Sin tiempo para aburrirse en 'Campoameno', con Cinegética Garrido - Cazawonke

Oliva de Mérida nos recibía en la mañana del 23 de noviembre, para volver a cazar entre amigos con Cinegética Garrido, en la finca próxima a dicha localidad de Campoameno. Esta bonita finca de monte de jara vieja y apretada, con rañas y cañadas, rodeada de olivares y con una pequeña repoblación de eucalipto, era punto de destino para nuestras intenciones cinegéticas de hoy.

Saludos y reencuentros con los asistentes mientras degustábamos unas buenas migas en la previa al sorteo, que comenzó tras las últimas indicaciones de Enrique, que comentaba el estado de la mancha, indicaba que se iba a cazar con cuarenta y tres puestos y once rehalas y que se había comprobado la existencia de abundante caza en la zona a montear. Como siempre, la seguridad lo primero y, sin demorar más, se comenzó con el sorteo.

El Cierre del Olivar era el primero en salir hacia el cazadero y el primero en sufrir las inclemencias del tiempo en la jornada anterior. Uno de los vehículos quedaba atrapado en el fango, pero los monteros, ávidos ellos, se las apañaron para sacarlo y tras un pequeño rodeo continuar cerrando la mancha para no interrumpir el transcurso de la montería. El día, nublado, amenazaba con descargar lluvia y ya antes de soltar se habían escuchado tres disparos.

Sobre las doce y diez se daba rienda suelta a los perros que se adentraron en las pequeñas mariposas de monte que hay al borde de la mancha grande, de donde sacaron el mejor cochino de la jornada, que buscó el refugio del monte, pero fue cortado en su intención por Juan Manzano, que le lanzaba una salve perdiéndolo enseguida de vista. Los perros llegaron en su persecución y lo encontraron segundos más tarde unos metros dentro del monte. Remataba así el amigo Juan un estupendo fin de semana con esta orgánica, comprobando la magnitud del cochino abatido, el cual probablemente pase el bronce.

La mancha se batió a conciencia, pero los cochinos con tamaño montarral, daban vueltas y vueltas y se negaban a salir a los cierres. Sin embargo, las traviesas hicieron las delicias, aunque en difícil tiradero, básicamente lo que ocupa un camino, se las vieron y se las desearon para hacerse con los escurridizos jabalíes. Destacaron el puesto tres del Cierre del Pantano, que jugó lance mixto a venado y cochino, quedándose con el primero y fallando los restantes dos, o el puesto cuatro del mismo cierre, que también descargó el rifle en un par de ocasiones. Hubo monteros de cinco y seis lances con tan solo uno acertado, en fin, la jornada fue entretenida y sin tiempo para el aburrimiento. Sobre las tres de la tarde y con la lluvia descargando ya sobre nosotros, nos retiramos al cortijo a degustar un buen cocido, mientras sacaban los 15 jabalíes y 2 venados que finalmente se abatieron.

Una crónica de Carlos Casilda.