Escopeta negra

Indignante, ¡la rehala se queda sola!

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Si por una de esas casualidades tontas de la vida el bueno de Luis García Berlanga –que tanto mal hiciera a esto lo nuestro con su más que famosa Escopeta nacional– hubiera aparecido el pasado sábado por las manifestaciones que se realizaron, tanto en Sevilla como en Toledo, «En defensa de la rehala y la montería española», como rezaban las pegatinas que en la Ciudad Imperial repartió Atica, posiblemente –todo es imaginable– hubiera titulado la película como La vergüenza nacional.

De un tiempo a esta parte, desde que surgiera durante la temporada pasada el problema de los rehaleros con Trabajo y Seguridad Social, muchas han sido las voces que han clamado en defensa de un colectivo sin el cual, no nos engañemos, la montería española desaparecería per saecula saeculorum. Muchos son los que han apoyado y se han sumado a ‘defender’ a los rehaleros, quizá la parte más desfavorecida de los cazadores y que la mayor parte de las veces, además de su dinero, se dejan en el monte sangre sudor y lágrimas, muchas, y que, casi por norma, reciben a cambio muchas miradas de reojo por encima del hombro, cuando no el desprecio, de aquellos que debieran ‘besar el suelo por el que pisan’.

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Pues bien, una cosa es predicar y otra echar una mano a la hora de la verdad. Y la hora de la verdad llegó este pasado sábado 28 de junio, cuando Atica y la Asociación Española de Rehalas, AER –apoyados por distintas organizaciones, APROCA, algunas federaciones y otras asociaciones de rehaleros y propietarios– convocaron una manifestación para defender sus legítimos intereses y, por descontado, la montería española, de la que todos formamos parte y que, insistimos, sin ellos puede pasar a ‘mejor vida’.

Y la mano, la caza en general, a la rehala ¡se la han echado al cuello!

Es vergonzoso, indignante, bochornoso… y todos los adjetivos que se le quieran poner al comprobar, a la hora de la verdad –el sábado 28 de junio a las 11:00 horas– que los rehaleros, con honrosísimas excepciones, estaban absolutamente solos.

En Toledo alrededor de 300 personas, todos rehaleros (algún propietario, algún taxidermista y poco más). En Sevilla, algo mejor, unas 2.000 personas, aunque, también muchos, muchísimos, brillaron por su ausencia. ¿Dónde estaban los otros 900.000 que decimos que somos…? Por supuesto que es de Perogrullo pretender que estuviéramos todos, pero, insistimos que con honrosas excepciones, ¿dónde estaban los propietarios, los taxidermistas, todos esos que verían arruinados sus negocios el día que falten las rehalas y, por ende, las monterías…? ¿Dónde estaban los cazadores, en general, y los monteros, en particular…? ¿Dónde estaban todas esas asociaciones, federaciones, colectivos que tanto han cacareado en estos tiempos defendiendo de boquilla a la rehala…? Una auténtica vergüenza, una más, para un colectivo que presume de… ¿de qué presumimos lejos de las barras de los bares y las partidas de mus…?

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Incluso de la prensa del sector (en Toledo, muy cerquita de Madrid) sólo había ¡dos honrosas excepciones! ¿Dónde estaban ésos que se autoproclaman en sus medios, día sí y día también, adalides, defensores únicos de la caza…?

Volver a poner calificativos deja de tener sentido… «Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos…? (Lc. 6.43-44)», pues eso, y en resumen, que de tantos barros sólo se pueden recibir lodos…

Eso sí, si yo fuera rehalero y tuviese una recova… el año que viene iba a montear… Rita,la Cantaora.

A. Mata

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