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El sector apoya el oso en Pirineos siempre que sea compatible con usos del monte

El Proyecto PirosLife organizó el pasado sábado un encuentro en la localidad leridana de Isil al que asistieron la Real Federación Española de Caza (RFEC), representada por su presidente, Ángel López Maraver, representantes de la Administración catalana, del Ayuntamiento de Isil, de la Fundación Oso Pardo y el presidente de la Federación Catalana de Caza, Sergio Sánchez, para abordar la consolidación de las poblaciones de oso pardo en los Pirineos centrales.

En el encuentro la RFEC dejó patente que se muestra a favor de la recuperación del oso pardo, pero siempre que ésta sea compatible con los usos del monte, en concreto con la ganadería y la caza.

Ángel López Maraver detalló el posicionamiento federativo explicando que en las áreas donde los cazadores se han implicado en la conservación del oso pardo, como viene sucediendo en Asturias y Cantabria, su población ha aumentado, entre otros motivos porque la caza del jabalí es perfectamente compatible con la existencia de plantígrados, además de beneficiosa por ser especies que compiten entre sí por los recursos.

Durante su intervención, el presidente dio a conocer los protocolos de actuación establecidos por los propios cazadores junto con la Administración cántabra en las zonas oseras en los últimos años con el fin de evitar molestias a los osos y que han tenido excelentes resultados, como han sido la prohibición del uso de perros de agarre, la suspensión o el aplazamiento de batidas de jabalí si se detectaba la presencia de algún ejemplar, principalmente hembras con crías, la divulgación de manuales entre los cazadores para no confundir osos con jabalíes –los llamados “jabalosos”– en la espesura del monte y la difusión entre el colectivo de normas de actuación ante la presencia de un oso en un puesto de caza.

“La práctica de la caza en zonas oseras es beneficiosa para el propio oso –insistió López Maraver durante su intervención–, pues logramos que estos animales no se habitúen a la presencia humana y huyan cuando detecten a cazadores o perros, evitando así futuros problemas por acercamientos a áreas pobladas en busca de comida”, añadiendo que, además, compatibilizar la presencia del oso con las actividades agrícolas, ganaderas y cinegéticas contribuye a que los lugareños no vean la presencia de esta especie como un foco de conflictos y se impliquen en su conservación.

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