Caza Mayor

De caza en ‘El Encinar de San Martín’, una montería… a lo grande

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Al frente, capitaneando las rehalas, va Antonio Nieto, de la  propiedad, boina en alto. Viene, reciente, de un extraordinario reto familiar por las cumbres asiáticas y se le ve fuerte, bravo, andando delante, el primero de la mano, dirigiendo a perreros y rehaleros de forma constante, conocedor como nadie todos los secretos, encames y querencias de sus pagos.

A la derecha, Luis Felipe, también buen conocedor de las querencias y de la colocación exacta de cada postura, va animando y jaleando como el que más. Trabajando todos a una para intentar cosechar el resultado que, tanto monteros como orgánica, como la finca, merecen por derecho propio. El resultado no es fruto de un día. Lo comprobamos en lo más espeso del monte –que no es mucho, dada la fuerte presión alimenticia de la gran densidad que acoge– y encontramos numerosas rascaderas, pencinararideras y encames, alguno de ellos espectaculares.

En la mano –para contarlo ‘a pie de rehala’– desplazamos a un equipo de Caza y Safaris/CazaWonke con el objetivo de entrar con los perros y vivir la montería desde dentro, mano a mano con el monte y con la densidad y variedad de caza que la finca alberga. Mejor acompañados imposible, con las rehalas de Gonzalo –y su inseparable Javi–, Óscar, Daniel y Armando. ¡Joder, qué bien cazan! Da gusto ir a su lado, sintiendo el monte, levantando cochinos una y otra vez.

El mayor reto a lo largo de la mañana fue lograr romper y mover, con el trabajo de las rehalas, una y otra vez, las grandes pelotas de venados y muflones que se fueron formando a lo largo de la jornada, como instintivo medio de protección de estas especies ante los cazadores. Incluso alguna collerita de corzos se llevaba por un rato a alguna recova detrás, animando con su aparición en escena, aún más si cabe, el gozo y deleite cinegético de los presentes. Los grandes trofeos, conscientes de la situación, intentaban mantenerse lo más  protegidos posible en el centro de las manadas, no dudando en embestir a ejemplares de menor rango para defender sus estratégicas posiciones y  mantener sus flancos cubiertos.

Sobre las cuatro de la tarde se recogían los monteros, felices y seguros de haber disfrutado de una de las mejores monterías del panorama cinegético actual, con una calidad, si cabe, aún superior a la del año pasado. Mientras disfrutaban de una comida de lujo, a la altura de la montería, y servida directamente desde Pescaderías Coruñesas, como es norma y tradición de la casa, el resto de personal fue conformando el plantel, acabando ya entrada la noche.

Calidad excepcional

Sorprendió la excepcional calidad de los venados y muflones. Los primeros, porque el trofeo que portaban las reses este año era igual o superior al de la temporada anterior. Los segundos, los muflones, porque escasean los grandes trofeos de esta especie y en el plantel final se presentaban nada más y nada menos que siete oros y un plata, según primeras medición en verde.

El plantel final fue espectacular –como se puede ver en la crónica adjunta– y se presentó a la luz de los faros del John Deere Gator XUV 855d que siempre ayuda en las monterías en las que está presente.

En la cara de retirada de los monteros, que en algún caso se prolongó hasta horas poco prudentes, de la propiedad y orgánica, se adivinaba una feliz sensación de orgullo y satisfacción por la montería vivida y que la consolida, sin duda alguna, como una de las mejores opciones monteras de este país.monterias4 7 8 9 11 12 15 10 13 14 15

 

 

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