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El impacto del perdigón de plomo en humedales precisa de un estudio del Ministerio

Recientemente se ha difundido en los medios de comunicación una noticia con el siguiente título: Cazar con plomo, intoxicar con plomo. Hablamos con Rafael Mateo. Curiosamente, siempre que se habla del daño que producen los perdigones de plomo en las zonas húmedas o el medio natural aparece el nombre de éste profesor.

 

El Sr. Mateo fue el encargado de realizar el estudio del año 1993, pagado por el antiguo ICONA, con el título Estudio de la problemática del plumbismo en aves acuáticas en diferentes humedales españoles (nov. 1993). El Ministerio tomó este estudio como base para promulgar el Real Decreto 581/2001, de 1 de junio, por el que en determinadas zonas húmedas se prohíbe la tenencia y el uso de municiones que contengan plomo para el ejercicio de la caza y el tiro deportivo. Prohibición que se ha venido arrastrando hasta nuestros días.

El estudio del ICONA del año 1993, indica: 

“Las aves utilizadas para estudiar la prevalencia de la intoxicación fueron cazadas en las tiradas habituales de cada zona de la temporada de caza 1992/93, excepto para el caso ya comentado de Daimiel. Todos estos ejemplares eran comprados a los cazadores. Por el momento, y en espera de conseguir animales en Doñana, se han estudiado 319 ejemplares de un total de 12 especies. El número mínimo de ejemplares capturados para cada especie estaba fijado en 20 para cada zonas. 

Pero tuvieron que pasar diez años, en el año 2003, para que la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) realizara El estudio del plumbismo en Doñana y otros humedales andaluces, contando como investigador responsable con Andy J. Green, y donde figuraba entre su equipo de redacción el Sr. Mateo, y que en sus conclusiones generales se afirma, haciendo referencia al anterior estudio de los años 90 del ICONA: 

En donde en su punto 3.4. Conclusiones sobre la prevalencia de perdigones, se indica:

“Respecto a otros países u otras regiones de España, la ingestión de perdigones de plomo en aves acuáticas en Doñana es relativamente baja (ver también capítulo 4). Sin embargo, en algunas especies de aves acuáticas la intoxicación por plomo ingerido probablemente sea una causa importante de mortalidad en zonas y/o años concretos.”

Y en su discusión 6.4. reflexiona, con una contradicción, afirmando: 

“A juzgar por los resultados con las aves cazadas, el análisis de heces puede ser un buen método no invasivo para conocer la exposición al Pb en las aves silvestres. Hay que destacar que la mayor parte de los animales muestreados presentaban niveles bajos de Pb en sus tejidos y contenidos del tracto digestivo, y ausencia de perdigones de Pb en su molleja, lo que contrasta con los anteriores muestreos de ánsares realizados por Mateo et al. (1998), en que un 10% de las aves mostraron perdigones en 1995-96 (ver también capítulo 3). El plumbismo representaba el 20% de las causas de muerte de ánsares comunes encontrados dentro del Parque Nacional de Doñana (Mateo et al. 1998).”

Y donde en su punto 7.1, y como conclusiones generales se pone en duda los resultados obtenidos en el estudio de los años 90 del ICONA, donde se basó el Ministerio para la prohibición del plomo en las zonas húmedas, eso así, ayudado por la presión mediática de artículos que hablan de otros artículos y afirmaban el daño que estaba produciendo el plomo de la caza en las aves, se afirma:

“Nuestros estudios de heces, combinado en nuestros estudios de gansos cazados, coinciden en encontrar tasas relativamente bajas de plumbismo causado por la ingestión de perdigones de caza. La ausencia de ingestión de perdigones de plomo en la actualidad contrasta con la prevalencia obtenida en muestreos de aves cazadas realizados a mediados de los años 90, que era del 10%”. 

La Unión Nacional de Asociaciones de Caza (UNAC) es consciente que las altas concentraciones de un metal en un organismo producen daños, pero está harta de ver cómo se habla una y otra vez de la prohibición del plomo en las zonas húmedas, con lo que ello ha supuesto para el sector de la caza, sin que el Ministerio haya dado alternativas ni haya hecho sus deberes, como se le lo pidió la UNAC el 13 de enero del 2009 en la reunión mantenida. Petición que consistía en que realizara un estudio serio con la participación de científicos y técnicos de todas las partes y sectores implicados y afectados, a cargo del Ministerio, y bajo la supervisión y ejecución de funcionarios, en base a la técnica de análisis de heces y técnicas más avanzadas en todos los humedales españoles. Ya que una cosa es la concentración de perdigones en el sedimento, otra la prevalencia de plomos ingeridos y su relación con el grit, otro el análisis de plomo y otros metales pesados en los tejidos, y otra muy distinta es si las aves ingieren perdigones de plomo en las zonas húmedas y cuál es la concentración para que les produzca la muerte por plumbismo. 

 

Y si hay que restringir el uso de perdigones de plomo en las zonas húmedas donde pueda haber peligro para las aves y no por el simple hecho de haber agua y ser una zona protegida, pues que se limite, pero no es admisible que se prohibiera en base a estudios dudosos y a presiones mediáticas donde se afirmaba que si no se utilizara plomo en las zonas húmedas se salvarían 50.000 aves todos los años, algo que no ha sucedido tras 10 o 25 años de prohibición.

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