Caza Menor

Los enemigos de la codorniz. ¿Frenaremos su declive?

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Un año más comienza la temporada de media veda y, de nuevo, intentamos hacer previsiones sobre cómo será, tratando de encontrar las causas del descenso sostenido en las capturas de codornices, especie estrella de este periodo, a lo largo de los últimos años, sobre todo en las zonas más tradicionalmente codorniceras.

Son muchos los que se atreven a hacer previsiones y, sobre todo, a buscar las razones por las que cada vez son más escasas las codornices en las mesetas ibéricas. Sin embargo, por el contrario, no han sido muchos los que de verdad han estudiado esas razones desde una óptica técnica, analizando datos para obtener conclusiones reales. No es sencillo encontrar la abundancia de bibliografía que existe, por ejemplo, para la perdiz roja o el conejo de monte, por citar alguno.

En cualquier caso, los que trabajan o han trabajado en el estudio de la codorniz determinan algunos factores como los ‘enemigos’ fundamentales de la especie a la hora de encontrar razones con las que justificar las mermadas perchas de las últimas temporadas. Entre ellas destaca la agricultura, con mayúsculas, como la causa fundamental de este cambio, sin olvidar el propio clima como factor modelador puntual en cada temporada, aspectos ambos que intentaremos desgranar en este artículo.

356 - Caza chica (3)La codorniz es una especie migratoria, por lo que cuenta con una gran capacidad para moverse, lo que va a provocar cambios muy importantes en sus densidades en cada zona incluso en periodos cortos. Muchas veces hablamos en junio de que se oyen bastantes codornices (aspecto poco objetivo, por cierto) y, sin embargo, en las primeras semanas de agosto, justo antes de que se abra la temporada, no escuchamos el canto mañanero de ningún ejemplar. En apenas un mes podemos encontrar descensos de hasta el 80-90% de la población.

La agricultura quizás sea el factor más complejo de analizar y, a la vez, el más determinante, al menos en las estepas castellanas, lugares de mayores densidades codorniceras no hace mucho. Aspectos como la intensificación de las labores, los monocultivos de grandes extensiones asociados a importantes concentraciones parcelarias, el uso y abuso de herbicidas y plaguicidas de todo tipo y prácticas como las siegas del forraje en verde en primavera, o la cosecha del cereal a principios del verano provocan cambios bruscos y rápidos en el paisaje que obligan a las pequeñas galliformes a desplazarse en busca de mejores lugares donde criar a sus pollos.

La codorniz, como casi todas las especies de caza menor, necesita un hábitat diverso, con lugares de refugio y de alimento y la presencia de zonas frescas y húmedas donde se den las condiciones óptimas para poder construir sus nidos y sacar adelante a sus polladas.

Son especialmente sensibles en los periodos de reproducción, puesto que la puesta e incubación de los huevos, en una primera etapa, y la reducida capacidad de movimiento de los pollos jóvenes tras nacer, en una segunda, hace que cuente con una importante limitación en cuanto al desplazamiento, de modo que cualquier cambio brusco en el hábitat que ocupa será especialmente determinante para el éxito de la temporada de caza.

356 - Caza chica (2)Además de los inmensos monocultivos cerealistas asociados a concentraciones parcelarias que se han llevado por delante cientos de kilómetros de linderos y arroyuelos ideales para la codorniz, no debemos olvidar que determinadas labores agrícolas, como la mencionada siega en verde de forrajes, van a marcar enormemente esas densidades. En este último caso, podemos decir que se trata de un punto de especial importancia porque esos forrajes van a ser un lugar muy querencioso para las codornices al ofrecer alimento, refugio y humedad y frescor que tanto gustan a la codorniz, por lo que es probable que sean de elección para ubicar sus nidos. Si esos forrajes son segados y empacados durante el mes de mayo, a buen seguro van a provocar una importante mortalidad directa de ejemplares o la destrucción de sus nidos.

Otro aspecto importante es la cosecha de cereal cuando ésta se adelanta en exceso y, sobre todo, cuando la paja escasea o tiene un precio elevado y las cosechadoras ‘bajan el peine’ hasta casi rozar el suelo. En estos casos, aún los pollos serán excesivamente jóvenes para desplazarse a grandes distancias y, además, se eliminará el refugio, la sombra y el alimento en su zona de nacimiento, con todos los problemas asociados que eso conllevará.

Por otro lado, los avances tecnológicos hacen que cada vez contemos con maquinaria más eficiente, capaz de cosechar, empacar, seleccionar y recoger el grano con gran rapidez, de manera que en pocas horas pueden modificar el hábitat de cientos de hectáreas.

Tampoco podemos obviar que, año tras año, se vierten en nuestros campos cientos de miles de litros de herbicidas y plaguicidas que, por un lado, reducen enormemente la biodiversidad, tanto vegetal como de pequeños insectos, reduciendo el alimento disponible para la codorniz y, por otro lado, actuando directamente sobre huevos, pollos y adultos, por la toxicidad que acumulan cuando son vertidos.

Al final, cuando todo esto sucede, las codornices no tienen otra elección que marcharse en busca de nuevos territorios más favorables, siendo común en los últimos años encontrar interesantes densidades de codornices en zonas de media e, incluso, alta montaña, cosa poco habitual antaño, al menos en las fechas en las que sucede en el momento actual, antes de incluso abrirse la media veda.

En lo que a la agricultura se refiere, tampoco debemos pasar por alto que la modernización e implantación de regadíos en el norte de África está provocando un descenso en el número de ejemplares que llegan a la Península, puesto que muchos encuentran en estas zonas húmedas y cálidas un lugar ideal donde nidificar, evitando el esfuerzo que supone el paso del Estrecho.

Acciones de gestión

En todo caso, no podemos quedarnos de brazos cruzados ante este desalentador panorama, que también repercute de forma directa en especies como la perdiz roja, como sabemos. Son numerosas las acciones de gestión que podemos llevar a cabo en nuestros cotos, encaminadas a la mejora del hábitat para la codorniz; eso sí, siempre que seamos capaces de llegar a acuerdos con agricultores para respetar linderos y márgenes de tierras libres de herbicidas y plaguicidas, una altura mínima de siega del cereal de, al menos, 20 centímetros, dejar algunas tiras sin cosechar en parcelas estratégicas repartidas por el coto…

Además, es importante tratar de conservar arroyos y puntos de agua presentes en las mejores condiciones posibles y aprovecharnos de los regadíos que se han incrementado notablemente en muchos cotos, puesto que pueden ser importantes puntos de concentración de codornices, al menos en sus márgenes.

El clima

356 - Caza chica (4)En el caso del clima, la cuestión es diferente, puesto que no lo podemos manejar, aunque sí nos puede servir para tratar de predecir cómo puede ser la temporada. En ese sentido, diversos estudios apuntan a que es clave una primavera húmeda que ayude a que los huevos lleguen a término y las puestas y nacimientos no se retrasen en exceso, haciendo que los animales lleguen excesivamente jóvenes a la temporada hábil, de modo que, la sequía sufrida en los meses de abril y mayo, seguramente, no habrá ayudado en exceso este año. Por otra parte, también son numerosos los autores que apuntan que temperaturas suaves a finales de primavera y principios del verano ayudarán a que las codornices no se desplacen a zonas más elevadas en busca de ese ansiado frescor del que vienen huyendo de tierras africanas. En ese sentido, el mes de julio de temperaturas suaves e irregulares sí ha sido favorable para la codorniz. Sin embargo, también está estudiado el notable efecto negativo de las tormentas y granizos sobre las aves cinegéticas; las primeras, por ser causantes de mortalidad de pollos de huevos en periodo de incubación o nacimiento de animales deformes, débiles o inviables y, los segundos, por ser capaces de matar directamente a una pollada indefensa si no encuentra refugio a tiempo. Este año ha sido de intensas tormentas y granizadas, por lo que no cabe ser excesivamente positivos en este sentido.

Tampoco queremos pasar la oportunidad para mencionar, siquiera brevemente, el impacto negativo de la predación sobre la especie, destacando no sólo los predadores tradicionales, como zorros o córvidos, sino también dedicando una atención especial a otros oportunistas, como los gatos asilvestrados, por desgracia cada vez más abundantes en nuestros campos y especialmente dañinos con ésta y otras especies, de modo que en nuestros planes de gestión deben entrar en consideración inevitablemente.

En resumen, la codorniz, como otras especies de caza menor en España, aunque por motivos no exactamente idénticos, no pasa por el mejor momento y, a pesar de que es difícil realizar previsiones a medio y largo plazo y tenemos herramientas de gestión en nuestra mano que podrían paliar, en parte, esta situación, no podemos ser, al menos en lo que respecta a la presente temporada y de forma general, excesivamente optimistas. El tiempo dará o quitará razones.

 

Por Equipo Técnico de Ciencia y Caza (www.cienciaycaza.org)

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