Pluma invitada

La gestión del Parque Nacional de Guadarrama

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El Parque Nacional de Guadarrama es una muestra más del riquísimo patrimonio natural de nuestro país. El grado de protección acordado sobre las 30.000 hectáreas que lo integran entre la Comunidad de Madrid y la Comunidad de Castilla y León acoge a más de 1.500 plantas autóctonas y más de 1.200 especies animales de las cuales 13 están en peligro de extinción.

En fechas recientes se suscitó un debate sobre el problema de sobrepoblación de cabra montés en el Parque Nacional de Guadarrama. El exceso de ejemplares, al no existir predador natural sobre la especie, se cifró en más de 2.000 ejemplares.
En este momento han aparecido noticias en determinados medios de comunicación en donde se intenta contraponer la actividad turística, tanto en el entorno como en el Parque Nacional de Guadarrama, con la caza como actividad reconocida como instrumento de gestión en los Parques Nacionales de nuestro país.
Para quienes llevamos años defendiendo los valores medioambientales compatibles, entre otras actividades, con la acción de cazar, comprendemos que la población sobredimensionada de una determinada especie animal perjudica y empobrece el entorno, acabando con los valores que justifican su protección, pudiendo ocasionar el deterioro y enfermedad del grupo animal.
La caza, tal y como hemos tenido ocasión de defender en múltiples ocasiones en la Cámara desde los escaños del Grupo Parlamentario Popular, forma parte de las tradiciones y costumbres de nuestro país, pues, concretamente, en Madrid hay más de 30.000 licencias de caza en vigor, contribuye a la conservación y es una actividad que genera renta y empleo.
La legislación vigente reconoce la caza como instrumento válido para gestionar poblaciones y establece unas normas de seguridad que la hacen compatible con cualquier otra actividad, también en el Parque Nacional de Guadarrama.
30.000 hectáreas de Parque Nacional hacen posible alternar y compatibilizar usos, todos conformes a derecho y todos producto del ejercicio libre de la voluntad individual, ejercicio de la libertad a la que los cazadores también tenemos derecho.
Por Teófilo de Luis. Diputado por Madrid del Grupo Parlamentario Popular.

 

 

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