En la senda de Diana

Itziar García, ‘En la Senda de Diana’ de julio

senda diana julio

Nuestra protagonista del mes de  julio es la pequeña Edurne Martínez García, hija de una gran amiga y cazadora con la que tuve la suerte de participar en la I Montería Femenina de Galicia: Itziar García Rodríguez y es ella quien nos cuenta su camino en la Senda de Diana.

Nacida en Asturias, en una pequeña aldea del concejo de Cangas del Narcea, llamada Trasmonte de Arriba en el año 1977. Empezó trabajando, como muchas otras jóvenes, de camarera en distintas secciones de supermercados… Estudió por libre auxiliar de farmacia y auxiliar de enfermería, su último trabajo y su verdadera vocación.

«Tengo pocas aficiones, la lectura es una de ellas, pero lo que realmente me gusta es el monte, cazando, paseando o escuchando su silencio…

En mi casa siempre hubo perros de caza, de pelo, de pluma, armas…. Mi bisabuelo le transmitió su afición por la caza a mi padre, y en mi casa los cuatro hermanos vivimos rodeados del ambiente de los cazadores y su afición por la naturaleza….

Aun siendo la mayor de los cuatro y seguida de otra chica, mis hermanos varones fueron los que acompañaron a mi padre al monte desde siempre. Empezamos a acompañarlo toda la familia a sueltas de perdices en León, con otros cazadores y sus acompañantes, en un ambiente maravilloso, compartiendo el monte y, como en la antigüedad, trasmitiendo las enseñanzas a las nuevas generaciones: colocarnos detrás de las armas, observando los perros, con momentos para risas y probar puntería los nuevos cazadores.

Cuando realmente descubrí lo que era la caza fue con casi treinta años, acompañando a mis hermanos; cuando ellos no podían ir por trabajo, yo acompañaba a su cuadrilla, y un buen amigo me regaló una perra, a la que empecé a llevar cada fin de semana.

He asistido a alguna montería y sueltas de caza menor, recechos… Pero mi preferida es la batida de jabalí, siempre con permiso de armas, me gustan los perros, soy montera. Prefiero entrar al monte con mis perros a echar los jabalíes a los puestos, escuchar por la emisora que llegaron a la muerte y mordieron es emocionante.

No hay caza sin perros, sin monte, sin compañeros, sin animales para cazar… Y todo eso se consigue, bajo mi punto de vista,¡cazando!

Cazo en Asturias, actualmente en la cuadrilla ‘Los Vainas’, de Cangas del Narcea, y nunca tuve ningún problema con mis compañeros, pues me tratan como a uno más, y voy acompañada siempre que puedo de mi hija Edurne Martínez García, de once años, nos tienen en cuenta para todo… ¡son ‘mundiales’!».

senda Diana Julio Copia.

Edurne y su amiga y compañera de cuadrilla, Claudia, están encantadas y no faltan a una jornada, disfrutando del monte con sol, nieve y agua, ahí están las dos como una más.

«Tenemos una peña de caza de mujeres, Punto de Mira Femenino, y aunque es difícil juntarnos para cazar, al menos lo intentamos y solemos tener, como  mínimo, una cacería al año en algún coto asturiano.

Cada día somos más y es bueno que se vayan animando a practicar la caza, sana, entretenida, compartiendo experiencias con compañeros, no hace falta tener cualidades especiales, hay más diferencia en otros deportes y se practican igualmente por mujeres.

La gente no entiende los madrugones, las mojaduras y el frío, pero un día en el monte con los compañeros de caza es lo mejor. La caza no es sólo matar, es vivir, es rodearte de amigos para disfrutar de la naturaleza un día a la semana, llueva o haga sol.

 

Es imposible explicarle a una persona que no es cazadora que, gracias a nosotros, se mantienen muchas especies y que por no dejarnos abatir algunas de éstas se convierten en superpoblaciones, que las alimañas que no se pueden matar acaban con especies protegidas como, por ejemplo, el urogallo… Nunca van a entender que la persona que más mira por la caza es el propio cazador…

Cada día que voy al monte con mi hija es un recuerdo que tengo con ella para siempre, como el día que acompañábamos a uno de mis hermanos en el puesto, oímos al jabalí romper el monte viniendo hacia nosotros y ¡lo mató! Yo ya había sentido esa sensación, pero ver a la nena con los ojos llenos de lágrimas de emoción y dando saltos de alegría por su tío ¡fue maravilloso!».

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