Especial corzos

Trofeos anómalos en los corzos

Los corzos poseen la cuerna más sencilla de todos los cérvidos, tan sólo el huemul patagónico tiene una cuerna similar en cuanto a estructura básica. Poseen, por regla general, seis puntas repartidas en dos cuernas de similar tamaño y con la base más o menos perlada.

A pesar de esa sencillez, el corzo es el ungulado que más variabilidad puede presentar dentro de ese patrón tan simple, es lo que se conoce como cabezas aberrantes o deformes, y su origen es debido a múltiples factores que podemos agrupar en dos tipos: temporales y permanentes.

Deformaciones temporales

Empezando por los primeros, encontramos aquellos corzos cuya cuerna se ha fracturado, una vez formada, como consecuencia de luchas por el territorio o por un accidente. Son episodios que duran una sola temporada, ya que no afectan a la base de la cuerna, formándose al año siguiente una cuerna nueva sin defecto. Puede romperse todo el cuerno o, normalmente, alguna punta.

Otra variedad de estas deformaciones o defectos temporales es la que produce la congelación de la cuerna en crecimiento. Unas condiciones muy frías y con poca iluminación pueden causar una vasoconstricción fuerte y la parada en el crecimiento de la cuerna de esa temporada. Suele ser habitual en países nórdicos, aunque menos en nuestro país.

Asimismo, durante la formación de la cuerna puede producirse una herida en ésta que se infecte, dando lugar a un engrosamiento por la gran acumulación de pus o bien que se tronche el cuerno y acabe su crecimiento de forma anómala durante esa temporada.

En cuanto a las causadas por enfermedades o agentes externos, encontramos las cuernas deformadas por fuertes parasitosis que dan lugar a cuernas en forma de cepa de vid o retorcidas. Aunque lo normal es que la cuerna vuelva a su estado normal en cuanto desaparezca la parasitoris, lo cierto es que en muchos casos las infestaciones se vuelven permanentes y los corzos crean cada año cuernas deformes.

Deformaciones permanentes por enfermedades

Respecto a las deformaciones de la cuerna permanentes, hay que agruparlas en dos tipos diferentes, y dentro de éstos en varias causas, son las deformaciones por enfermedades y las deformaciones accidentales. En ambos casos la deformación es permanente y no revierte al año siguiente.

Dentro de las causadas por enfermedades, encontramos las producidas por tumores en la cabeza que afectan al pivote. Al crecer el tumor y afectar a la base del pivote, esos engrosamientos pueden dar lugar a cuernas extrañas con engrosamientos en la base o incluso pérdida del cuerno.

Otro caso de deformaciones por enfermedad es la que se produce cuando los corzos sufren infecciones en la mandíbula inferior. Mientras dura está, y en muchos casos se vuelven crónicas, la cuerna puede verse afectada por extensión a la base de los pivotes. En muchos casos no se producen deformidades aparentes, pero encontramos animales con las cuernas poco desarrolladas.

‘Corzos con peluca’

El caso más paradigmático de deformidad producida por enfermedad, y sobre todo por accidente, es el de los ‘corzos con peluca’. Si un corzo pierde la funcionalidad de sus testículos por una enfermedad o por una lesión, el nivel de testosterona en sangre desciende y el animal no detiene el crecimiento de la cuerna cuando debe. Poco a poco, esa cuerna continúa con un crecimiento anormal y sin perder el terciopelo, dando paso a lo que se conoce como ‘corzo con peluca’. A veces es un simple engrosamiento de la cuerna, pero en otros casos se convierten en auténticos casquetes que llegan a cubrir hasta parte de los ojos. En su composición, el cuerno es poroso y sin peso ya que la acumulación final de calcio no se produce.

Deformaciones permanentes por accidentes

En cuanto a las deformidades permanentes producidas por accidentes suelen ser aquellas que afectan a los pivotes, bien por fractura de éstos o bien por modificación de los mismos, aunque en este segundo caso es muy posible que no tenga origen accidental.

Si el pivote se fractura, la cuerna saldrá año tras año deformada, bien caída por completo o bien con un ángulo extraño. Incluso si la fractura es total, tendremos un ‘monocuerna’ permanente.

Otras veces, como consecuencia de un accidente en su formación, se produce una bifurcación del pivote en su base dando lugar a corzos con tres cuernas, cada uno sobre su propio pivote o bien uno de ellos saliendo de la base de uno de los dos pivotes. Hay que diferenciar a estos verdaderos tres cuernas, que se repiten año tras año, de los corzos que desarrollan, un año determinado, una luchadera con forma de tercera cuerna, pero en este caso su inserción se produce sobre la base del cuerno y por encima del pivote, por lo que al año siguiente puede dar lugar a una cuerna normal.

Como último caso, encontramos los ‘corzos monocuerna’, cuyo origen puede ser la fusión de ambos pivotes, por lo que también será algo permanente, o bien como fusión de las cuernas de ese año aunque los pivotes estén separados.

Aunque hemos recogido en pocas líneas las principales causas de cuernas que se apartan del patrón, lo cierto es que hay muchos corzos que poseen más puntas de las habituales o que carecen de ellas. Una parte importante de estos defectos puede ser de origen genético, y así encontramos zonas en las que se dan con frecuencia corzos malformados que se repiten y año tras año se abaten animales con el mismo defecto, como no poseer la luchadera de un lado o tener una cuerna con una forma muy determinada.

‘Corzos asesinos’

Me gustaría terminar aclarando qué se entiende por ‘corzos asesinos’, ya que muchas veces se confunden corzos con pocas puntas con este tipo. Los ‘corzos asesinos’ son los que sus cuernas se limitan a dos puntas muy largas sin ningún tipo de punta o excrecencia que permita bloquearlos en su lucha con otros machos, dando lugar a heridas en sus contrincantes de cierta consideración. Aunque, no es frecuente ver una pelea de corzos que acabe en contacto éstas son muy habituales, y prueba de ello son las múltiples fracturas que podemos observar en los cráneos de los corzos de más edad. No tener una luchadera o una punta posterior que retenga el embate del corzo hace que las puntas lleguen hasta la cabeza del contrincante causando daños en algunos casos mortales. Por supuesto, un corzo de un año con dos puntas no es un ‘corzo asesino’, porque su nivel de agresividad no será el suficiente para entablar las luchas que puedan acabar en muerte de su contrincante.

Un artículo de Rafael Centenera Ulecia / Biólogo / Asociación del Corzo Español

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PIES DE FOTO

Foto nº 1.- Cuerna izquierda con dos luchaderas. Deformación temporal.

Foto nº 2.- Cuerna izquierda con agujero por infección. Deformación temporal.

Foto nº 3.- Rotura en la cuerna izquierda cuando ésta se estaba formando. Deformación temporal.

Foto nº 4.- Lesión en cuerna derecha cuando ésta se estaba formando. Al estar por encima de la roseta, esta deformación muy posiblemente sea temporal.

Fotos 5 a, 5 b y 5 c.- ‘Corzo con peluca’. Deformación permanente.

Foto 6.- Trofeo ‘multipuntas’ atípico. Casi seguro que sea una deformación permanente por tener el pivote dañado.

Foto 7.- Trofeo con tres cuernas. En la izquierda, por bifurcación del pivote, presenta dos rosetas y, por tanto, dos cuernas. El pivote se puede bifurcar por ruptura o por deformidad en la pata contraria a la de la cuerna, como es el caso, ya que este corzo tenía cortada la pata trasera derecha. La cuerna derecha es típica. Deformación permanente.

Foto 8.- ‘Corzo asesino’ con la cuerna aún con borra.

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