En la prensa

La arcea, la pieza más preciada

Fuente: tododeporte.elcomercio.es

El cazadero de La Roda, perteneciente al coto de Tapia de Casariego, acogerá este domingo el Campeonato Nacional de Caza de Arcea (becada) con perro. El asturiano Javier López Fernández intentará revalidar el título conseguido en la edición de 2012 que se celebró en la zona de Río Vados, en la Reserva del Saja, en territorio del municipio cántabro de Ruente. También acudirá José Luis González Vega, ‘Vega’, cazador de La Peral, en el concejo de Illas, que hace un mes se proclamaba campeón regional en el cazadero donde se va a celebrar el Nacional.

 

El enemigo a batir será el navarro Juan María Esaín, ‘el panadero de Zubiri’, que cuenta con ocho entorchados nacionales. El último lo conquistó en el año 2011, en la localidad aragonesa de Sos del Rey Católico, al apear siete arceas de diez disparos. Aquella jornada tuvo como juez de campo al actual campeón regional, José Luis González Vega.

La competición comenzará a las nueve de la mañana y el tiempo de duración es de seis horas. Cada cazador no podrá utilizar más de diez cartuchos y el cupo es de tres arceas. Sólo serán válidas las becadas abatidas en presencia del juez que acompañe al cazador a lo largo de la jornada.

Está previsto que participen entre 35 y 40 cazadores de diferentes regiones españolas. Vega explica, sobre el espacio de caza, que «es un cazadero diferente a los habituales. Es costero, con abundantes pistas, caminos y carreteras, y los buenos encames de arcea se encuentran lejos de la salida». El territorio lleva meses vedado para la caza menor y las expectativas «no son muy buenas a consecuencia de los vientos cálidos del Sur de las últimas fechas». Vega recuerda que, cuando hace un mes se proclamó allí campeón regional, «la fecha coincidió con una muy buena llegada de arcea, a mediados de diciembre. Eran aves de entrada y aguantaban muy bien la postura del perro». «Es posible que ahora anden un poco más esquivas», manifiesta el cazador de La Peral.

Vega acudirá acompañado por una perra setter llamada ‘Tea de Villa Astur’ y de «una escopeta Beretta superligera, del calibre 12, con cañones de 68 centímetros, de tres y cuatro estrellas». Todos sus cartuchos llevarán «perdigón del 10 y el del primer disparo contará con una carga de 36 gramos de pólvora y de 40 gramos para la segunda detonación». Reconoce que el principal rival a batir será «el navarro Juan María Esaín». «Es un atleta. Hace dos años, cuando se proclamó campeón de España por última vez, le acompañé como juez de campo y llegué al control quemado, con la lengua fuera», añade.

Y para obtener un buen resultado el domingo, advierte, hay que «tener suerte y perros muy buenos para la arcea. Hay que estar físicamente muy bien para aguantar seis horas cazando a un ritmo muy alto y para no llegar ahogado junto al perro en el momento de realizar el disparo». Vega, de 49 años, comenzó a cazar a los 16 y salía al monte con un pointer. Desde hace «mucho tiempo» prefiere el setter porque «es un perro más duro y se adapta mejor que el pointer a nuestra tierra, de inviernos con lluvia, nieve o granizo».

Levanta pasiones

La arcea, considerada como la embajadora del frío, ocupa el lugar más alto en las preferencia de los cazadores asturianos. Se trata de un pájaro que levanta pasiones, prolonga conversaciones y es la causa de enfados entre cazadores que se consideran muy amigos. Nadie dice la verdad sobre el número de ejemplares que cobra ni tampoco revela el lugar donde se produjo el lance. Y es que existe el ‘sitio de la arcea’, aquel lugar que otra becada ocupa cuando ha sido abatido el primigenio morador del espacio.

Se trata del ave más encarnizadamente perseguida por el cazador, pero su censo no desciende de forma alarmante porque su hábitat no ha sufrido excesivas transformaciones. La presión cinegética sobre la arcea es de tal intensidad que en los años ochenta las capturas totales en Europa se estimaban en cuatro millones de becadas al año. Francia, Italia y la Unión Soviética protagonizaban el 80% de las capturas.

El disparo sobre la arcea, que pesa unos 350 gramos, es fácil cuando se produce en un lugar al descubierto porque el blanco resulta grande y lento, pero se convierte en dificilísimo si se realiza en el interior del bosque, al tener que apretar el gatillo al rumor del vuelo.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.