Desde el pulpitillo

Bueno…¡Es una forma de empezar!

 

Bueno…!, no está mal que por fin una Federación Regional de caza, se haga eco de la realidad y empiece a llamar a las cosas por su nombre, sin aplicar el buenismo político en busca de la subvención.

La Federación de Caza de Castilla y León, se ha atrevido a sacar los pies del tiesto, pegar dos manporros en la puerta de los culpables del envenenamiento de nuestros campos, y exigir que la administración intervenga contra el uso de tantísimos venenos que asolan la vida en zonas de monte y cultivo.

Desde esta tribuna, vengo denunciando desde hace tiempo este problema, y me congratula que por fin un presidente de una Federación Regional promulgue de facto el :¡Ya está bien coño!.

Me habría hecho mas ilusión que hubiera sido el presidente de la andaluza -por ser la mía-, pero me alegra que, por fin, un mandatario del colectivo que nos representa a casi todos los cazadores españoles, deje de cogérsela con papel de fumar y llame a las cosas por su nombre.

Ahora no debemos dejar que la cosa quede como la pregunta parlamentaria, como una anécdota de la que deje de hablarse a las dos semanas y ya… ¡jamás se supo!.
Los cazadores somos el colectivo más silente de todos los deportistas de nuestro país.
Curiosamente somos también el colectivo que mayor número de licencias federativas tiene en España.

¡Anda, yo no lo sabía!

Pues si señor, ningún otro deporte en España reúne a tantos practicantes federados como la caza.

Sin embargo siendo tantos, hacemos muy poco ruido, y nuestros enemigos, a sabiendas de nuestro proceder cívico, no paran de lanzar invectivas contra nosotros, porque hacemos como con la lluvia, dejamos que llegue hasta el pellejo, porque después escurre.
Don Santiago Iturmendi, ha lanzado la piedra. Ahora, que nadie esconda la mano. Que el resto de Federaciones Regionales se sumen y apoyen sus declaraciones y que entre todos muevan a la Federación Española a presentar la correspondiente denuncia ante quien corresponda.

Debemos denunciar el mal uso y el abuso que se hace en España de los productos químicos agrícolas. Y denunciarlo no es decirlo aquí o allá.

Del mismo modo que nos hemos gastado un pastizal en una vacuna para los conejos a la que no acaba de vérsele el fruto, podemos gastarnos una pasta en recoger muestras ante notario de las aguas de riego contaminadas, filmar el uso de pesticidas con atomizadores, fotografiar las garrafas vacías de productos tóxicos junto a las balsas de riego, y con la documentación debajo del brazo presentarnos en el juzgado.

Y aunque nos cueste pagar las tasas al denunciarlo, conseguir que la fiscalía implique a la mejor policía científica del entorno medio ambiental, del mundo, que es el SEPRONA. Y para eso la tenemos en España, no para andar jodiendo los horarios de las monterías pidiendo los papeles a los perreros, que también hace falta, pero menos.

Yo, cada vez que voy a comprar una caja de cartuchos con la que puedo matar seis u ocho zorzales, me toman nota de la cantidad adquirida, de mi nombre y apellidos y de mi carnet de identidad. Datos que ponen a disposición de la intervención de armas de la Guardia Civil.
¿Por qué cuando un agricultor compra mil litros de veneno, con el que puede matar un millón de animales entre aves y mamíferos, no le piden sus datos y luego los envían a Medio Ambiente y al SEPRONA?

Con los datos del propietario de una finca, se le pueden asignar un volumen determinado de productos con sus composiciones genéricas. Técnicos tiene la administración que podrían utilizar tiempo en esto, aunque tuvieran que quitarle un poquito al “Marca”, al washap, y a facebook, amen de la hora y media de desayuno. De esta forma se podría controlar el uso abusivo de la mayoría de los productos que matan el campo.

Si a cada agricultor se le asignara el máximo de producto químico y las composiciones de los mismos que puede adquirir para sus cultivos, se eliminaría, de entrada, el uso abusivo de los mismos y de paso Hacienda a lo mejor se llevaba una sorpresa con la declaración de cultivos insospechados.

En mi tierra, los usos agrícolas son mayoría. Sin embargo hay unos productos químicos que se consideran “necesarios” y otros “de lujo”. ¡Vale!. Pues a los necesarios se les controla en función de las hectáreas y tipo de cultivo declarado, ¡y ni un gramo de más!. Y a los “de lujo” se les incrementa el precio en un 500% con una contribución obligatoria a la hacienda pública de un 400% de su importe.

¿No se hace con el tabaco?. Ojo!, yo no fumo ni defiendo a las tabaqueras.
En los paquetes de tabaco ponen fotos de caras desfiguradas por el cáncer.
¿Porqué no ponen en las garrafas de productos fitosanitarios fotos de los animales muertos por su consumo?

El agua que recibimos en nuestras casas, procede de los pantanos, que reciben el aporte de los ríos y estos de las escorrentías. ¿Imaginamos siquiera la cantidad de veneno que aportan esas escorrentías, procedentes de zonas de cultivo, a los grifos de nuestras casas?. Cada vez tenemos más enfermedades raras, cada vez sufrimos mayores problemas en la piel, picores, urticarias, erupciones, eczemas y todavía le echamos la culpa al sol.

Pensamos que con consumir agua mineral de manantiales naturales, eliminamos el problema. ¿Y la cerveza, los refrescos, el café que nos tomamos en la esquina, y los zumos que se llevan al cole nuestros hijos?, ¿ Están elaborados con agua mineral natural procedente de las cumbres más vírgenes? ¡Pues va a ser que no!

Lo que pasa es que nosotros cuando tenemos esos dolores de barriga, los vómitos y las diarreas (que ninguno recordamos que sufrieran nuestros más inmediatos antepasados hace cuarenta años). Vamos al médico , nos dice que es un virus, y nos manda algo que alivie el problema aunque no pueda controlar el porcentaje de veneno que nuestro hígado lleva filtrado. Las perdices, las liebres, los conejos, las palomas, los zorros y todo el largo etc. de animales que pueblan nuestros campos no tienen ambulatorio. Tampoco tienen médico que les recete y el “virus” se los lleva por delante, sin que su foto aparezca en las garrafas de productos químicos. Ni el porcentaje de bajas impresione lo más mínimo en la administración.

De la Federación y de sus distintos gabinetes de prensa deben salir estas noticias hacia los medios y agencias de prensa generalista. Al País, al Mundo, a ABC, a la Razón, a la Gaceta a todos hay que enviar estas informaciones y que lleguen al público en general, que la gente se entere de los problemas que la agricultura sin cultivo y plagada de productos químicos sin control origina.

Tenemos dos programas de radio señeros en nuestro país que hablan de caza ¡a las seis de la mañana los domingos!. Pues tendremos que acudir a otros programas que se emitan en una franja horaria con una audiencia que permita llegar a un mayor sector de público, y contar la verdad.

¡Nos están envenenando a todos!. Nosotros tenemos más medios para prolongar la agonía, pero solo eso, prolongarla. No evitarla. Por lo menos, si no nos arremangamos de una vez y empezamos a conseguir que se nos oiga, se nos lea y se nos escuche en todos los ambientes de nuestra sociedad. Solo así podremos sensibilizar a una opinión pública que ve morirse su entorno, y pone flores de plástico, porque de las otras también se están perdiendo.

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