España es un país que en lo cinegético se diferencia del resto de Europa y del mundo por algunas modalidades y especies únicas, como nuestra montés, que hacen que cada año cientos de cazadores foráneos se desplacen hasta nuestros cotos y reservas buscando disfrutar de esas prácticas y trofeos.
Estos cazadores dejan por el camino unos cuantos miles de euros muy necesarios en los momentos en los que nos encontramos, más si cabe cuando gran parte de ese dinero va directamente a parar al medio rural.
Sí, ese medio con el que algunos de nuestros dirigentes se llenan la boca y lo acompañan de las inevitables palabras «desarrollo sostenible», sin saber siquiera lo que eso significa de verdad y, muchas veces, sin conocer el propio medio rural y sus gentes, gentes que, por otra parte, son los principales artífices de la conservación de espacios de elevado valor ecológico y de muchas especies amenazadas.