grupo una vez que éste comienza a andar o trotar. Al igual que ocurre con otros bóvidos, en casos extremos, suele resultar utilizar un silbido agudo para conseguir que el animal se pare durante unos segundos, lo suficiente para poder poner la cruz de nuestro visor en su triángulo vital.

Aunque jamás lo puse en práctica, sí que es verdad que escuché alguna vez a profesionales decir que, al ser el blesbok un animal muy curioso, llegaron a utilizar alguna prenda de vestir ubicada en algún lugar con visibilidad para distraer el tiempo necesario al grupo de animales.

Lo cierto es que esta afirmación puede tener una cierta lógica, ya que, si a esto le unimos el elemento ‘viento’, podría llegar a parecer un sencillo espantapájaros que podría llegar a llamar la atención de este antílope color chocolate.

 Contar los animales que se encuentran en una manada concreta nos será de gran ayuda para, una vez producido el disparo, cerciorarnos de que el animal seleccionado no sigue con el grupo.

En el caso del blesbok, al ser éste un antílope muy resistente, encaja muy bien disparos mortales de necesidad sin aparente desgaste.

Podemos perder de vista al grupo para volverlo a encontrar pasados unos minutos. Así, con ayuda de los binoculares, realizaremos un nuevo recuento que nos dará pistas sobre si el animal ha caído o sigue con el grupo.

Otro consejo que suelo dar siempre es que, una vez realizado el primer disparo y habiendo alcanzado al objetivo, si éste no cae al suelo, deberemos repetir de nuevo para evitar que nuestro trofeo se reponga del impacto.

Cada año se pierden innumerables animales heridos por no repetir disparo y dejarles ‘rehacerse’. Estas situaciones me generan una profunda frustración al saber del sufrimiento del animal que acabará con él de una forma poco digna y dolorosa.

blesbokUna breve apreciación

Me viene a la cabeza una anécdota que se produjo hace ya algún tiempo en las llanuras de Arlington (Sudáfrica). Nos encontrábamos recechando a un rebaño de blesbok donde destacaba un macho de buen trofeo.

Con ayuda de mi profesional y reptando como auténticos ofidios, logramos ponernos a unos docientos cincuenta metros de nuestro macho. Ubicado con una cierta comodidad, pude realizar un disparo, desde posición de tumbado, que impactó en el centro del antílope levantando una pequeña nube de polvo.

Al verlo, mi profesional, lejos de animarme a repetir un segundo tiro, se mostró muy tranquilo comentándome entre susurros que el animal se echaría en cuestión de minutos. Y es cierto que así lo hizo, pero, al acudir en su búsqueda, se levantó repentinamente y comenzó un trote largo que desembocó en la pérdida del mismo para siempre, aun impactándole un segundo tiro en movimiento en sus cuartos traseros. Esto deja constancia de la dureza de esta especie y de lo importante que se cerciorarnos de su abate, una vez sabemos que un animal está herido.

Así pues, una vez que conocemos un poquito mejor la especie, debemos tenerla siempre presente, dejando un pequeño hueco en nuestros recechos para destinarlos a este morador de las grandes planicies sudafricanas. Sin pretender ser una ‘estrella’, nos ofrecerá bonitos recuerdos de nuestra visita a aquellas bellas tierras del cono sur. CyS

Por Alfonso Mayoral

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