En la prensa

Honorables cacerías con contratista

Fuente: levante-emv.com

El mundo es un pañuelo. El conseller Serafín Castellano achacó su presencia en una cacería organizada en un coto cercano a las Lagunas de Ruidera (Ciudad Real) junto al empresario al que le adjudicó los contratos de extinción aérea de incendios a una mera coincidencia. «Cuando vas a cazar se coincide con mucha gente», explicó después de que Levante-EMV publicó la noticia, el 4 de agosto y con foto incluida.

Vicente Huerta, el dueño de la empresa Avialsa T-35, corroboró esta versión al asegurar que se encontraron «de casualidad» y que sólo hablaron «treinta segundos». Vendría a ser el tiempo necesario para decidir el plano de la foto, con un sembrado de patos a sus pies.
«Coincidencias» entre el titular de Gobernación y el contratista, por 34,17 millones de euros, de las avionetas para la lucha contra el fuego en jornadas cinegéticas ha habido unas cuantas. En los años 2007, 2008 y 2009, la empresa de Vicente Huerta organizó al menos una docena de cacerías, según documentación y testimonios a los que ha tenido acceso este periódico. A esos eventos, a caballo entre las relaciones comerciales y el ocio al estilo de «La escopeta nacional», acudían directivos de Avialsa, algunos empresarios y, con cierta asiduidad, el propio conseller, según fuentes conocedoras de estas excursiones escopeteras de fin de semana.

 

Torcaz, tórtola, perdiz y pato. 

La práctica totalidad de las cacerías se celebraron en cotos situados en Albacete y Ciudad Real, territorios, por así decirlo, con denominación de origen en materia cinegética. Uno de los destinos preferidos fue el coto «Cortijo de Trifillas», situado en Albacete. La perdiz, la reina de la caza menor, es la estrella de esa finca. La comitiva valenciana visitó al menos en seis ocasiones este paraje para cazar a ojeo, sistema por el que los cazadores ocupan puestos fijos a la espera de que los ojeadores hagan batidas para espantar a las aves hacia los escopeteros. En vez de ser el cazador con el perro el que busca la perdiz, los empleados del coto y personal contratado para la ocasión suplantan al can y hacen que la pieza levante el vuelo hacia al cazador.
La práctica se retrata a la perfección en Los santos inocentes, de Miguel Delibes. Con este sistema, que viene a ser como pescar en piscifactoría, se abatieron unas 1.934 perdices en tres jornadas

Cada ejemplar se pagaba entonces a unos 39 euros, según las mismas fuentes. En este tipo de caza sedentaria es tal la cantidad de tiros que mientras el cliente dispara a discreción, el llamado «secretario» carga una segunda escopeta.
A veces el precio de la cacería es cerrado con independencia de los ejemplares que se liquiden. En la caza de paloma torcaz y tórtola no suele cobrarse por piezas. Entre las cacerías patrocinadas por la empresa de Vicente Huerta hubo un par de ellas dedicadas a las torcaces.
Más jugosa es la carne de pato. Tuvieron ocasión de comprobarlo el conseller, Huerta y unos cuantos directivos y empresarios que compartieron disparos y comida en noviembre de 2007 durante la apertura de la veda en el coto El Allozo, en las Lagunas de Ruidera. No eran más de diez los participantes en esa cacería, según las citadas fuentes, aunque Huerta eleva la cifra a una treintena de empresarios.

34 millones en contratos

Esa cacería de palmípedos se celebró cuando el hoy secretario general del PP llevaba cuatro meses y medio al frente de Gobernación. Menos de tres meses después, el 4 de febrero de 2008, adjudicó a Avialsa las labores de extinción aérea de incendios para las campañas de 2008 y 2009. El servicio fue otorgado por 11.172.035 euros, sin un céntimo de rebaja sobre el precio de licitación. La firma de aviones, puntera en el sector y con amplia experiencia, ya venía realizando esos trabajos desde 1983, según subrayó Huerta.
Luego se firmó una prórroga para que las avionetas de Huerta siguieran a disposición de la Generalitat en enero y febrero de 2009 por de 341.789 euros. Y el 17 de marzo de 2010 cristalizó la segunda gran adjudicación de Castellano a Avialsa. Un contrato firmado dos semanas antes, que alcanzó los 22.657.852 euros (con una rebaja de apenas 4.500 euros sobre la oferta de licitación) y que expira en 2014, cuando se convocará nuevo concurso.
Entre los directivos de Avialsa figura el alcalde de Quartell, Francisco Huguet, responsable de relaciones institucionales de la empresa y gestor de cuentas y finanzas de la firma, según admitió a este periódico. Huguet es persona de confianza de Castellano. Fue su peón en el Camp de Morvedre en la lucha entre el secretario general del PPCV y el presidente provincial, Alfonso Rus, por controlar el PP. El patrocinado por Rus ganó por un voto la presidencia comarcal que ocupaba Huguet.

A la fiesta del pato

A la cacería de patos, Castellano acudió, como siempre, acompañado por su inseparable amigo José Miguel Pérez Taroncher, constructor de la Pobla de Vallbona al que abrió las puertas de la Generalitat en 2000 desde su puesto de conseller de Sanidad. Entre ese año y 2008, Taroncher se llevó más de 200 contratos menores a dedo del Consell. 1,7 le fueron otorgados directamente por su amigo Castellano desde Sanidad y Gobernación. Construcciones Taroncher y Asociados, Construcciones Pérez Taroncher y Jopeta Gestión Inmobilaria (las tres firmas con las que ha operado ese empresario) factura-ron 7 millones al Consell. Si hubo un terreno abonado en la Generalitat para esa empresa ese fue La Fe.
En las fechas en las que Taroncher abatía palmípedos en El Allozo, ya tenía casi a punto una factura de 1,2 millones que presentó el 28 de diciembre de 2007 y Sanidad se la ingresó el 20 de febrero de 2008.
A la cacería de patos también asistió el hijo de Taroncher, administrador, junto a su hermana, de DV-Cuatro, constituida el 14 de agosto de 2009 para seguir facturando al Consell y retirar las otras tres marcas, ya quemadas tras saltar el escándalo de las contrataciones.

Ciervos, muflones y jabalíes

Pero no todas las piezas cobradas en esos fines de semana caben en el morral. También hubo caza mayor.
La empresa de Huerta organizó al menos dos expediciones a cotos de piezas sin plumas. En un caso a la finca El Tochar, en Ciudad Real. En esa ocasión se cobraron pocos ejemplares pero excelsos. Un par de ciervos y dos jabalíes, todos calificados como medalla de oro. La calidad de los trofeos (ciervos, venados, muflones…) se determina según la puntuación de los distintos atributos de belleza, desde el pelaje hasta la cornamenta. El segundo destino elegido por el directivo que montaba estos eventos desde Avialsa fue doméstico. No salieron de las comarcas valencianas porque la montería se organizó en La Hedrera, en Penàguila. La cosecha de piezas cobradas fue abundante: 7 ciervos, 18 muflones y 12 jabalíes.

«Taroncher era el chófer de Serafín Castellano»

Llegaron en un Mercedes ML320 negro. Al volante, José Miguel Pérez Taroncher. «Siempre conducía él, era el chófer de Serafín», explica un asistente. El vehículo estaba a nombre de la constructora del amigo del conseller. La relación entre ambos es tan estrecha que la esposa de Taroncher, Mª Ángeles González, comparte con Castellano y su mujer, Nuria Rioja, la propiedad de una finca de naranjos de 27.000 metros en Llíria. La adquirieron a través de la firma l´Alqueria Vella y se escrituró el 25 de abril de 2008 por 130.392 euros. Castellano y su esposa, casados en gananciales, firmaron un préstamo de 82.600 euros a medias con González, colocada por Castellano en el PP de las Corts.

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