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Los cazadores convocan una gran manifestación en San Sebastián el 5 de mayo

Tras cumplir todo el mes de marzo en huelga (una iniciativa sin precedentes en el Estado), sus reivindicaciones siguen sin atenderse por algunas instituciones, que ningunean al colectivo. Por eso se eleva el tono de las movilizaciones.

Los cazadores de Guipúzcoa han cumplido un mes de huelga, la primera de estas características que se convoca en el Estado. Durante todo marzo no han practicado su afición en protesta por “la inacción y dejadez” de las Administraciones, en especial la Diputación. En este tiempo, lejos de encontrar una actitud positiva por parte de la institución foral, no se ha recibido una sola llamada al diálogo para buscar soluciones. Por eso, la indignación de los cazadores ha ido en aumento y se ha visto en la necesidad de elevar el tono de sus movilizaciones, hasta el punto de que la Federación Guipuzcoana de Caza ha convocado a una manifestación para el domingo 5 de mayo en San Sebastián.

La convocatoria se aprobó por unanimidad en su Asamblea, así como por 110 sociedades y 69 cuadrillas de caza mayor guipuzcoanas. En las próximas semanas se espera una adhesión numerosa por parte de otras organizaciones, no solo del territorio vasco.

La manifestación del 5-M recorrerá las calles donostiarras hasta terminar en la plaza Guipúzcoa, sede de la Diputación foral. Los organizadores calculan que será aún más multitudinaria que la del 15 de abril del año pasado, cuando reunió a unas 10.000 personas.

Las quejas de los cazadores guipuzcoanos no solo se mantienen desde entonces, sino que la situación se ha agravado. Este colectivo, que agrupa a más de 20.000 practicantes en el territorio, se ve perjudicado por “la inacción” de las distintas administraciones competentes y por la deriva animalista de muchos partidos políticos.

Como primera medida, se ha producido la huelga durante el mes de marzo, que ha afectado sobre todo a la caza mayor (jabalíes y corzos), con las importantes consecuencias que conlleva ante la superpoblación de jabalíes, que afecta a todo el norte de España. No solo a los agricultores, sino también a la seguridad en las carreteras e incluso se dan casos de presencia de estos animales salvajes en cascos urbanos de las ciudades. Precisamente debido a la huelga de Guipúzcoa, se han dejado de cazar cerca de 500 ejemplares.

Falta de reacción institucional

Los cazadores, defraudados, ven amenazada su actividad con su prohibición en el monte Ulía, entre los municipios de Donostia y Pasaia. Una sentencia del Tribunal Supremo de 2017 consideró fuera de la legalidad dicha prohibición. Sin embargo, la Diputación, lejos de acatar esa sentencia, trata de aplicar una nueva normativa que burla la decisión de los tribunales, para seguir prohibiéndola. La Federación Guipuzcoana de Caza se ha visto obligada a presentar de nuevo un recurso.

Además, el mal ejemplo de Ulía se empieza a extender, como ya advertían los cazadores, a otros municipios como Alegia o Astigarraga, que sin contar con los cazadores han aprobado textos de reprobación de la actividad o directamente su prohibición.

El colectivo ha intentado buscar soluciones. Sin embargo, se ha encontrado con unos partidos políticos “alineados con las posturas más intransigentes del ultraecologismo y animalismo radical” y “nada sensibles con el mundo rural, que tratan de aplicar estándares urbanos al ámbito natural”.

Además, el abandono se demuestra en otro asunto: durante más de cuatro años los cazadores guipuzcoanos esperan a que la Diputación firme un nuevo convenio de caza mayor. Esta dejadez trae consecuencias negativas porque esta actividad se encuentra “en un limbo” que impide, entre otros aspectos, fijar indemnizaciones cada vez que se produce un daño en campos agrícolas provocados por jabalíes, con los consiguientes perjuicios para los baserritarras.

Además de los citados problemas de ámbito local, existen otros a nivel comunitario y estatal que han hecho que la indignación del colectivo haya crecido en el último mes. Si bien el Parlamento Vasco ha declarado a la caza como una actividad “respetuosa” y “compatible” con la protección del medio ambiente (con el voto a favor del PNV, EH Bildu, PSE-EE y PP, excepto Podemos, que se abstuvo), al mismo tiempo hay partidos políticos que quieren aprobar una nueva Ley Vasca de Protección Animal que puede acarrear consecuencias nefastas no solo para los cazadores, sino también para todos los propietarios de animales de compañía.

A nivel estatal, sigue sin dársele una solución al reglamento de armas, absolutamente restrictivo, y que dejaría a una parte importante del colectivo en casa. La Ley del Deporte, que sigue la misma directriz de no tocar la caza en periodo electoral, eliminaría muchas de las modalidades que hoy conocemos. Asimismo, está por ver qué sucederá con las órdenes de veda, tras el anuncio de los ultraecologistas de recurrirlas, lo que dejaría la actividad cinegética sin soporte jurídico.

A pesar de todo, la Federación sigue defendiendo el valor de la caza social, como “un ejemplo de la defensa de la sostenibilidad y de la biodiversidad de nuestro territorio”. Mantiene su mano tendida a solucionar los problemas que afectan a su actividad. Reclama que no se relegue a este colectivo tan diverso –que tiene un importante arraigo social- y exige lealtad por parte de los partidos políticos y las instituciones.

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