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.375 Holland & Holland. Cien años de historia en África

 

 

Se cumplen ahora cien años desde que se lanzó al mercado el más famoso calibre africano de todos los tiempos, el .375 H&H. Cien años de éxitos en el mundo de la caza y la fabricación de armas. A principios del siglo XX la industria armera europea era un sector en auge y la competencia entre fabricantes era tremenda. Las colonias en Asia y África eran un mercado inmenso con una demanda constante de rifles de caza.

Los armeros centroeuropeos, capitaneados por el gigante alemán Mauser, habían apostado por el calibre 9.3×62 Mauser, nacido en 1905, un calibre potente y versátil que estaba haciéndose muy popular en las colonias africanas rápidamente. Los alemanes diseñaron este calibre para que cualquier granjero bóer de sus colonias africanas pudiese disponer de un rifle económico, en un calibre lo suficientemente potente para cazar cualquier especie de antílope de cualquier tamaño. Sus rifles de cerrojo, con acción Mauser 98, se podían fabricar en serie fácilmente y por un precio muy asequible, por lo que pronto superaron en ventas a los exclusivos rifles ingleses, que sólo unos pocos se podían permitir.

En 1912, como medio para aprovechar las nuevas pólvoras sin humo, que sustituían a las antiguas cargas de cordita, la prestigiosa marca londinense Holland & Holland lanza al mercado su innovador .375H&H. Inicialmente se lanza al mercado con la denominación de «.375 Belted Rimless Nitro Express», que significaba que llevaba un anillo de refuerzo en la base del culote (belted), que no llevaba pestaña como los antiguos grandes calibres para express (rimless) y que ya no usaba cordita, sino la nueva pólvora sin humo (nitro express)

Se trataba de un nuevo calibre poderoso, que se caracterizaba por una banda de refuerzo en la base del culote (belted), que le daba mayor seguridad y evitaba deformaciones por la presión que generaba un calibre magnum en la vaina. Estaba especialmente diseñado para ser utilizado en rifles de cerrojo (al no llevar pestaña) que se estaban demostrando que iban a suponer el grueso de las ventas de rifles, porque habían superado claramente a los exclusivos y caros rifles dobles. Con el lanzamiento de este producto pensaban poder plantarle cara al auge del 9,3×62 Mauser en el mercado africano. Nunca llegaron a pensar que acababa de nacer una leyenda, sencillamente, «El mejor calibre para la caza africana de todos los tiempos».

 

Holland & Holland y los otros grandes armeros británicos

El final del siglo XIX y principio del XX fue, sin duda, la época dorada de los grandes armeros europeos. Las colonias de ultramar hacían llegar mucho dinero a Europa, vieron crecer grandes fortunas en los europeos que emigraron a ellas, y esos colonos adinerados querían proveerse de armas de calidad, fabricadas en sus países de origen.

 

En Inglaterra tuvieron dos grandes focos demandadores de rifles de calidad.Cronológicamente, primero fue la época dorada de la colonización de la India y los países limítrofes. La caza de tigres, leopardos, elefantes y otras especies indígenas demandaba armas potentes y de calidad. Los marajás de las muchas provincias de la India –la nobleza del país que tenía una capacidad adquisitiva enorme– se convirtieron en los mejores clientes de Holland & Holland, Westley Richards, Purdey, Rigby & Co., Cogswell & Harrison… y todos los grandes armeros londinenses. Sus caros y exclusivos rifles dobles, cuajados de bellos grabados y con las maderas de raíz más maravillosas nunca vistas, viajaban por docenas hacia la India para acabar en manos de la aristocracia hindú o de los colonos ingleses que allí se habían asentado y que eran dueños de plantaciones, oficiales del ejercito, etc. Las mejores colecciones de rifles dobles ingleses se hicieron en la India en aquella época y aun hoy es un excelente mercado donde conseguir increíbles ejemplares de colección.

 

Posteriormente, hacia principios del s. XX, con el declive de las colonias asiáticas, vino la época dorada de la colonización africana. Allí la demanda no provenía ya de aristocracia local, sino de cazadores profesionales, exploradores y colonos europeos asentados en África. La fauna africana era más dura y más peligrosa que la asiática y, además, coincidió con la aparición de las nuevas pólvoras sin humo, que sustituían a la tradicional cordita, lo que permitió un cambio en los diseños de las armas.

 

La pólvora sin humo conseguía muchas mejores prestaciones e imprimía mayor velocidad a los proyectiles. Esto hizo que el diseño de proyectiles diese un giro importante, ya que se buscaron balas cada vez más rápidas y con mayor capacidad de penetración

 

En aquella época era frecuente que los grandes fabricantes de armas desarrollaban calibres propios, ya que eso les aseguraba exclusividad y un consumo de sus propias municiones originales por quienes les compraban los rifles. Inicialmente, Holland & Holland era el único fabricante que elaboraba rifles en su propio calibre, el .375 H&H, pero pronto esos calibres se empezaron a hacer populares y los cargaban también otros fabricantes de munición e, incluso, los empezaban a fabricar otros armeros. 

 

Balística del calibre

El gran secreto del éxito sin precedentes del calibre .375 H&H ha sido sus excelentes propiedades balísticas. Una vaina grande (con capacidad de albergar una buena carga de pólvora), un anillo de refuerzo en la base de la vaina (belted) que le permite soportar grandes presiones, un hombro suave, que facilita la expulsión de la vaina y nos da un retroceso moderado… La conjunción de todas esas características hicieron que este calibre sea capaz de lanzar su proyectil de 300 grains con unas propiedades balísticas sorprendentemente equilibradas.

 

El .375 H&H tenía una vaina muy grande que necesitaba del uso de acciones magnum; esto significaba que el coste del rifle sería siempre más alto. Esto era un inconveniente frente a la competencia que suponían los rifles de otros fabricantes centroeuropeos –recamarados para el 9,3×62 Mauser– que, gracias a su vaina muy corta, se podían fabricar con la económica y fiable acción Mauser 98 Estándar, lo que los convertía en rifles muy competitivos en precio

 

Sorprendentemente, para ser un calibre que mueve balas pesadas, su retroceso es bastante tolerable y, desde luego, menos desagradable que un .300 Win. Mag., que cualquier cazador español ha probado en alguna ocasión. Su empujón, sin ser suave (porque, ciertamente, empuja) es bastante ‘progresivo’, de modo que el retroceso resulta menos violento que otros calibres magnum más modernos.

 

En cuanto a la tensión del disparo, sin entrar en cifras concretas, es bastante similar en cuanto a trayectoria y caídas a la de un .30-06. Es perfecto para cualquier distancia de tiro hasta 200 metros, aunque a partir de estas distancias se le nota que la bala es muy pesada y cae bastante. Si llevamos el rifle con el cero a 150 metros, de manera orientativa te va a hacer unos 4 cm alto a 75 metros y unos 8 cm bajo a 200 metros. Vale destacar que este calibre, con una vaina muy grande, que soporta bien la presión, con cargas manuales que lo lleven bastante arriba y con puntas ligeras de 220-240 grains, puede rondar los 950 a 975 metros por segundo.

 

Vale la pena mencionar dos calibres íntimamente relacionados con el .375 H&H. El primero fue el .375 Flanged Magnum, que es la versión de pestaña que sacó la propia Holland & Holland desde el primer momento para los rifles dobles. Posteriormente, se han fabricado muchos rifles dobles para el .375 H&H Magnum, aunque, de hecho, existe una versión de este calibre con pestaña, la Flanged, que fue especielamente diseñada para ellos (la presencia de una pestaña en la base facilita la expulsión de las vainas). El segundo calibre que se desarrolló posteriormente, basándose en la vaina del .375 H&H, fue el .300 H&H, que no es más que la vaina de un .375 H&H agolletada para alojar un proyectil del calibre .30. Este calibre ha sido considerado por muchos como un calibre de culto, que tiene unas excelentes propiedades, todo el mundo habla maravillas de él y, sin embargo, sigue restringido a muy pocos rifles exclusivos, porque nunca llegó a los grandes mercados.

 

El .375 H&H en la caza

El calibre es tan polivalente que es capaz de mover puntas que van desde las más ligeras de 220 grains hasta las más pesadas de 350 grains. Con puntas de 220 grains es un calibre rápido (gana mucha velocidad) y se puede usar para la caza de ciervos y jabalíes en Europa, aprovechando su demoledor poder de parada y su amplia sección; con puntas pesadas de 350 grains te puedes enfrentar a hipopótamos, búfalos e, incluso, elefantes. 

 

La punta habitual en este calibre es la de 270 y 300 grains, la que frecuentemente veremos en las municiones comerciales de mayor distribución. Con esos pesos y una punta blanda podremos cazar desde ciervos o jabalíes en Europa (estaríamos ligeramente sobre calibrados) a osos y alces en EEUU y Canadá y, obviamente, cualquier antílope africano de talla mediana-grande (órix, hartebeest, kudu, eland…). Con puntas sólidas de 300 grains se puede utilizar para la caza de búfalos o elefantes, y la casa Norma ha sacado una línea de municiones ‘premium’ de máxima calidad –llamadas Norma PH–, en la que montan puntas australianas Woodleigh, y en esa gama de municiones de Norma el .375 H&H monta puntas Woodleigh de 350 grains (tanto sólidas como soft point). En cualquier caso, con la evolución de las modas de la caza hacia calibres más potentes, el .375 H&H se considera hoy en día ligeramente ‘subcalibrado’ para la caza de búfalo, rinoceronte y elefante, pues, aunque está dentro del rango legal permitido, y aun matándose muchos ejemplares cada año con este calibre, está en el límite mínimo de calibres recomendables para la caza de estas grandes especies, que requieren de mucha contundencia y capacidad de penetración. 

 

Incluso admitiendo, sin duda, que hay calibres más contundentes para la caza de búfalos y paquidermos, cabe decir en favor del .375 H&H que, en cifras absolutas, es el calibre que más búfalos, leones, rinocerontes y elefantes ha abatido en el mundo. Esto no es así por ser el calibre más idóneo, sino por ser el calibre más comúnmente utilizado por los cazadores, el de más amplia distribución y que más veces llevan los cazadores deportivos cuando van a enfrentarse a cualquiera de los big five. Así pues, nadie puede dudar de que es perfectamente capaz de dar cuenta de cualquiera de las especies peligrosas con plenas garantías.

 

La ventaja del .375 H&H cuando se viaja a África es innegable por varios motivos. El primero es que siendo el calibre pesado más ampliamente extendido, no habrá armería en el rincón más remoto de África que no disponga de un par de cajas de munición del .375 H&H. El segundo motivo es su polivalencia, ya que en África nunca sabes lo que vas a cazar… La variedad de especies es tal que, normalmente, siempre acaba apareciendo la que menos esperas y has de tirarla con el rifle que llevas en la mano en ese momento. Yo soy un gran admirador de este calibre ‘todoterreno’ y he de decir que lo he usado con éxito en felinos, búfalos y todo tipo de antílopes grandes, incluido el eland. También mencionaré que, como todos los españoles, he cazado muchos facocheros mientas abatía todas estas especies… y el .375 H&H con puntas blandas es demoledor contra uno a la carrera.

 

A título anecdótico mencionaré que mi amigo Aníbal García, ávido coleccionista de los antílopes pigmeos africanos, lo ha utilizado con mucha frecuencia para su caza. El .375 H&H con puntas sólidas (las mismas que para el elefante) mata estos pequeños antílopes con daños mínimos para las pieles (los atraviesa como un rayo láser, con un pequeño orificio redondo perfecto de salida), permitiendo después la naturalización de los mismos.

 

Mi único ‘pero’ hacia este excelente calibre ha sido en la caza del búfalo cafre africano, ya que, en este caso, tanto en mi experiencia personal como cazando con clientes tengo el convencimiento de que es un poco justo en cuanto a penetración y contundencia. Si se elige el .375 H&H para la caza de búfalo recomiendo utilizar las puntas de 350 grains de Woodleigh que monta las Norma PH, y el uso de balas sólidas. Demasiados casos he visto ya de problemas con tiros defectuosos o en ángulos raros usando el .375 H&H que han acabado con búfalos heridos que hay que pistear, con gran riesgo para el cazador, el profesional y los rastreadores; de modo que, si hay posibilidad, en la caza del búfalo y del elefante recomiendo dar un pasito hacia arriba en cuanto a calibre e ir armado del .404 Jeffery (mi opción personal) o del .416 Rigby (la opción más popular), ambos con puntas de 400 grains.

 

Quizás haya un segundo ‘pero’ en el .375 H&H, aunque yo, personalmente, no le doy importancia. Se trata de un calibre bastante ‘carnicero’, ya que, por la enorme energía que transmite y las heridas masivas que produce en los tejidos de las piezas cazadas, estropea mucho la carne de los animales abatidos. Si usted o su cuadrilla cazan fundamentalmente pensando en aprovechar la carne, este calibre obliga a tirar mucha por los destrozos que produce. Si, como yo, es un cazador fundamentalmente de trofeo, y la carne es sólo algo secundario… éste es un mal menor.

 

Conclusiones

Después de mucho hablar sobre el calibre, sólo puedo decirles que esto son sólo palabras. Un rifle, un calibre o un proyectil hay que probarlo cazando. Conmigo fue ‘amor a primera vista’, no soy amante de que los rifles me castiguen con retrocesos demasiado violentos y con los tres rifles que he tenido del .375 H&H, con todos, he tirado muy cómodo… y, sinceramente, los resultados en el campo son demoledores. Sólo hay una cosa que recomendar: si le gustan los calibres grandes… pruébelo, no se arrepentirá.

 

Mi experiencia personal con el .375 H&H en Europa ha sido excelente sobre ciervos y jabalíes, ya que las heridas son enormes y los bichos con tiros deficientes no van muy lejos, cuando, con otros calibres, habríamos tenido largos pisteos o, incluso, animales perdidos. Mi experiencia en África sobre antílopes y leones (siempre usando puntas blandas) ha sido igualmente excelente y sus resultados siempre satisfactorios. 

Nunca pensaron los de Holland & Holland, quizás los mejores armeros del mundo, cuyos rifles siguen siendo objeto de culto que, cien años más tarde, el diseño de este cartucho los iba a hacer tan populares que cazadores de todo el mundo los conocerían, no por sus rifles, sino por haber diseñado el calibre .375 que lleva su apellido. ¡Nos vemos cazando en África! CyS

 

Por José María Aranda

 

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