Escopeta negra

¡No se suelta, no se montea!

antonio-mata-foto-portadaPodríamos hablar, igual hasta deberíamos, en este inicio de temporada, del más que famoso ‘sexo de los ángeles’, de esa ilusión que nos corroe cada mediados de octubre cuando se levanta la veda… De esos sueños que tantas y tantas veces tuvimos despiertos y que la mayor parte de las veces fueron sólo eso, sueños, que nos despertaron con una bofetada de cruda realidad. Podríamos hablar, y quizá debiéramos, de los eternos problemas de la menor –¡a que este año, tampoco!–, llorar, como lloraremos, seguro, por las patirrojas, maldecir si hay muchos conejos (porque habrá que rascarse el bolsillo) o si, por el contrario, que pasará en muchas zonas, no vemos pelo ni de lejos.

Podríamos hablar de muchas cosas que, no por repetidas hasta la saciedad año tras año, dejan de ser rabiosa actualidad, por la sencilla razón de que, temporada tras temporada, siguen sin solución.

Pero… en este octubre de río revuelto, en el que no se sabe a quien arrendar las ganancias, justo en el momento de desempolvar las armas y dar brillo a los archiperres… hay que hablar, lo exige la lógica y la razón, de un grito de unidad que, apenas hace unos días antes del cierre de esta edición, resonó en ‘la jungla de asfalto’, en las calles de Madrid: «¡No se suelta, no se montea!».

Llegaron de todas partes, con la ilusión reflejada en sus rostros y ganas de hacerse notar. Cohetes, petardos, pitos… y muchas cornetas y más caracolas. Se palpaba en el ambiente la ilusión y el deseo de decir las cosas a la cara, de demostrar que se tiene la razón y que, a poco que nos unamos, como allí se demostró, tenemos todas las de ganar. Por eso, ese río verde y naranja, desbordó las riberas, en este caso las aceras, para desembocar en la puerta de un ministerio, que de caza sabe poco, y cantarle las cuarenta… y bien cantadas con guitarra incluida.

No estaban todos los que debieran, porque, no nos cansamos de decirlo, el problema es de todos. Se echó de menos a monteros, muchos, aunque parezca mentira. También a otros sectores que rascan su peculio de la rehala, y no es cuestión de señalar con el dedo. Pero la voz unida de la Mesa en Defensa de la Rehala y la Montería Española no llegó –y no fue precisamente por falta de palabras y trabajo para hacerla llegar a todo el mundo, que se ha realizado y se realiza una labor encomiable en ese sentido– a muchos oídos sordos empeñados en que esto no va con ellos. ¡Cuán equivocos están esos que no quieren oír! Si hemos padecido, padecemos y padeceremos el agravio comparativo, la palabra hiriente de los que no nos comprenden y el expolio constante de nuestros regidores, no es sino porque nos place, nos encanta, ir tres por cuatro calles y el divide y vencerás es el pan de cada día en nuestro sector. Por eso resonaba muy hermosa una palabra por las calles de Madrid: «¡Unidad!».Y a fe que en la manifestación del 13-S, la hubo y a borbotones. Igual que la habrá, a espuertas, en la de Sevilla el día 27 de septiembre. Por una sencilla razón… ¡porque ya está bien!

Desde esta humilde publicación –que no ha hecho otra cosa que cumplir con su deber, informando y apoyando a los que considera que son los suyos, y a la caza sin fisuras– queremos agradecer el esfuerzo que ha realizado la Mesa en Defensa de la Rehala y la Montería Española en favor de la unión del sector (que casi lo consigue en su totalidad, ya que ha agrupado a 28 asociaciones, clubes, sociedades y federaciones). Como es imposible en estas cuatro líneas reflejar los nombres de todos sus componentes, queremos personificar dicho agradecimiento en tres personas –en las que reflejamos el nombre todos y cada uno de los que han participado– que son con las que más contacto hemos mantenido y que se han desvivido por ayudarnos e informarnos para que el mensaje llegue hasta ustedes. Nuestro agradecimiento a Luis Fernando Villanueva, Alfonso Aguado y Felipe Vegue (e insistimos que, en su nombre, a todos y cada uno de los componentes de la Mesa) por el trabajo y el esfuerzo realizado en pro de esta causa, que consideramos totalmente justa.

¿Y, ahora, qué…? Lo que ya consideramos el espíritu del 13-S no se puede ni se debe perder. La ilusión y empeño que se vivió en la manifestación debe de ser un acicate para conseguir estas metas propuestas y otras muchas que, casi desde tiempos inmemoriales, reivindica nuestro sector. ¡Hay que seguir adelante! Hay que mantener vivo el empuje demostrado, tendiendo manos, por supuesto, manejando las situaciones, por descontado… pero sin dar un paso atrás y cumpliendo a rajatabla con las expectativas y las ilusiones generadas. Y si hay que romper una lanza en favor de dejar la caza en el monte, ¡pues habrá que hacerlo sin dudarlo! Como hemos dicho desde aquí tantas y tantas veces… ¡y, ahora, que cacen ellos, a ver qué saben hacer!

Hablábamos, al principio de estas líneas, de las ilusiones y sueños que genera el comienzo de una nueva temporada. Quizá, ésta sea ésa, la primera en que no se nos quiten los sueños a bofetadas. La cara de ilusión de los rehaleros, de los cazadores, por las calles de Madrid, bien lo merece…

 

Por A. Mata.

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