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Los atropellos de fauna cuestan más de cien millones de euros al año

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Por primera vez un estudio ha calculado cuánto cuestan a los españoles los atropellos de fauna salvaje: la cifra asciende a 105 millones de euros al año, lo que supone casi 16 euros por persona. Los animales que más costes acarrean son los de caza, según la investigación de la Universidad Complutense de Madrid.

Entre 2006 y 2012 se produjeron en España 74.600 colisiones de vehículos contra animales salvajes, lo que representa un 8,9% del total de accidentes de tráfico registrados en ese período. Esto supuso un coste de 105 millones de euros al año, tal y como revela un estudio pionero realizado por investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
La cifra engloba los costes relativos a víctimas, como el gasto de ambulancias, hospitalización, pérdida productiva o adaptaciones de viviendas. También los costes materiales, con daños de vehículos, pavimentos, gastos de policía y bomberos, y los costes de valor social calculados para cada animal muerto.
Estos costes son independientes de las indemnizaciones de las aseguradoras. Como media, el gasto per capita es de 15,91 euros, una cifra que asciende en las provincias del norte de España, donde ocurren la mayor parte de los accidentes de este tipo. En Soria el coste por persona es de 438,32 euros al año; en Burgos, de 203,43 euros; y en Zamora, de 177,71 euros.“Hay otras partidas, como la pérdida de la diversidad genética o el cariño de los seres queridos, cuando hay víctimas humanas, que no nos es posible calcular”, puntualiza Antonio Sáenz de Santa María, investigador del Departamento de Zoología y Antropología Física de la UCM y autor principal del estudio, publicado en European Journal of Wildlife Research.
A partir de datos facilitados por las comunidades autónomas –de los que tuvieron conocimiento a través de la Guardia Civil, los Mossos d’Esquadra y la Ertzaintza– el estudio revela que los ungulados protagonizaron el 85% de los accidentes, entre los que destacan los jabalíes y corzos, en un 79% de estos casos. Les siguen, con un 5%, carnívoros grandes y medianos como el zorro, el tejón y el lobo y, de forma más excepcional, el oso pardo y el lince.
“Creemos demostrado que los animales que más costes sociales ocasionan son animales de caza, al no estar encerrados en fincas cinegéticas valladas sino en terrenos de caza abiertos”, afirma el investigador. Según los autores, estos accidentes serían un coste colateral de la industria de caza.

Mayor riesgo en el norte

El riesgo de sufrir un accidente de este tipo aumenta en las provincias del norte. En Soria, del total de siniestros anuales, el 51% se corresponde a atropellos de animales, y en Burgos la cifra alcanza el 41%, seguida de Palencia, con un 36% de los casos y Zamora, con un 35%.
“Los desplazamientos por carreteras estrechas de estas regiones montañosas, arboladas, despobladas, al atardecer o al amanecer, incrementan el riesgo de accidente de tráfico entre un 30% y un 50% respecto a provincias llanas, pobladas y despejadas”, compara Sáenz de Santa María.
Aunque animales de pequeño tamaño como liebres, conejos y pájaros solo representan el 10% de los accidentes notificados, la envergadura de los daños que causan es tan importante como la ocasionada por grandes especies.
“La gravedad del accidente no depende en absoluto del tamaño corporal del ejemplar atropellado”, subraya el experto. Por ejemplo, dar un volantazo ante un conejo en la calzada que se salda con tres heridos graves costaría 700.000 euros según el coste económico de la DGT.
Como consecuencia de estos siniestros, entre 2006 y 2012 hubo 2911 víctimas humanas, la mayor parte de ellas, 2612, heridos leves. Los lesionados graves fueron 261 y fallecieron 38 personas, lo que supone un 0,22% del total de muertes por accidentes de tráfico en ese período.
Teniendo en cuenta los datos de este estudio, los expertos proponen definir zonas de máximo riesgo para disminuir la cifra de atropellos. En su opinión, el vallado perimetral no es una buena solución, por los problemas ambientales que acarrea, pero sí lo sería detectar puntos críticos y aplicar en ellos medidas como advertencias al conductor o una reducción de la velocidad.

Referencia bibliográfica: Antonio Sáenz-de-Santa-María, José L. Tellería. “Wildlife- vehicle collisions in Spain”, European Journal of Wildlife Research, 61 (3), junio de 2015.DOI: 10.1007/s10344-015-0907-7.

Fuente: Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación – Universidad Complutense de Madrid

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