En la prensa

Castellón abre la veda con un aumento del cupo de animales en todos los cotos de caza

 

Fuente: lasprovincias.es

Los cazadores de la provincia de Castellón abren hoy una nueva temporada marcada por el aumento de los cupos en la caza mayor debido a la superpoblación de jabalíes, corzos y cabras hispánicas que habitan, cada vez en mayor número, los montes castellonenses.

 

Así lo apuntaba el presidente de la Federación de Caza de la provincia, Joaquín Cerdá, quien señalaba que «aunque este año nos permiten cazar entre 3 y 4 animales más por cada coto todavía nos hemos quedado cortos».

Y es que, en las últimas décadas, el abandono de los usos tradicionales del monte, la despoblación de las zonas rurales o la ausencia de predadores naturales, así como el potencial reproductivo de estos animales han hecho que se dispare el número de jabalíes y cabras, con consecuencias como un aumento de los accidentes provocados por ejemplares de estas especies.

Cerdá, por ejemplo, explicaba que «sólo en el último año se ha producido 130 accidentes en carretera provocados por jabalíes que se han cruzado cuando pasaba un coche o que han chocado con él», una situación que, entre otras cosas, ha obligado a la Generalitat a autorizar batidas en los montes desde este mes de septiembre, un mes antes de abrirse la veda.

Aun así, el número de ejemplares no parece haber disminuido demasiado pues «también hay que tener en cuenta que, aunque consiste en eso, en el monte es bastante difícil cazar. Sobretodo en zonas como Castellón que es la segunda provincia más montañosa del país», afirmaba el presidente de la Federación provincial de Caza.

Más difícil lo tendrán, sin embargo, los aficionados a la caza menor, pues también en este sector las condiciones meteorológicas son un factor clave. «La sequía ha provocado una merma de especies como el conejo o la perdiz, además, en los primeros casos están expuestos a la mixomatosis, una enfermedad mortal y tendremos que ver si han sobrevivido muchos o no», manifestaba Cerdá, puntualizando que «la población de perdices es muy irregular y depende mucho del tiempo que haya hecho en cada pueblo».

Castellón, con 170 cotos de caza, se enfrenta, además, a la merma del número de aficionados a este deporte como consecuencia de la crisis económica. De hecho, aunque continúa siendo la provincia con un mayor número de cazadores federados, en el último año se han otorgado alrededor de mil licencias menos, pasando de las 18.000 de 2011 a las 17.000 de esta nueva temporada de caza que se prolongará hasta el próximo 10 de febrero.

Desde la Federación trataban de explicar el descenso remitiéndose, por un lado, a la avanzada edad de los cazadores y la falta de relevo, y a la propia crisis económica, por el otro. En este sentido, Cerdá lamentaba que «cada día hay menos interés de los jóvenes por dedicarse a la caza y a todo el trabajo que conlleva, como mantener a los perros, madrugar… prefieren dedicarse a otras tareas o salir con sus amigos». Del mismo modo, a la falta de relevo generacional se une el hecho de que «la crisis ha sido muy negativa. Tenemos que hacer frente a los seguros, la licencia, la cuota del coto, gasoil, mantenimiento de las armas… lo que conlleva gastos de entre 150 y 200 euros que mucha gente, que está en paro y tiene responsabilidades como el pago de la hipoteca, facturas u otros gastos, ya no puede permitirse», afirmó el representante de los cazadores castellonenses.

 

Más seguridad

Pese a todo, los 17.000 aficionados a la caza de Castellón llevan preparándose desde hace semanas para esta temporada, en la que también se han incrementado las medidas de seguridad. Al respecto, Cerdá hacía también un llamamiento a las senderistas y demás personas que circulan por el monte, pues «ya llevamos cuatro quejas en un día. Tienen que respetar las señales que anuncian el peligro por batidas, porque no hacen caso y encima nos echan la culpa a nosotros».

De este modo, desde la Federación insistían en que «son zonas acotadas en las que se dispara con balas y hay mucho peligro, nosotros nos levantamos muy temprano para señalizar todo el monte, pero no hacen caso. Van incluso con perros sueltos, con el peligro que supone si aparecen los perros de caza y lo peor es que incluso nos llegan a perder el respeto».

Además, «tienen que tener en cuenta que, durante estos meses deben llevar chalecos reflectantes, gorras vistosas o hablar muy fuerte para que notemos su presencia. Son medidas que se hacen por el bien de todos, para minimizar cualquier peligro y sólo pedimos un poco de respeto», concluyeron.

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