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Los cazadores de ADECANA preparan la media veda en Navarra

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Los cazadores navarros ya se están preparando para la apertura de la media veda que comienza el sábado 15 de agosto, estando permitido cazar los jueves, sábados, domingos y festivos. La media veda es la caza más conocida de la época estival, siendo la protagonista la codorniz, con cupo de 10 ejemplares por cazador y día, la tórtola común, con cupo de 2, y ánade real que cada vez es mas abundante en las cercanías de humedales y cauces de ríos.

Hay que destacar que mientras en la zona norte de Navarra se puede cazar en todo el coto, en la sur solo se puede practicar en las zonas establecidas en los planes de ordenación cinegética. Asimismo se pueden cazar las especies incluidas en la orden foral de especies plaga, de las que destacan con valor cinegético la tórtola turca, el estornino pinto y negro, y palomas domésticas asilvestradas lejos de los palomares.
Hace unos años tradicionalmente se abría la media veda a principios de agosto, pero como en esas fechas todavía hay muchos pollos de codorniz a medio crecer se vio oportuno retrasar la apertura a la segunda quincena. Como novedad esta temporada, a petición de la Comisión Asesora de Caza, se va a prolongar hasta el domingo 27 de septiembre autorizando así unas fechas muy propicias para la codornices y las tórtolas de pasa, ya que en estas fechas siguen pasando provenientes de Europa en su anual camino migratorio hacia Africa.
El éxito en este tipo de caza depende en primer lugar de tener uno o un varios perros convenientemente adiestrados, siendo las razas mas habituales pointer, braco, pachón navarro, epagneul bretón y setter, que aquí se utilizan habitualmente para la becada, siendo esta una época ideal para la formación de los jóvenes cazadores y cachorros.
En segundo lugar, donde más codornices encontraran los cazadores es en los lugares que ofrezcan la suficiente cobertura vegetal, comida y humedad donde hayan podido criar, pero ello dependerá también de las prácticas agrícolas que se haya efectuado y de como haya ido la climatología, que este año ha sido muy seca. Es una verdadera lástima que en lugares donde hace poco se veían abundantes ejemplares, tras la recolección del cereal, recogida y empacado de la paja y volteo de la tierra se hayan ido muchas de ellas, trasladándose a otras zonas como campos de alfalfas, de cebollas, girasoles, maizales, y parcelas no cultivadas invadidas por gramíneas. Hoy en día dada la sequedad de los terrenos tienen especial predilección por las zonas de regadío donde encuentran la cobertura que necesitan, alimento y agua.
En tercer lugar, la constancia y perseverancia del cazador. Hay muchos cazadores que tras salir algunos días al principio y no dar con ellas abandonan, pero si se persevera en ello, sobre todo tras las tormentas veraniegas y días de lluvia como los que ha habido estos días, y sobre todo en septiembre cuando se mueven por la pasa, vuelven a aparecer donde habían desaparecido.
En el argot de los cazadores hay dos tipos de codorniz, la que ha criado en el lugar, muchas de ellas pollos del año, y la de pasa que se caracterizan por tener mucha mas grasa al estar mas preparadas para la migración, estas últimas deliciosa para cocinarlas, siendo muy típico en Navarra el ir guardando las cazadas a lo largo de la media veda para hacer un día con los amigos o la familia un buen puchero de pochas con codornices, bocado apetitoso donde los haya.
Las codornices a perro puesto se fallan en muchos casos, y siempre por dos motivos: precipitación y mal encare.

EN EL RASTROJO
Sin duda, el rastrojo es el escenario de la mayoría de nuestras andanzas codorniceras, y bien sea en pleno llano o en esos páramos y parajes serranos donde las parcelas de trigo segadas dejan paso a perros de caza y cazadores, lo habitual es tirarlas sin grandes obstáculos de por medio. Salvo en rastrojos pequeños rodeados de otros cultivos de alto porte. Pero no nos confiemos, pues la ‘africana’, brava y rápida, apeona veloz y se arranca diez o quince metros por delante del perro, por lo que reaccionamos tarde. Lo principal ante la muestra es mantenernos a la espera en guardia media, pendientes por delante del perro por si sale larga, encarar y tirar tapándola, ya que esto es suficiente, junto a la dispersión de la plomada, para abatirla.

EN LA LINDERA
Después de cazar los rastrojos y los bordes del girasol, lo mejor resulta dirigirse a las linderas próximas para dar unas pasadas por sus márgenes, ya que las codornices, cuando la mañana avanza y el calor aprieta, se meten en muchos casos allí donde las brozas y la cercanía de pedregales y vallas de piedra les dan algo menos de calor. Las codornices que salen de las linderas después de la localización de nuestro perro no siempre arrancan pausaditas y cercanas a nosotros; hay ocasiones en las que tras saltar, pasan la lindera y vuelan hacia el otro lado, por lo que de no ir acompañados por un compañero, tendremos mayor dificultad para abatirlas. Por ello siempre es interesante avanzar por la parte más alta de la lindera o valla, pegados a las piedras si las hay, ya que así podremos girarnos rápidamente y tirar con más facilidad.

DOBLETE Y TRIPLETE
La codorniz, en años medianamente buenos o en acotados donde las podemos encontrar en buen número, todavía depara en muchas jornadas la posibilidad de hacer un doblete e incluso un triplete. Como nunca sabremos con antelación cuántas codornices pueden arrancar tras entrar el perro, siempre hay que estar prevenidos, en guardia media y atentos a la primera, sin perder referencias a su alrededor, pues a veces salta la segunda tras la primera. Encaramos y seguimos a la primera, tapándola y disparando, para a continuación intentar tomar la trayectoria de la segunda y hacer lo mismo. No hay que precipitarse en estos casos. La dificultad ahora puede ser el cobro al perder la referencia del lugar donde han cíado.

LA QUE APEONA Y VUELA
Hay terrenos y tiempo en los que las codornices no son quedonas, no se dejan sorprender por nuestro perro, y tan ariscas como las mismas perdices, arrancan rápidas y por delante del can. En estas circunstancias, las codornices muchas veces salen tan retiradas que mientras nosotros estamos mirando dos metros por delante del perro, se arrancan a más de quince de nuestra posición. Hay que adaptar nuestro equipo, recurriendo a chokes típicos de la caza al salto como tres y una estrellas, y cartuchos de 30 gramos de octava, pues dispararemos mucho más retirado de lo habitual.

A PERRO PUESTO
Es la más fácil y la que más se falla. A todos nos gusta ese momento en el que tras recortar su paso, nuestro perro rabea y se queda puesto ante una montonera de paja en mitad del rastrojo. Sólo queda esperar a que salte y tirar para ver cómo el perro la trae. Pues estas codornices se fallan en muchos casos, y siempre por dos motivos: precipitación y mal encare. Suele pasar que ante la cercanía del arranque y por querer asegurarla, nos precipitamos y tiramos muy cerca, lo que propicia que el disparo no se abra lo suficiente, o que la destrocemos si la alcanzamos, pues hay quien tira por debajo de los siete-ocho metros. Es preciso dejar que arranque, encarar, seguirla, taparla y tirar, nada más, por encima de los quince metros, una distancia ideal para que caiga abatida limpiamente.

Fuente: ADECANA

adecana

 

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