Pluma invitada

Mensaje de Isabel Quintanilla y los alumnos de la Escuela de Ngage Tanzania

Tras un periodo de quietud referente a nuestra escuela en Tanzania, vuelvo a vosotros para deciros que el proyecto sigue en marcha, que la escuela continúa su actividad y que ya hemos celebrado este año la tercera promoción, lo cual, para mí, y creo que para todos vosotros, es un enorme motivo de alegría.

 

 Sin embargo, la felicidad no es plena, pues en estos meses de ausencia y silencio no he podido hacer nada significativo en ayuda de nuestro alumnado, sí he tenido un seguimiento y apadrinamiento de alguno de nuestros estudiantes que ya están en institutos y colegios mayores, sufragando sus estudios para que en breve podamos decir que ya tenemos algún alumno con estudios superiores. En concreto, tenemos uno que estudia Magisterio y desea quedarse como profesor en la Escuela. Creo que considerareis esto un logro de todos y una enorme satisfacción de que nuestros esfuerzos están dando su fruto.

 

Pero hasta ahora es todo lo que he podido hacer. La crítica situación económica en España no me permite hacer tantas cosas como las que hemos venido realizando; no obstante, continuo adelante y, en breve, os haré un comunicado de un ambicioso proyecto que estoy gestando y creo que me dará la oportunidad de continuar ayudando a aquellos chicos y chicas, estudiantes masais que tanto esperan de nosotros y que no podemos abandonar.

  

Mientras termino con el lanzamiento de dicho proyecto, permitidme que, en nombre de los alumnos, del profesorado, de los jefes del poblado de Ngage y de la población de aquella zona del Manyara y, desde luego, en el mío propio, os felicite al año y os desee de todo corazón que el 2013 sea para todos un año de mayor felicidad. La salud y el bienestar personal debemos anteponerlo a los problemas económicos aunque éstos sean imprescindibles para vivir. Demos gracias a Dios los que pasamos con salud al nuevo año y elevemos una plegaria por los que ya no están o se encuentran en situaciones difíciles.

Quiera Dios daros a todos la felicidad que, desde eéstas líneas y desde el fondo de mi corazón, os deseo.

Siempre,

Isabel

 

 

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