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Adecana sostiene que la caza por daños no es ocio, sino un trabajo para eliminar problemas a terceros

El viernes 19 de julio finalizó el periodo de alegaciones al proyecto que ha sacado a información pública el Gobierno de Navarra de una orden foral que establece los métodos de control de especies cinegéticas causantes de perjuicios para la salud o seguridad de las personas, para la  agricultura, ganadería o para la fauna silvestre.

En esta orden se pretende aglutinar en una sola normativa la regulación dispersa que había hasta ahora, respecto al cual ADECANA ha presentado unas alegaciones «que ponen el dedo en la llaga ante este problema que era extraordinario, pero que cada vez es más habitual», y que entiende que carga en exceso la solución y sus responsabilidades al colectivo de cazadores, «obligándoles incluso a contratar un guarda a su costa» para llevarlo a efecto, cuando es «un problema global de toda la sociedad en el que se tiene que implicar todos los estamentos de la sociedad, Gobierno de Navarra, Administración Local, cazadores, agricultores y ganaderos».

Los cazadores, el instrumento para solucionarlo

Para ADECANA es un tema de gran importancia que afecta «en grado sumo» a las sociedades de cazadores, ya que, tal como se hace mención en los antecedentes de esta Orden Foral en elaboración, el tratamiento que se debe dar a este tipo de extracción de fauna cinegética causante de daños «no debe ser como la de ocio y gestión en la temporada hábil», que es la que se regula en la Ley de Caza y Pesca, «sino que trata de regular algo extraordinario fuera de ella», que se regula en otra normativa como es la Ley de Protección y Gestión de la Fauna Silvestre y sus Hábitats.

De unos años a esta parte los daños ocasionados en los cultivos están creciendo de forma exponencial, ¿pero la sociedad se ha preguntado cuál es la causa de ello? Para la Asociación de Cazadores Navarros, «la Administración no ha tenido en cuenta que con su política agrícola, de implantación del Canal de Navarra y de abandono de la maleza en los bosques los han incrementado de forma exponencial, y que la mayor parte de ellos se producen en épocas extraordinarias fuera de la temporada habitual de caza establecidas en orden de vedas, cuando los cazadores están con sus familias y atendiendo a su vida privada como cualquier otro ciudadano».

El presidente de ADECANA, Carlos Irujo, afirma: “Esto no es caza, es una labor que se adjudica a los cazadores fuera de la temporada hábil para ‘ayudar a eliminar un problema económico a un tercero’ (generalmente, agricultores), que es algo bien diferente y por lo tanto semejante a ‘un trabajo que se realiza para beneficio de la sociedad‘. La Administración debería darse cuenta que los cazadores no somos el problema, sino el instrumento para solucionarlo, a los que, encima, se pretende que contratemos un guarda para llevarlo a cabo con el coste económico que ello conlleva» añadiendo que los cazadores «no somos unos trabajadores al Servicio de la Administración, que es lo que cada vez se está convirtiendo esto”.

Desde ADECANA defienden que las sociedades de cazadores que tengan medios económicos para contratar un guarda, los puedan utilizar de forma voluntaria para estos menesteres, pero que muchas de ellas, que no tienen disponibilidad económica para ello, puedan utilizar el Guarderío de Medio Ambiente del Gobierno de Navarra en las zonas afectadas, «que para ello los pagamos entre todos», o los guardas de campo y alguaciles «que cada vez más están contratando los Ayuntamientos que muchos de ellos tiene el título de guarda de campo».

Las autorizaciones de caza por daños deben de ser menos intervencionistas, más rápidas y efectivas

Otro tema que los representantes de la caza social han hecho mención en sus alegaciones es que una normativa que pretenda regular al margen de la caza ordinaria los métodos de control de especies cinegéticas causantes de perjuicios, debe de ser capaz de llevarse a cabo de forma más rápida y efectiva posible, pero para ello hace falta una normativa mucho más simplificada y ágil que la que se propone, «de nada vale autorizar la prevención solicitada cuando el daño ya no tiene solución», sostienen.

La caza con nieve en los valles pirenaicos, un problema sin solucionar

Otro tema que para ADECANA necesita una rápida y viene solución es la caza del jabalí con nieve en zonas de montaña, que se pretende que sólo se pueda autorizar como gestión extraordinaria de daños, «con todos los condicionantes que se pretende imponer como la obligatoriedad de contratar guarda», cuando las sociedades de las zonas que suelen estar afectadas por ello, lo único que quieren es «poner cazar tal como lo hacen sus vecinos aragoneses con normalidad cuando la capa de nieve que en los meses invernales no impide el normal desarrollo de las cacerías». Los cazadores de estas zonas lo que quieren es que «se normativice una interpretación de la caza con nieve de forma lógica y sostenible a lo largo de todo el periodo hábil de caza», y para eso no hay más que «interpretar vía reglamento cuáles son los espesores máximos» que se deben establecer en la Ley de Caza.

ADECANA ha propuesto que para todo tipo de autorizaciones a tramitar con esta Orden Foral de Daños «se elimine la obligatoriedad de guarda», sirviendo a estos efectos lo que permite la Ley, que valga con el aviso al guarderío de zona del Gobierno de Navarra para que tenga conocimiento de la actividad a desarrollar y, en su caso, para que controle si fuera necesario las mismas, y que «la caza con nieve se trate como una medida para reducir población y daños de forma global de acuerdo con los periodos autorizados en la orden de vedas, no como una herramienta puntual a aplicar de forma extraordinaria».

Consultar aquí las alegaciones presentadas por ADECANA.

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