Desde el pulpitillo

Por ir terminando con el tema del safari del Rey…

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Me parece dramático que un señor que se ha pasado la vida trabajando por conseguir una España mejor que la que él conoció en su juventud, que nos libró de las consecuencias que podría haber tenido el golpe de estado del 23-F (otra dictadura militar), que ha sido el mejor diplomático y el mejor embajador de España desde Adán y Eva, que ha peleado en todos los frentes por conseguir lo mejor para España, tenga que explicar a nadie lo que hace en su vida privada y personal.  

Si se va de safari, como si se va a capar ranas. Con saberlo la parte del Gobierno que debe saberlo, es suficiente. El Rey también debe disfrutar de sus días de “asuntos propios.” Creo que todos necesitamos “desconectar”, y a nuestro Rey también debe hacerle falta, teniendo en cuenta los bueyes con los que le toca arar. El asunto es liarla porque Su Majestad se ha ido de caza, y debemos suponer que en la situación de crisis que vive el país esto podría ser un derroche. Los coches oficiales de algunos ex altos cargos del Gobierno, las secretarias particulares, las oficinas pagadas con dinero público y los consejeros que no saben ni de que va la cosa, no son un derroche, no. El derroche es que nuestro Rey se vaya de caza invitado por un amigo.

Algunos de los que le piden explicaciones desde la más terrible de las ignorancias deberían saber algunas de las cosas que desde aquí les apunto. En Bostsuana (antigua Bostwana) hay una población de elefantes de 150.000 ejemplares. El país es una de las pocas democracias reales de África y uno de los mejor administrados. Si bien las poblaciones rurales compuestas por tribus no tienen la facilidad ni las comodidades que aquí tenemos “los de pueblo”, los pobres no han tenido un Ejecutivo socialista que les haga un aeropuerto a la puerta de su casa, -aunque no tengan aviones-  ni les han puesto trenes AVE para el uso de seis viajeros. Eso sí, sin derrochar ¿eh?

La mayoría de las tribus sobreviven gracias a la agricultura y muchas de ellas sólo comen carne cuando hay un safari. El gobierno, que ha sabido gestionar sus recursos naturales, concede al cabo del año una serie de permisos de caza para abatir los elefantes que por sus características reúnen las condiciones necesarias. Una de estas características es que sean machos, que tengan una edad lo suficientemente avanzada como para pensar que su capacidad reproductiva tocó a su fin, y que en su rebaño estén impidiendo “padrear” a machos más jóvenes con más capacidad reproductiva  pero con pocos argumentos combativos. Al eliminar los ejemplares más viejos se renueva la sangre de la manada, se abren las puertas a la procreación a machos más vigorosos, en mejor estado de salud, y se evitan problemas de consanguineidad y enfermedades.

Responsables de la Administración del país controlan la caza de cada animal y antes de abatir un elefante el experto del Gobierno, viendo al ejemplar en su medio, tiene que dar la autorización para cazarlo. El elefante que abatió el Rey era un ejemplar con cincuenta años y unas enormes defensas.

Los titulares de las áreas de caza están en contacto con las tribus locales y les invitan a acudir siempre que se realiza un safari para regalarles la carne del animal. Con los resultados de la cacería se da de comer a mucha gente, que si no fuera por los safaris posiblemente comerían carne muy pocas veces al año. Si la caza se dejara en manos de las tribus, por lógica y por medios, intentarían matar a las hembras y los ejemplares mas jóvenes, por ser los más fáciles de abatir y porque a ellos el trofeo les trae al fresco y lo que buscan es la carne. Si la caza no se gestionara adecuadamente desde organismos estatales, entonces los grandes machos desaparecerían, abatidos por los furtivos para comerciar con el marfil, y entre unos y otros acabarían con la especie, que es lo que ha llevado a los elefantes de otras zonas de África a casi la desaparición. Con la gestión adecuada de la caza, se pueden soportar los gastos de una guardería que impida las masacres masivas de los animales para quitarles los colmillos, y dejar abandonados los despojos. Bostsuana, repito, es uno de los países mejor administrados de África, tiene un Gobierno democrático y saben gestionar sus recursos. Lo mismo los diamantes que la caza. Y la caza, por mucho que les fastidie a más de cuatro, es un recurso para muchas partes del planeta.

Los que vociferaban preguntando cuanto había costado el viaje del Rey, son los que han visto con muy buenos ojos que una serie de mangantes españoles, consejeros, delegados, esposas de consejeros, amigas de delegados, se fueran a dar conferencias a Cuba a costa del erario público. Lo mismo daba que fueran a hablar de la Alianza de Civilizaciones que de la masturbación del cangrejo rojo de las marismas. El caso es que con dinero de todos los españoles se organizaban un viaje al Caribe a costa de nuestro bolsillo y de paso le lamían las posaderas al tirano en nombre propio y ajeno.  Los que tanto y tan alto chillan veían con total naturalidad que su líder Alfonso Guerra cogiera un avión del Ejército para venir a ver los toros desde Sevilla a Madrid gratis total. Eso debe ser muy normal y muy democrático, incluso creo que debe ser especialmente socialista, porque ninguno de los suyos puso el grito en el cielo.  De todas maneras insisto, yo con mi dinero voy donde quiero, sin tener que dar explicaciones a nadie. Y eso es, en parte, gracias también a la labor de un Rey que quiso que España pasara de ser una dictadura a una monarquía parlamentaria y apostó su vida por ello. Y volviendo con los protectores de elefantes, se ve que ellos no tienen el chalecito en una zona donde pasen manadas de paquidermos. Estos “angelotes” que -para desengañar a algunos- no son de peluche, tienen un peso de entre 5.000 y 7.000 kilitos de nada. Cada pata es como una mesa camilla y donde la dejan caer desaparece algo más que donde pisaba el caballo de Atila. Por otro lado los preciosos “Dumbos”, con sus enormes orejitas, tienen el vicio de comer todos los días, ¡ea! así son ellos. Pero el caso es que necesitan de media para sobrevivir unos 140 kilos diarios de tallos tiernos, hojas y verde en general. Quiere decir esto que sólo la población estable de elefantes de Bostsuana necesita para sobrevivir, 21 millones de kilos de árboles y arbustos verdes a diario, y si no lo tienen lo buscan, arrasando sembrados, cultivos y todo los que los agricultores necesitan para comer.

Por eso la caza es necesaria y por eso la gente que tiene la cabeza encima de los hombros utiliza la caza para controlar las poblaciones y de paso ingresar unos miles de dólares en divisas que les vienen muy bien, para gestionar los espacios donde estos tiernos animalitos tienen que comer y compartir comida con el resto de especies. ¿O conservamos sólo a los elefantes? No parece una conducta muy coherente dedicarse a defender a los pobres elefantitos de los malvados cazadores, y luego rasgarse las vestiduras porque los pobres negritos de las huchas del Domund no tienen para comer. ¿Será esto consecuencia de la asignatura de Educación para la Ciudadanía?.  Algunos deberían haber estudiado más matemáticas, más geografía, más ciencias  de la naturaleza y dedicar menos horas a dormir en el Congreso, por lo menos para opinar con conocimiento. A pesar de todo, ¡Viva España! y ¡Viva El Rey!

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