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La aversión de los zorros a ciertos olores abre una línea de trabajo para reducir la depredación sobre conejos translocados

aversión olor

Nuevo trabajo del IREC sobre la aversión condicionada a la presa para reducir la depredación sobre el conejo durante las translocaciones.

La dramática y continua reducción de las poblaciones silvestres de conejo de monte, debida principalmente a las enfermedades y a la pérdida de hábitats adecuados, ha motivado su declaración por la IUCN como especie en peligro de extinción en la Península Ibérica.

El conejo, que paradójicamente puede ser especie plaga en determinadas zonas agrícolas, se enfrenta a una situación de amenaza en ambientes forestales –incluso con extinciones locales–, por lo que urge adoptar medidas que contribuyan a mejorar sus poblaciones.

Translocaciones

Una de las medidas más utilizadas para mejorar las poblaciones de conejo son las translocaciones, que consisten en capturar ejemplares en zonas de alta densidad para liberarlos en zonas de baja o nula densidad.

Uno de los factores que más condiciona su efectividad es la elevada mortalidad que sufren los ejemplares translocados, en gran parte debida a la depredación, hasta que se adaptan a su nuevo hábitat.

De hecho, el zorro y las rapaces (principales depredadores del conejo de monte) pueden llegar a depredar gran parte de los conejos liberados en las primeras 2-3 semanas tras una translocación.

Reducir la incidencia de la predación

Científicos del Grupo de Investigación en Gestión de Recursos Cinegéticos y Fauna Silvestre del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC – CSIC, UCLM, JCCM) y del Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA-CSIC), han evaluado el uso de la aversión condicionada a la presa como medida para reducir la incidencia de la depredación por parte del zorro durante las translocaciones de conejo.

La aversión condicionada consiste en usar sustancias químicas en la presa (o en una imitación de esta) que produzcan un efecto adverso desagradable –tipo vómitos, nauseas y/o diarrea– en el depredador, de modo que éste aprenda a rechazar esta presa en encuentros posteriores.

Se trata de desencadenar un mecanismo de supervivencia que muchos animales desarrollan para evitar el consumo de alimentos tóxicos o en mal estado una vez que han tenido una primera mala experiencia.

Esta metodología, que ya ha sido desarrollada para proteger los nidos de perdiz de la depredación por zorro mediante la inducción de una aversión al sabor, se ha utilizado en esta ocasión introduciendo una nueva variante: la aversión al olor.

La vainilla, un olor que a los zorros no les gusta

Se trata de generar aversión a un olor artificial (en este caso olor a vainilla), provocando que el depredador evite las zonas con ese olor, de modo que permite proteger las zonas concretas donde se ubican los vivares artificiales en los que se van a realizar las translocaciones de conejo.

El experimento consistió en condicionar a los zorros de zonas forestales en las que se iban a realizar translocaciones de conejo, creándoles aversión al olor a vainilla como señal de olor mediante cebos de conejo ubicados en las zonas de tratamiento.

Posteriormente, cada semana se rociaron todas las entradas de los vivares artificiales con el olor a vainilla para mantener su olor.

La respuesta de la población de conejos al tratamiento y la translocación se evaluó mediante modelos matemáticos para estimar su abundancia, mientras que el establecimiento de los conejos en su nuevo hábitat se evaluó mediante un índice de uso de las madrigueras y su supervivencia individual mediante el radio seguimiento de conejos marcados.

Los resultados se compararon con zonas control en las que las translocaciones se hicieron al mismo tiempo y de la misma manera, pero sin generar aversión condicionada a la presa.

Los resultados mostraron que tanto el establecimiento de los conejos translocados como el crecimiento de la población de conejo fueron significativamente mayores en las zonas de tratamiento respecto a las zonas de control.

La supervivencia a corto plazo de los conejos translocados también fue mayor en las zonas de tratamiento que en las zonas de control.

Aversión condicionada a la presa

Por lo tanto, este trabajo demuestra que la aversión condicionada a la presa mediante una señal de olor puede reducir la depredación de los conejos por parte del zorro y puede tener un efecto positivo en el crecimiento de la población de conejos, mejorando de forma significativa la efectividad de las translocaciones.

En el ámbito de la gestión cinegética, este método podría contribuir a la recuperación del conejo en zonas de baja abundancia, eliminando los inconvenientes y los riesgos asociados al control de depredadores para otras especies no objetivo.

Además, no solo es aplicable al conejo de monte, sino que también serviría para otras especies presa vulnerables que requieran translocaciones o que deban ser protegidas en áreas concretas, como las zonas de cría.

Finalmente, este método, usado como una herramienta no letal para reducir la depredación y contribuir a la recuperación de una especie presa clave en los ecosistemas mediterráneos como es el conejo, podría ser utilizado para aumentar el éxito de los programas de recuperación de especies de depredadores en peligro de extinción que, como el lince ibérico o el águila imperial ibérica, encuentran en el conejo un recurso trófico fundamental.

 

Referencia

Tobajas, J., Descalzo, E., Villafuerte, R., Jimenez, J., Mateo, R., Ferreras, P. 2020. Conditioned odor aversion as a tool for reducing post-release predation during animal translocations. Animal Conservation (2020).

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