Amar la vida, pero desear la muerte y alegrarse de la muerte de un ser humano. Odiar la caza y a los cazadores, pero llenarse bien la panza de carne de supermercado o marisco. Equiparar un ser humano con el resto de animales irracionales, pero cuando enferman no van a que les cure un mono. Predicar que son pacíficos mientras odian al resto de humanos que no piensan como ellos insultando y boicoteando actos legales. Dar pena y hacer teatro mientras manipulan, difaman y llenan sus bolsillos a cuenta de sus seguidores sectarios.
No quieren que maten cotorras en las ciudades, pero sí exterminar el arruí, carpas, cangrejos y truchas. Amar a los animales mientras llamas «bastardos» a las fuerzas del Estado. Difamar y mentir sobre el abandono de perros mientras son ellos quienes los roban, retiran los chips y los venden por sustanciosas sumas de dinero.
Y esto, junto con alguna cosa más que se me olvida, es ser animalista, la nueva moda.
Una cosa más: todos los que estáis en contra del maltrato animal extremista, que sepáis que los medicamentos que tomáis han sido tratados en animales, así que no los toméis, no contribuyáis a ese maltrato: cuando enferméis os tomáis un vaso de agua con unas hojas de menta y ¡a correr…!, ¡hipócritas!
Por Juan Lobón
