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Intimidaciones y amenazas de muerte contra el cazador del león ‘Cecil’

león cecil zimbabwe

Tras conocerse la identidad de Walter Palmer como la persona que había abatido, presuntamente de forma ilegal, al león Cecil en Zimbabwe, los ‘defensores’ de los animales comenzaron una brutal campaña de acoso contra este dentista estadounidense, que ha incluido numerosas amenazas de muerte y visitas intimidatorias a su clínica dental (que se ha visto obligado a cerrar) y a su domicilio particular.

Las redes se han llenado de insultos y amenazas, sometiendo a Palmer a un ‘linchamiento virtual’ con miles de mensajes negativos y llenos de amenazas, divulgando imágenes suyas con distintas piezas de caza, así como haciendo pública su dirección particular, la de su residencia de vacaciones y la página de Facebook de su esposa, convirtiéndose este tema trending topic en Twitter.
Una de las intimidaciones más serias llegó por parte de la asociación de defensa de los animales PETA, que escribió en su cuenta de Twitter que Palmer, si se confirmara que la caza fue ilegal «tiene que ser extraditado, acusado y, preferiblemente, ahorcado».
PETA agregó : «La caza es el pasatiempo de un cobarde. La fotografía de este dentista, sonriendo sobre el cadáver de otro animal, asquea a cualquier persona que tenga alma».

Según informa hoy el periódico elmundo.com, la policía tenía ayer rodeada su clínica dental y habían cortado el tráfico de la avenida en la que ésta se encuentra para protegerle de la ira ciudadana después de que el dentista fuera identificado.
También publica que se iba a celebrar una manifestación frente a la clínica, convocada por la Coalición para los Derechos de los Animales, para protestar por «la vergonzante conducta de Palmer, y para que él se dé cuenta de los miles de voces de furia y angustia que se han alzado en todo el mundo contra él».

Walter James Palmer emitió un comunicado (bajo este párrafo, junto con uno de los documentos de la cacería que CazaWonke/Caza y Safaris ha logrado en exclusiva) en el que afirmaba que cazó a este león, de trece años de edad, pero siempre en el convencimiento de estar actuando legalmente, al confiar «en la experiencia de mis guías profesionales que me aseguraron que era una caza legal», asegurando que no tenía conocimiento de que el felino abatido fuera tan conocido y objeto de estudio por la Unidad de Investigación de Conservación de Vida Silvestre de la Universidad de Oxford, entidad que ha abierto un link titulado Cecil y la conservación de los leones para recibir donaciones.
Palmer también agregó «lamentar» que el ejercicio «de una actividad que amo y practico de forma responsable y legal resultara en la muerte de este león».

comunicado de WP

Uno de los documentos de la cacería de Walter Palmer. © CazaWonke/Caza y Safaris
Documento de la cacería de Walter J. Palmer. © CazaWonke/Caza y Safaris

Ayer, miércoles, el cazador profesional que acompañó a Palmer, Theo Bronkhorst, y el propietario del terreno, Honest Ndlovu, donde fue hallado muerto el león, comparecieron ante un tribunal de Zimbabwe. Walter Palmer no ha recibido ninguna citación de las autoridades de Zimbabwe ni de Estados Unidos.
Bronkhorst ha pagado 911 euros de fianza y ya se encuentra en libertad, «ha entregado su pasaporte al Tribunal y tendrá que volver a comparecer el próximo 5 de agosto en la primera vista del juicio», manifestó a la prensa su abogado, Givemore Muvhiringi. También ha sido expulsado de la Asociación de Guías y Cazadores Profesionales de Zimbabwe, que emitió un comunicado (que ya no es visible en su Facebook) afirmando que esta asociación “no tolera cualquier práctica no ética de cualquiera de sus miembros”. Por su parte, Ndlovu no fue finalmente acusado «a la espera de que declare primero para el Estado», según informa elmundo.es/ciencia.

El león, llamado Cecil en honor a Sir Cecil John Rhodes, fundador de la antigua Rhodesia (hoy dividida entre Zambia y Zimbabwe), fue abatido el pasado 1 de julio con una flecha por W. Palmer fuera del Parque Nacional de Hwange, desde donde fue atraído mediante el uso de un cebo hasta una zona de caza privada y sobre la que se está investigando si tenía o no permiso para la caza de leones.
Fueron los mismos responsables de la cacería los que, tras encontrar al ejemplar tras un rastreo de dos días y darse cuenta que tenía un collar GPS, alertaron a las autoridades del hecho.

 

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