Opiniones Viento del norte

Incendios forestales y sus consecuencias

images_wonke_mas-caza_gestion_20121011_incendios

Llega otro verano y de nuevo surge la amenaza de los incendios forestales, que este año puede ser muy seria porque llovió mucho en primavera y salió mucha hierba y maleza que ahora se han convertido en pasto seco, en yesca.

Sin duda, los incendios forestales se han convertido en las últimas décadas, por su frecuencia, intensidad y extensión, en uno de los problemas ambientales más graves de la península Ibérica, siendo una de las causas de la degradación del medio natural. En España, en el periodo comprendido entre el 1 de enero y el 17 de julio de 2016, la superficie afectada por los incendios ha sido de 10.157,45 ha, mientras que en 2015 en el mismo período fue de 39.185,36 ha. Por otra parte, si analizamos el período entre los años 2006 y 2016, este año ha sido el que menor superficie afectada por los incendios.

Pero a pesar de estos datos que indican que en lo que llevamos del presente año la superficie quemada es la menor de los últimos diez años, todavía queda mucho verano y hay que extremar al máximo las precauciones. Y entre otras cosas, respetar las normativas de incendios forestales existentes en cada una de las comunidades autónomas en las que se regula el uso del fuego en suelo no urbanizable y rústico para la prevención de incendios forestales. En ella, se puede ver las autorizaciones para el uso del fuego en terrenos agrícolas y forestales, otras regulaciones del uso del fuego (barbacoas y otros utensilios generadores de calor o fuego, tránsito de vehículos a motor en pistas forestales y maquinaria en suelo no urbanizable, pajeras, etc.), régimen de autorizaciones, etcétera.

El 80% de los incendios son por causa humana

images_wonke_actualidad_20120904_incendios_2Las estadísticas señalan que el 80% de los incendios forestales son provocados por la mano de ser humano, unos por negligencia o imprudencia, otros intencionados, obra de pirómanos. Aunque es complicado diferenciar entre hacer una barbacoa en época estival, que está prohibida en todas las comunidades autónomas, con algunas excepciones en ciertos lugares que se señalan en las normativas de cada comunidad autónoma, de echar una cerilla en el monte de un pirómano.

Sin duda, la meteorología existente en verano multiplica el riesgo, sobre todo cuando las temperaturas han llegado o superan en determinados lugares los 40 grados en estos pasados días. Pero las estadísticas son contundentes y plantean que solo un 14% de los incendios forestales son producidos por causa natural, y el 6% es por causas desconocidas. Quién le pega fuego al monte y a nuestros campos es producto del incivismo y de la negligencia, o de la maldad.

Recuperar el bosque

El fuego es parte de la naturaleza. Uno de los elementos modelares del paisaje. Sin embargo, el incremento y la sucesión de incendios considerados no naturales está teniendo un efecto violento en los ecosistemas. Arden los bosques, los campos…y las llamas se llevan por delante no solo la flora y la fauna. También pueden causar daños irreparables en el suelo donde después tendrá que crecer de nuevo el verde. Lo que el fuego devora en dos días puede tardar más de 100 años en recuperarse.

Pero el fuego, con todo su dramatismo, no es el punto final. Después de las llamas, los expertos hablan de silencio, de desolación. Los seres humanos se enfrentan a la idea de pérdida, catástrofe. Surgen las ganas de hacer algo enseguida. De recuperar lo verde que ahora es negro. De sustituir lo quemado por nuevos árboles. Pero eso, la reforestación artificial en grandes cantidades, no es, según los expertos, una receta mágica y generalizada en todas partes. Cada caso es un mundo y hay que esperar. Es necesario estudiar los daños en la zona y analizar cómo se va a comportar la naturaleza por sí sola.

Después de miles de años quemando bosques, los seres humanos empiezan saber qué hay que hacer -o qué no- para recuperarlos. Aunque no sea una ciencia exacta. Y lo primero, antes de preocuparse por lo verde, es velar por el suelo donde luego debería volver a crecer. La desaparición de la vegetación, según los expertos, que hace de cubierta protectora puede fomentar la erosión del suelo y ese es el principal problema para la recuperación del terreno tras el incendio, lo que hay evitar por todos los medios.

Efectos en la faunaincendios magrama

En lo que respecto a la fauna, la mayoría de los animales que viven en zonas quemadas escapan, pero su hábitat queda destruido o modificado. Algo que afecta particularmente a las aves. Si el incendio se produce en época de cría cuando hay todavía muchos pollos volanderos, la mayoría no podrán salir y morirán entre las llamas. Todo esto es normal, ya que las zonas forestales son cobijo de múltiples aves y fauna en general. Si analizamos algunos de los ecosistemas afectados por los incendios, por ejemplo, los bosques de ribera, además de que la avifauna existente en esos lugares huiría, podría tener graves repercusiones en la fauna piscícola. Hay que tener en cuenta que el bosque de ribera es fundamental para sombrear los ríos. Y si esto no ocurre, es cuando el río se cubre de algas, que absorben el oxígeno de las aguas y ello afecta de forma muy seria a las distintas especies piscícolas existentes.

También suele ocurrir que determinados animales se esconden. Y vuelven. Por ejemplo, si se dejan árboles quemados pero en pie para que nidifiquen.

Los efectos de los incendios forestales, además de la evidente pérdida dramática por el fallecimiento de personas, van mucho más allá de la destrucción de árboles. Por un lado, es evidente que los fuegos provocan una pérdida económica directa para los propietarios del monte, también para la población cuyas propiedades (casas, pastos, infraestructuras agrícolas, etc.) son devorados por las llamas. Pero el efecto económico es muy superior. Leña, setas, frutos silvestres, corcho, resina, caza o pesca son algunos de los productos obtenidos directamente de los ecosistemas forestales.

Por tanto, cuando se quema un bosque, se pierde mucho más que lo que se ve a primera vista: los árboles.

Por Julen Rekondo, químico, periodista especializado en temas ambientales y Premio Nacional de Medio Ambiente

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.