Nacional Noticias

El lince se recupera en los Montes de Toledo gracias a la colaboración de fincas privadas

«Kentaro», macho nacido en 2013 y soltado en El Castañar en 2014, en una de las encinas de la finca. Conocido como «el lince viajero», llegó a recorrer más de 2.000 kilómetros hasta Portugal. José María Finat.

En 2002 quedaban en el mundo menos de 200 ejemplares de «Lynx pardinus». Hoy hay 547, en parte gracias a proyectos como Life+Iberlince, en el que la participación de las fincas privadas es determinante. Viajamos a El Castañar, en los Montes de Toledo, donde la familia Finat lleva soltados 16 animales.

La primera fase del proyecto Life+Iberlince (1994-1999) consistió en un estudio de los espacios de reintroducción, como explica su director, Miguel Ángel Simón:»Seleccionamos áreas con unas características determinadas: una buena calidad de hábitat, una buena densidad de conejos y un estudio de amenazas, como cultivos o carreteras. Una vez elegida la zona propicia, era imprescindible la colaboración de fincas privadas para desarrollar las diferentes actuaciones. El Castañar llevaba muchos años colaborando con proyectos de conservación de todo tipo». El duque de Pastrana y sus hijos, Rafael y José María Finat -quienes se encargan de los temas agropecuarios-, son muy proclives a participar desde hace años en las acciones de preservación y recuperación de especies que se les han propuesto. Son todo un ejemplo de gestión sostenible. «Contar con ellos desde el principio fue una ventaja, son muy respetados y conocidos en la zona y arrastraron a otros muchos dueños», asegura Simón.

La misma opinión comparte Marino López de Carrión, técnico superior del Servicio de Espacios Naturales de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha: «Había una relación de experiencia y confianza mutua con los Finat». Una vez establecidos los contactos con las diferentes explotaciones, se procedía a la firma del convenio por el que la propiedad se comprometía a permitir al personal encargado realizar el seguimiento de los especímenes, a conservar el medio natural tal y como estaba y a llevar a cabo una serie de actuaciones: realizar mejoras, hacer siembras o repoblaciones de conejos, que suponen el 80% de la dieta de este carnívoro… En la actualidad son casi 16 fincas castellano-manchegas las que participan, sumando algo más de 17.000 hectáreas.

Las crías nacen en cautividad en los cinco centros que hay en la península (Zarza de Granadilla, Cáceres; El Acebuche, Huelva; Jerez de la Frontera, Cádiz; La Olivilla, Jaén, y Silves, Portugal). Se seleccionan cuando alcanzan aproximadamente el año de edad y siempre buscando favorecer la variedad genética. El Castañar fue clave desde el primer momento y el lugar elegido para las primeras sueltas. Allí fue donde crearon el cercón de aclimatación, un espacio cerrado y electrificado en el que se soltaban los ejemplares durante 15 o 20 días para que se adaptaran antes de ponerlos en libertad. Es lo que se denomina una suelta blanda. «Se utiliza este método en lugares en los que no existe una población de linces previa. Una vez que ya hay animales en ese hábitat se realizan las llamadas sueltas duras, que consisten, dicho coloquialmente, en abrir la caja y liberarlos en campo abierto», explica López de Carrión.

El 15 de diciembre de 2014 se soltaron los primeros linces en Castilla-La Mancha. Las 6.000 hectáreas que conforman El Castañar, y que llevan ligadas a la misma familia más de 150 años, fueron testigo de cómo más de medio siglo después el gran cazador del mediodía peninsular volvía para quedarse y convivir en perfecta armonía con un sistema de explotación agrícola y ganadera. «Se han soltado 16 linces en total en casa. Los 10 primeros en el cercón y posteriormente otros seis de suelta dura», cuenta José María Finat. Montes de Toledo es una de las zonas que más futuro tiene, cuenta ya con 45 individuos de los cuales ocho son hembras territoriales, siete de ellas reproductoras. «La idea es llegar en un futuro próximo a un mínimo de 15 hembras reproductoras en esta área», como apuntan desde el Servicio de Espacios Naturales de Castilla-La Mancha. La última fase del proyecto concluye, tras siete años, el próximo mes de junio. Ha contado con 34 millones de euros de inversión, aportados en un 60% por Europa y el 40% restante por las diferentes administraciones de Andalucía, Castilla-La Mancha, Murcia, Extremadura y Portugal.

La Casa Real, en la persona de la Reina Sofía, ha sido otro de los grandes apoyos de esta iniciativa. «El 24 de abril de 2015 vino la Reina Emérita a El Castañar para desenjaular un par de ejemplares, Lila y Lava. Una de las lincesas estaba amadrinada por Su Majestad y cuando supo que iba a ser puesta en libertad quiso venir en persona para soltarla», dice Finat.

Ver más en: expansion.com

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.