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La RFEC valora la importancia de los cazadores en detección de casos de PPA en jabalíes

Tras la petición del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente a los representantes del mundo de la caza de colaborar en la detección de posibles casos de peste porcina africana (PPA) en jabalíes, la Real Federación Española de Caza (RFEC) solicita a los cazadores que comuniquen cualquier hallazgo que les resulte sospechoso en el campo, pues, a pesar de que el riesgo es bajo, no se debe descuidar su vigilancia.

Aunque los focos de PPA están surgiendo en países alejados de la península Ibérica, la aparición de varios casos en la República Checa a finales de junio, unida al empeoramiento de la situación en países previamente afectados (Polonia, Letonia, Lituania y Estonia), supone un aumento significativo del riesgo de llegada de la enfermedad, por lo que el MAPAMA está comprobando los movimientos de riesgo desde las zonas afectadas a nuestro país.
Según ha comunicado el Ministerio de Agricultura a la RFEC, la PPA afecta a los jabalíes produciendo la muerte de más de un 90% de los afectados en menos de una semana desde que se produce la infección. En ocasiones, sin embargo, la infección no es mortal y puede dar lugar a animales portadores del virus, lo que favorece la difusión de la enfermedad en el entorno.
La Real Federación Española de Caza, dado que los cazadores están en contacto directo con la fauna silvestre, considera conveniente que estén puntualmente informados sobre esta situación y conozcan los principales síntomas de la enfermedad, para, si surgiera el caso, poder comunicar a los servicios veterinarios oficiales cualquier hallazgo que les resulte sospechoso en el campo, como podrían ser síntomas compatibles con la enfermedad (principalmente síntomas hemorrágicos) o mortalidades masivas en una misma zona.
Sobre la peste porcina africana (PPA)
La PPA es una enfermedad altamente contagiosa, causada por virus del género Asfivirus, con cuadros agudos o hiperagudos con mortalidad cercana al 100%, si bien en otras ocasiones cursa con cuadros clínicos subagudos o incluso crónicos con menor mortalidad.
Afecta al ganado porcino, tanto en los animales domésticos (cerdos) como en las especies silvestres (jabalíes).
España en el año 1995 fue declarada ‘libre de la enfermedad’, situación que se mantiene hasta la actualidad.
Provoca lesiones hemorrágicas en piel y órganos internos, pero, a diferencia de la peste porcina clásica, no aparece, normalmente, sintomatología nerviosa. En cualquier caso, es imposible diferenciar estas dos enfermedades sólo por los síntomas y en caso de sospecha hay que realizar un diagnóstico laboratorial que permita su diferenciación.
No existe vacuna contra esta enfermedad.
Se considera que esta enfermedad tiene un elevado potencial de difusión de forma extensiva y rápida a nivel internacional. De hecho, existe un riesgo constante de diseminación de la enfermedad siendo los factores de riesgo más importantes la introducción de carne de cerdo infectada y el movimiento de jabalíes infectados.
Parece ser que en los países del este de Europa afectados por el actual brote está jugando el jabalí un papel importante en el mantenimiento de la enfermedad en la zona. La opinión científica más extendida es que la ausencia de especies carroñeras, unida a las bajas temperaturas del invierno, hacen que las carcasas de los jabalíes muertos se mantengan en el campo durante largos periodos de tiempo (pasando el invierno) manteniéndose como fuente de infección para los jabatos de la primavera siguiente.
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