Montería

Castillo de los Argallanes con la Peña de Monteros de la Serena

Despedimos la temporada cazando una mancha de tradición montera del término municipal de Higuera de la Serena (Badajoz).

 

Complicado día de caza el que tuvimos el pasado día 20 de enero, afectándonos de lleno uno de los temporales más fuertes de frío, agua y viento que barría la península de oeste a este desde el pasado viernes 18.

Llevábamos observando un número importante de jabalíes en la finca desde hace unos meses, pero el temporal que teníamos desde hace días en Extremadura, nos intranquilizó, pensando que los guarr@s que sabíamos estaban encamados en la finca pudieran haber cambiado de jarales. Bien es cierto que esta bonita mancha ofrece a la caza la posibilidad de defenderse de estas profundas borrascas, ya que con su extensa superficie de más de 600 ha, con un espeso monte y barrancos profundos, los animales pueden encontrar socuello, entre por donde entre el temporal.

Todos los comentarios de los monteros presentes durante las migas y sorteo se centraban en este tema: ¿estarán los marranos en la mancha?, ¿se habrán mudado a fincas linderas de mucha defensa como pueden ser “El Águila” o “Los Pollos”?

Los 65 puestos que cerramos la mancha salimos rápidamente de dudas. Después de una suelta puntual, comenzaron las ladras y los primeros disparos, incluso algunos antes de la misma. Todo hacía pensar que los guarros estaban donde tenían que estar.

Me encontraba en el puesto número 13 de la “Traviesa del Puente”, traviesa complicada, de camino forestal, y paralelo a la cuerda y arroyo que tenía a no más de 100 m. Sabía que sería complicado que los guarros optaran por cruzar el camino, más bien correrían en paralelo entre el arroyo y el camino buscando el cierre. Por debajo de mi puesto y hacia el arroyo tenía unas claras de monte, intuyendo que los guarros no iban a cruzar el camino para remontar la gran pendiente que tenía a mi espalda, y la única posibilidad de tiro me la ofrecían estas claras de monte.

Efectivamente,así fue, no hicieron más que remontar un poco los perros y perreros el arroyo, cuando una ladra acompañada del jaleo del perrero me fue clara. “Ahí va, ahí va el guarro pa tras”, gritaba el perrero de Mejías. En un periquete tenía el tropel a escasos metros y encaré al clarete de monte donde pensaba que iba a cruzarme el guarro. En ese momento vi las cerdas erizadas del lomo del jabalí, metí la cara, baje un poco la mano, y la bala del .300 WSM atravesó sin compasión el codillo de lo que, al final, fue una bonita y grande guarra. Este lance me hizo entrar en calor, el aire y la fina lluvia que caía me tenía un poco destemplao.

Los perros traspusieron rápidamente el testero de enfrente entrando en el barranco más profundo de la finca. ¡Aquí empezó la fiesta! En aquel barranco, ya lejano, para mi armada, las ladras y empujes de los perreros retumbaban sin cesar. “¡Otro éxito para la Peña estaba ya asegurado!”, pensé.

Comentando la montería con Nuria, nos sorprendió un marrano, que solo y de huida, se encontró de nuevo con el .300.

Los resultados finales fueron los esperados: 32 jabalíes y 1 venado. Destacar, un guarro posible medalla que cobró el amigo Jose en el 1 de “La Cuerda”, collao de éxito, ya que el 2 de la misma disfrutó de ocho lances acertando sólo uno de ellos. Ya sabemos que en estas manchas nuestras lo fácil es difícil.

¡Hasta el año que viene si Dios quiere! ¡Nos vemos en el monte!

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