En la prensa

Monfragüe en el punto de mira

Fuente: LaCrónicadeBadajoz.com – Aitor Fernández, 17/06/2012

A un visitante le puede resultar llamativo escuchar un disparo de rifle o escopeta mientras pasea por el Parque Nacional de Monfragüe. Son episodios aislados, pero no sorprendentes para quienes conocen bien este entorno. La caza, en general, está prohibida dentro del paraje. Sin embargo cada año se abaten más de 200 ejemplares de ciervos y jabalíes en su zona de máxima protección. No es furtivismo ni ninguna otra actividad ilegal o irregular. Esos tiros sí están amparados por la legislación y tienen un fin conservacionista.

Los grupos ecologistas están preocupados ante la posibilidad de que el Gobierno esté pensando en levantar el veto de la caza en los parques nacionales. La subasta de aprovechamiento cinegético de las fincas públicas Quintos de Mora (Toledo) y Lugar Nuevo y Contadero-Selladores (ambas en Jaén), pertenecientes al Organismo Autónomo de Parques Nacionales (del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente), ha despertado todo tipo de suspicacias entre organizaciones como Ecologistas en Acción. Aunque la decisión se ha justificado en la puntual necesidad de obtener ingresos extra ante los recortes presupuestarios de la administración, los conservacionistas no se fían. Temen que éste sea el primer paso para, en un futuro no muy lejano, ver todo suerte de monterías en parajes como Monfragüe.

La legislación que regula la gestión de los Parques Nacionales en España prohíbe la caza. No obstante, deja abierta la puerta a que se realicen determinadas acciones programadas para controlar la población de grandes herbívoros. Eso, según explica Angel Rodríguez, director de Monfragüe, es lo que se hace en el interior del emblemático paraje extremeño. Actualmente se estima que en él y en sus alrededores sobran unos 7.000 venados, unos ejemplares que amenazan la preservación del entorno y que son foco de transmisión de enfermedades como la tuberculosis.

Las capturas que se realizan en Monfragüe son diferentes en función de las fincas. En las privadas, estas acciones cinegéticas se llevan a cabo «con unas condiciones de selección que las diferencia de la modalidad habitual». Se permite la captura sin límite de jabalí y ciervo hembra, pero solo la de un número de machos determinados y de forma muy selectivo. «Esto reduce o incluso anula el valor comercial que tendría una montería normal», señala Rodríguez. En este sentido hay que tener en cuenta que, en el ámbito de la caza mayor, las piezas grandes son las más valoradas y valiosas, y éstas suelen ser los machos. Además, estas acciones cinegéticas no se pueden llevar a cabo en todas las explotaciones. El año pasado apenas se realizaron en el 20% de la superficie privada de Monfragüe, «allí donde solo se consideran necesarias biológicamente», dice el director del parque. A los propietarios se les exige una autorización previa y la jornada de caza está vigilada en todo momento por hasta cuatro guardas o agentes del Medio Natural del parque.

Recechos en suelo público
En los terrenos públicos de Monfragüe, por contra, sólo se realizan recechos selectivos; es decir, se capturan ejemplares previamente seleccionados con el objetivo de evitar un crecimiento excesivo de las poblaciones de cérvidos y jabalíes. Estas acciones las llevan a cabo directamente los agentes del Medio Natural y los animales capturados suelen destinarse a repoblar otras zonas del país donde estas especies están en recesión.

Según los datos facilitados por la Dirección de Monfragüe, el año pasado fueron abatidos 48 ciervos machos, 145 hembras y 85 jabalíes en las acciones cinegéticas controladas autorizadas en fincas privadas. A estos hay que añadir las 53 hembras de ciervo, un macho y un jabalí que se capturaron en terrenos públicos. «Lo que se pretende es reducir la población más o menos estable en el Parque en unos 200 ciervos anuales», argumenta Angel Rodríguez, que avala el control que se realiza sobre esta actividad.

«La Dirección General de Medio Ambiente solo autoriza la acciones donde considera necesario y bajo las condiciones que estima oportunas. A partir de ahí, lo demás es responsabilidad del propietario autorizado y no conocemos cómo invita a los participantes, ni si vende o no la acción o la carne. La ley de declaración del Parque Nacional no lo prohíbe expresamente, por lo que no conocemos nada de la recaudación monetaria, si es que se produce», ahonda. Mientras, el runrún continúa. «El rumor que hay es que la futura Ley de Parques Nacionales podría, bajo el paraguas del control poblacional, autorizar la caza con fines comerciales», advierten desde la asociación ecologista WWF, aunque el Ministerio sigue sin desvelar cuáles sus intenciones.

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