Siempre he tenido la ilusión de ir tras el más grande de los cérvidos, no solamente por su tamaño, sino porque todos los que lo han cazado siempre han manifestado, sin excepción, la dificultad y el esfuerzo necesario para conseguir uno de estos difíciles trofeos.
Además, tenía la posibilidad de intentar cazar el oso negro en uno de los parajes más salvajes del mundo, Newfounland, en Canadá. Este territorio, perteneciente al estado de Nueva Escocia, es una gran isla situada al noreste de Norteamérica y bañada por el océano Atlántico.