Motor

Skoda Yeti

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Para todos los públicos
Por Manuel Reyes

Dentro del reñido segmento de los SUV o todo camino compactos, el Skoda Yeti destaca por la variedad de versiones que pone a disposición del usuario, por su calidad de ejecución y un original a la par que discreto diseño.

No hay nada más que ver el listado de SUV compactos que ofrece el mercado español para comprobar que nadie quiere estar fuera de un segmento que está muy de moda y en constante crecimiento. Marcas ligadas tradicionalmente al sector del todo terreno aterrizaron en el segmento del todo camino, primero con modelos de tamaño grande o medio, para derivar últimamente en vehículos que se encuadran, por dimensiones, en el área de los compactos. El Skoda Yeti lleva en nuestro mercado dos años y medio, y en este tiempo se he hecho con los favores de una numerosa clientela. Tiene que batirse en un terreno tremendamente competitivo, frente a rivales como, el Nissan Qashqai, Mitsubishi ASX, Hyundai ix35 o KIA Sportage, por poner unos significativos ejemplos. Frente a ellos esgrime una gama más variada para dar respuesta a todo tipo de usuario. Empezando por un amplio abanico de motores, tres de gasolina y cuatro de gasóleo, tres niveles de equipamiento (Active, Ambition y Elegance), varios tipos de cambio –incluido el sofisticado DSG de doble embrague– y versiones con tracción delantera o 4×4.
A esto hay que añadir el atractivo adicional que supone, en estos tiempos donde la conciencia ecológica va ganando adeptos, ofrecer una versión ecológica, de talante ‘verde’, el Yeti GreenLine. Atributos, muchos de ellos,  que no poseen sus competidores. Por otro lado su compacto formato –se conforma con unos contenidos 4,22 m de longitud, la menor cifra de su categoría– le permite desenvolverse con sorprendente agilidad en el tráfico urbano a la vez que facilita el aparcamiento.

Original y versátil
El diseño de Skoda Yeti hermana dos adjetivos en principio antagonistas: original y discreto. De aspecto robusto, su frontal rezuma originalidad gracias a unas ópticas supletorias redondas que invaden ligeramente los proyectores principales. Pero lo que le personaliza fuertemente respecto a otros SUV compactos es su parte trasera, con un portón totalmente vertical, además de una línea de cintura alta. A pesar de mostrar un aspecto «cúbico», que como consecuencia lógica propicia un óptimo aprovechamiento del espacio interior, no resulta pesado gracias a los recursos estilísticos utilizados, como el techo flotante. Dicho techo enmascara los montantes C y D para propiciar esa sensación de continuidad entre la superficie acristalada de las ventanillas y la luneta trasera. Como resultado un conjunto equilibrado, compacto y discreto.
Estas formas cúbicas favorecen una buena habitabilidad. El maletero ofrece unos aprovechables 405 litros, en línea con la competencia; pero se desmarca por completo en volumen total de carga: 1.760 litros. Cifra que posibilita el hecho de que los asientos traseros puedan extraerse. A este respecto, el Yeti comparte un concepto de modularidad similar al de los monovolúmenes que le sitúan en una privilegiada posición con respecto a sus rivales. El secreto de esos 1.760 litros de espacio para carga −todo un hito en solo 4,22 m de longitud– radica en el sistema VarioFlex, heredado de su hermano, el Roomster. Los tres asientos traseros se pueden abatir o retirar de forma individual, y los laterales se pueden desplazar hacia delante o hacia atrás, e incluso hacia el interior si se desmonta el asiento central.

Mucha variedad
Calidad es lo que se percibe en el interior. Se nota la mano del Grupo Volkswagen hasta en los más pequeños detalles como, por ejemplo, en los anclajes de los parasoles, con su fiador metálico. Una vez en marcha, el Yeti transmite de inmediato un agradable tacto de conducción, como si de un turismo se tratara. Permite un rodar alegre en zonas sinuosas, sin excesivos balanceos. Fuera del asfalto, las versiones 4×4 muestran sus armas de SUV. Para empezar, los 18 cm de altura libre al suelo –también las 4×2–, siguiendo con la eficaz respuesta del acoplamiento Haldex. En condiciones normales, el Haldex no entra en funcionamiento –el vehículo funciona con tracción delantera– hasta que el tren delantero no pierde adherencia. Cuando esto ocurre empieza a transferir par de forma automática y progresivamente al tren trasero. Pulsando el botón off-road se activa una función para circular por terrenos muy deslizantes que modifica la respuesta del ABS, del control de tracción y dulcifica la respuesta del acelerador. Además, los modelos 4×4 incluyen, el asistente de arranque en pendiente y el control de descensos.
Hay un Yeti para cada cliente, para cada necesidad, para cada economía… La horquilla de precios se mueve entre 19.200 euros (1.2 TSI Active) y 31.700 euros (2.0 TDI 140 CV 4×4 DSG Elegance). En total hay más de 20 versiones disponibles, fruto de combinar siete motores, tres niveles de equipamiento, dos tipos de cambio (manual y automático DSG de doble embrague) y dos tipos de tracción (delantera y 4×4). En gasolina se ofrecen tres motores: 1.2 TSI (105 CV), 1.4 TSI (122 CV) y 1.8 TSI (160 CV). La oferta diésel ofrece tres variantes del propulsor 2.0 TDI: 110 CV, 140 CV y 170 CV. Respecto al modelo GreenLine, monta una mecánica diésel 1.6 TDI (105 CV) que consume en ciclo combinado 4,6 l/100 km. Su precio es 23.440 euros.

SKODA YETI 2.0 TDI (140 CV) 4X4 DSG ELEGANCE
MOTROR: 4 cilindros en línea
CILINDRADA: 1.968 cc
ALIMENTACIÓN: diésel common rail y turbocompresor
POTENCIA MÁXIMA: 140 CV
PAR MÁXIMO: 320 Nm
TRANSMISIÓN: tracción integral a tiempo parcial. Cambio DSG de 6 marchas
VELOCIDAD MÁXIMA: 187 km/h
ACELERACIÓN de 0 a 100 km/h: 10,2 s
CONSUMO MIXTO: 6,5 l/100 km
DIMENSIONES EXTEIORES: 4,22×1,79×1,69 m
VOLUMEN DEL MALETERO: 405 l
PRECIO: 31.700 euros

 

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