En la prensa

Las monterías de la ‘jet set’: quiénes se llevan los mayores trofeos de caza

«Hace unos días, Castilla-La Mancha decidió excluir al arruí o muflón del Atlas de las especies homologables como trofeos de caza. Puede que a usted esta medida no le afecte demasiado, pero sin duda dejará varios damnificados en la clase dirigente de este país», publica hoy elconfidencial.com.

«Una de las principales será Yolanda Fierro Eleta, perteneciente a la cuarta generación de una de las sagas más reconocibles de la industria española, los Fierro, quienes prosperaron desde principios del siglo XX con el grupo Fosforera pero luego dieron el salto, con éxito, a sectores como el inmobiliario o el naviero. Como cazadora, Fierro Eleta abatió a varios ejemplares de arruí de medalla en la finca La Morera, en Ciudad Real.

Uno de los arruí cazados en 2009 en esta finca por la empresaria sumó 355,90 puntos, suficientes para garantizarle una medalla de oro pero no para alcanzar la cabeza de la lista de récords en España, que ostenta el empresario de máquinas recreativas Jesús Franco Muñoz por un muflón del Atlas de 370 puntos matado en diciembre de 1997 en la finca El Retorno, Valencia. Y tras él, otro habitual en el podio de trofeos de caza: el rey emérito Juan Carlos, por un arruí de 359 puntos cazado hace 17 años en la finca valenciana de El Tochar.

La España de hace una década

Cada cinco años, la Junta Nacional de Homologación de Trofeos de Caza edita el ‘Catálogo de trofeos de caza’. El último editado abarca de 2006 a 2010: recuerden, eran los años en que el mundo veía a José Luis Rodríguez Zapatero como ahora ve a Emmanuel Macron, el paro en España bajaba hasta coquetear con el 8% y la economía española disfrutaba de la llamada década prodigiosa. Parece que han pasado siglos, pero no hace ni 10 años. Entonces, los negocios bullían y muchos de ellos se cerraban en pleno monte, entre escopetas.

Los empresarios y nobles más importantes de nuestro país, aquellos que han hecho de sus vidas un ejemplo de discreción, firman sin embargo con nombre y dos apellidos en las páginas de este catálogo de trofeos. Es una pequeña y exclusiva ventana abierta a este mundo, el de las monterías, donde tantos acuerdos se han cerrado y tantas páginas de nuestra historia reciente se han escrito.

Las páginas del catálogo revelan historias como las de la finca de Altabaja, ubicada en Hornachuelos, Córdoba, y propiedad de Luis Portillo Valero, el misterioso constructor sevillano que un día llegó a liderar la lista ‘Forbes’ pero cayó en desgracia al explotar la burbuja. En esta finca de 2.500 hectáreas, frecuentada tanto por él como por sus hijos en compañía de las Koplowitz o los Botín, Portillo cazó en torno a 2007 tres gamos merecedores de una medalla de oro y otros dos de medalla de plata, pero alguien le robó el récord en su propia finca.

En 2009, cuando el imperio inmobiliario de Colonial se resquebrajaba y el empresario sevillano se había visto obligado, con todo el dolor de su corazón, a poner en venta La Altabaja, alguien logró abatir allí al gamo más grande nunca visto por aquel territorio: una medalla de oro de 206 puntos frente a los 202 del mayor nunca cazado por Portillo. ¿Quién apretó el gatillo? El guardés de la finca, Pedro Polonio.

Al homologar aquel trofeo para recibir la medalla, Polonio estaba cometiendo una afrenta importante, la de figurar por encima de su empleador, pero cómo resistirse al efluvio de los laureles.

Nada escapa a la mirilla de Abelló

Más allá de las pequeñas historias, la estadística de los trofeos de caza en los últimos años apunta directamente a Juan Abelló Gallo como líder indiscutible del deporte cinegético. En esos cinco años, el ejecutivo y coleccionista de arte acumuló 174 trofeos. Desde jabalíes o venados —cazados principalmente en la finca familiar El Postuero de las Navas, en Los Yébenes— a corzos o ejemplares de macho montés, nada parece escapar a la mirilla del septuagenario Abelló.

El único cazador que hacía sombra al empresario en número de trofeos, Valentín Carmona, con 120, falleció en 2010. Por detrás de este, las distancias se ensanchan pero la lista sigue trufada de nombres como Alberto Cortina Alcocer (45 trofeos) o su hijo Alberto Cortina Koplowitz (88), el expresidente de Sanitas Marcial Gómez Sequeira (62) o Gloria March Delgado, de los March de toda la vida, con 54 trofeos de caza. En la mitad de esta ilustre tabla, aunque a años luz de la cabeza, se vislumbran personajes como Jaime Castellanos (18 trofeos) o Miguel Blesa (16), que compaginó sus años en la cúspide de Caja Madrid con la caza del gamo, habitualmente en la finca Las Carboneras en Fuente Obejuna, Córdoba.

La lista de celebridades con trofeo de caza es tan larga como permita nuestro conocimiento de las élites, pero por supuesto no faltan Emilio Botín (quien en 2006 abatió dos jabalíes medalla de oro en El Castaño, Ciudad Real) o sus hijos Javier y Ana Patricia Botín O’Shea, los actuales presidentes de Endesa, Borja Prado, e Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, Santiago Bergareche, presidente de Vocento, o Santiago Aguirre Gil de Biedma, hermano de la expresidenta de la Comunidad de Madrid.

La suerte de los cotos de caza

Muchas de las fincas que aparecen en el catálogo siguen siendo frecuentadas por miembros de la primera línea empresarial o la nobleza, pero ya no estamos en aquella época y se nota. Muchas de estas propiedades fueron puestas a la venta durante los últimos años de recesión, la última, la de Carboneras del Valle en Alcaracejos, Córdoba, que salió esta semana a la venta por 17 millones de euros.

Otras, aunque sin cambiar de manos, no cuentan ya con los privilegios de entonces. Por ejemplo, el coto privado de La Mata del Moral en Valdepolo, León, fue investigado en 2016 por la Junta de Castilla y León por la presunta eliminación de gatos monteses y otra fauna salvaje protegida. Sin embargo, una década antes, la dehesa era frecuentada por políticos como Manuel Fraga Iribarne, que entre 2006 y 2008 abatió a cuatro venados medalla de oro pese a haber superado ya los 85 años de edad».

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