En la prensa

Quisquelo, la obra de arte de Antolín

Fuente: ElFarodeVigo.es – Blanca Paz, Silleda, 23/05/2012

Desde 2001 tiene la patente de la raza canina quisquelo palleiro, que él mismo creó tras años de investigación, y que está considerada como una de las tradicionales de Galicia. Ningún comprador de sus ejemplares puede criar sin su permiso y si lo hace, los cachorros pasan a ser de su propiedad.

«Criar un perro es como una obra de arte», explica señalando uno de los cuadros de Marisa Miguélez, su mujer. Viéndolo así, el de Antolín Conde se podría considerar un matrimonio de artistas, cada uno en su campo. El de él son los perros, su pasión desde niño. Asegura que lleva más de cincuenta años estudiando la raza canina, tarea a la que le dedica «cuatro horas diarias». Y tanto empeño ha dado su fruto: Es el creador de una raza de perros única en el mundo, el quisquelo palleiro, de la que tiene la patente desde 2001.

Cazador «desde antes de los doce años», comenzó en la década de los ochenta del siglo pasado a cruzar varios ejemplares hasta que consiguió el perfecto: Un perro que se caracteriza por su pequeño tamaño, cualidad que lo hace idóneo para seguir entre los matorrales el rastro del conejo. Tiene un cráneo ancho y una fuerte musculatura en comparación con su volumen. «Es un pero muy valiente, demasiado diría yo para el cuerpo que tiene», carácter que a muchos ejemplares le ha jugado malas pasadas: «Son muy buenos también para la caza del zorro y del jabalí, y varios han muerto intentando enfrentarse a él. Pero no le pueden, por tamaño». Recalca que son «unos perros muy inteligentes, y muy agresivos», que también son idóneos para la defensa de la casa. «A mí, como cazador que soy, no me gusta venderlos como perro de paseo», bromea.

Los hay de varios colores: Grisáceos, acastañados, blancos con manchas marrones, o «estilo lobo», como lo compara Antolín. Se trata de una especie parecida al vallhund sueco, una estirpe autóctona de aquel país. «No sabemos si los trajeron de allá o si fueron de aquí para fuera», apunta sin querer desvelar el secreto de la combinación que dio lugar a su quisquelo palleiro. Hizo las crías por monta natural. El padre original fue Cuqui, un perfecto ejemplar. Luego, la hija de este, Lobiña, fue durante años la madre. «Me hice con un macho y empecé a cruzar razas. Me llevó tiempo, porque me salían grises y no sabía por qué. Ahora lo sé, pero no digo nada», admite.

La procreación de esta raza no es fácil. Lo habitual es que de una camada salgan no mucho más de tres crías, y las femias tardan en quedar encintas. «Creo que psicológicamente actúan como un lobo, que sabe que la comida es reducida y no cría», explica.

Antolín vende los cachorros a unos 300 euros. Tiene clientes por toda Galicia, y también en Madrid. Para poder adquirir un ejemplar, el comprador está obligado a firmar un escrito conforme los derechos de autor son del criador, y comprometerse a no reproducir sin su permiso. Si lo hace, los cachorros son propiedad de Antolín. «Esto la gente no lo entiende, por eso no vendo muchos», admite.

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