Las brumas del Duero

Encuentros Políticos

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Recientemente, la Federación de Caza de Castilla y León ha efectuado una serie de preguntas a todos los grupos políticos y nos hemos reunido con responsables del PP y del Círculo Animalista de Podemos. Estos dos partidos están en los extremos ideológicos, pero nos ha servido para entender  la situación real de sus responsables políticos,  hacer escuchar nuestras opiniones y ver la respuesta y los resultados que a priori se pueden plasmar en sus programas de cara a las elecciones.

Nos sorprendió que en la primera de las dos reuniones mantenidas con el PP,  dos de nuestras peticiones se recogieran y plasmaran en el borrador del programa político. De llevarse a efecto y resolverse en la línea que hemos planteado se puede despejar el porvenir deportivo y librarnos de la actual legislación afecta al deporte, que en nada favorece el asociacionismo reglado y asegurado que plantean las federaciones deportivas.

Lamentablemente, la experiencia nos dice que  no hay mucha esperanza en los cambios políticos. Las regulaciones restrictivas y la falta de apoyos seguramente aumentarían por los ‘inventos’ que, normalmente, los nuevos que llegan quieren imponer en caso de un cambio de gobierno.

El deporte en sus vertientes social (aficionado) y profesional es, además, motor de empleo y riqueza y, por supuesto, con su práctica los ciudadanos adquieren beneficios físicos. La promoción de todo el deporte y, en particular de la caza, genera empleos y, en nuestro caso, riqueza en zonas deprimidas por el turismo cinegético.

Podemos decir que ningún otro deporte genera una riqueza para la sociedad tan importante y, lo que es más trascendente, dirigido a quien más lo necesita. El volumen de cazadores (1.200.000), el gasto elevado que es necesario para el desarrollo de la actividad  (material, arrendamientos, armas, munición, etc.) y las connotaciones paralelas que conlleva en desplazamientos, restauración, hospedajes, etc., debe hacer reflexionar a los responsables políticos sobre cómo se debe mimar una actividad que es una gallina de los huevos de oro que nadie ha sabido valorar hasta la fecha.

La caza, denostada por los continuos ataques, regulada de forma casi tormentosa y poco defendida desde los poderes públicos, necesita un apoyo decidido de la administración para facilitar, sobre todo, el relevo generacional.

Hace falta que los políticos hayan aprendido de esta crisis económica y de valores (en ellos, fundamentalmente) a escuchar con más atención y que entiendan que los cazadores somos ciudadanos con una actividad añadida que genera riqueza social y contribuye de forma notable con sus tasas al erario público.

Los cazadores tienen, pues, un valor importante en el PIB del país y con estos medios resuelve cuestiones deportivas de ocio y de trabajo, que son vitales en determinados territorios. Son también elementos imprescindibles en el tutelaje y conservación del medio ambiente, aunque para intentar comprender esto la clase política debe perder el miedo a los verdes radicalizados y trabajar con quien tiene a su alcance los remedios más inmediatos y eficaces en conservación, como son técnicos, organismos responsables y la totalidad de los propietarios rurales.

Disponemos de organizaciones y federaciones ya trabajando, incluso asistiendo a sus deportistas en caso de accidentes, con mutua deportiva propia, única en Europa, y que ahorra a la Hacienda pública una parte importante del gasto sanitario. Ofrecemos infinitas posibilidades en colaboración y gestión con las administraciones. Contamos con personal técnico muy cualificado, formado y en funcionamiento.

En la segunda de las reuniones que mantuvimos con el PP, otras federaciones hicieron suyas nuestras propuestas. Nos consta que el futuro trabajo a realizar pasa por convencer también a los técnicos –que son, a la postre, los que trabajan en los distintos anteproyectos– de la necesidad de reflexionar acerca de  las nuevas tesis que en materia normativa y de promoción son necesarias en las distintas federaciones deportivas.

Podemos dejó la puerta abierta –y eso es muy positivo– a la colaboración directa en las futuras negociaciones que este grupo pueda proponer a la Administración. Importante mantener una relación cordial con grupos que pueden adquirir responsabilidades públicas a muy corto plazo, por muy opuestos que se encuentren en sus propuestas con los actualmente gobernantes.

No obstante, no creo ni en la empatía que derrochan los políticos en estos casos, ya que tienen muy en cuenta las encuestas, ni en el ‘buenismo social’ de adalides ecoverdes que, a poco que se les lleve la contraria cogen la motosierra, o en proyectos imaginarios sobre estudios de fauna y flora (necesarios para justificar subvenciones) siempre austeros en sus contenidos y con conclusiones seudocientíficas, que, luego, los organismos que las reciben ni cuestionan e, incluso, validan como científicas para eliminar, prohibir o restringir el deporte y la caza. Pero, ojo, con cuidado, no vayan a sentirse ofendidos y vuelquen toda la ira de la que son capaces en los medios de información pública, situación en la que son verdaderos maestros.

Le tenemos que agradecer, de momento, a Podemos que en el cambio de grupos de opinión a partido político, ganan mucho en el directo. Que ellos también deben saber escuchar y que, frente a una verdad, se opone otra. Y hay que decirles, y repetirles, que sobran los que quieren imponer su ideología, que nada aportan, y que ya pasó el tiempo en que sus manifestaciones caían en gracia. Que en el mundo ganadero, taurino, agrícola, pesquero, cinegético… hay personas de todo tipo y condición, que se van adaptando a las evoluciones, y que ponen todo su empeño y corazón, dando gracias por vivir como han elegido.

 

Por Felipe Veque 

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