Perros

Perros: intoxicación por venenos

 

Las intoxicaciones por venenos que pueden afectar a nuestros perros son de dos tipos fundamentalmente: la estricnina y los raticidas. La eficacia de la acción de los venenos depende siempre de la dosis suministrada; esta cantidad afecta a la aparición de los síntomas y nos enmarca el periodo de tiempo donde la actuación sanitaria es básica para contrarrestar la acción de estas sustancias.

 

La estricnina es un poderoso inhibidor de la contracción de los músculos que llega a generar una parálisis de éstos que, al afectar a la musculatura del diafragma, provoca la muerte por asfixia de los animales que lo ingieren, de forma eminentemente rápida.

Los raticidas o rodenticidas son sustancias empleadas en el campo para el control de ratas y otros roedores, mediante su empleo en cebos. Su mecanismo de acción es favorecer la anticoagulación; es decir, impiden la actuación de la coagulación sanguínea, de forma que provoca la aparición de hemorragias espontáneas.
Su característica es que este mecanismo de acción aparece tras largos periodos de ingerir el veneno, de forma que estos roedores no asocien la ingestión de los cebos envenenados con la muerte de los animales que los ingieren.

¿Cómo se envenenan los perros?
El contacto con estos venenos se genera por dos formas: la primera de ellas, es la ingestión directa de cebos envenenados, al emplear cebos apetecibles (los conocidos ‘chorizos y salchichas de la muerte’) o bien, una segunda, a través de la ingestión de animales que previamente hubieran comido este veneno, tal es el caso de lagomorfos u otros animales silvestres que entran en contacto con estas sustancias tóxicas.
Si bien la acción de la estricnina es muy rápida, pudiendo empezar los síntomas de parálisis, incoordinación y dificultad respiratoria en apenas 25 a 50 minutos tras la ingestión del veneno, en el caso de los raticidas la aparición de la sintomatología puede retardarse en varios días e incluso semanas.
El decaimiento súbito o progresivo, la palidez y la presencia de sangre en vómitos, heces u orina son signos que deben alertarnos de que algo ocurre y nos debe señalar el desplazamiento inmediato a la consulta veterinaria.

Tratamiento urgente
Lo que debemos hacer en caso de sospechar que nuestro perro ha podido ingerir de alguna forma algún posible veneno es, sin género de dudas, desplazarnos de inmediato a una consulta veterinaria y proceder a la recogida de la muestra –resto de comida, por ejemplo– de la que sospechemos que pueda estar envenenada. Dicha muestra debe conservarse de forma que se preserve su contenido y evitando nuestro contacto con dicha sustancia sospechosa. Después la depositaremos en la consulta veterinaria para, además de ayudar al diagnóstico del veneno concreto ante el que nos encontramos, en caso de confirmación facultativa del cuadro de envenenamiento, permitir la interposición de la correspondiente denuncia.

Si la posible ingestión de veneno se ha producido en un tiempo inferior a dos horas, es conveniente el provocar el vómito, siendo un método muy eficaz la ingestión forzada de agua oxigenada al 3 %, en una cantidad aproximada de una cuchara sopera por cada diez kilos de peso de nuestro perro.

Esta acción la podemos repetir a la media hora de la primera toma. Si nuestro perro ve alterada su consciencia, aunque sea de forma parcial, no debemos provocar el vómito, ya que la entrada de material digestivo en las vías respiratoria será muy probable, pudiendo provocar la asfixia de nuestro compañero.

Si el veneno administrado fuera del tipo de ácidos o lejías, la provocación del vómito estará contraindicada.
Tampoco hay que emplear leche a modo de elemento de dilución del veneno, ya que podría favorecer la asimilación del producto, en lugar de su dilución.

Tras este escaso recurso de primeros auxilios denemos acudir al centro veterinario mas cercano con la máxima urgencia.

Ignacio Ramón Garcia (veterinario)

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