Nacional

El Real Club de Monteros otorgó sus premios

El Marqués de Laserna, premio a la Personalidad Venatoria

Miembros de ANTAX, que recibió el premio Arte y Cultura.

Alfonso Ussía y Juan José Viola, galardonado con el premio Jaime de Foxá

El Real Club de Puerta de Hierro, en Madrid, fue el escenario donde ayer, 26 de junio, el Real Club de Monteros celebró la entrega de premios correspondientes al año 2012, que fueron acordados por unanimidad de la Junta Directiva del Club, en su reunión celebrada el pasado 7 de marzo. 

 

Los premiados fueron el Íñigo Moreno de Arteaga, marqués de Laserna, quien recibió el Premio a la Personalidad Venatoria; la Asociación Nacional de Taxidermistas de España, ANTAX, sobre la que recayó el Premio de Arte y Cultura; y Juan José Viola Cardoso al que le ha sido otorgado el Premio Literario Jaime de Foxá  por su artículo titulado Las liebres, pieza de caza misteriosa y sus vedas, publicado por la revista Caza Extremadura en enero del 2012. 

César Fernández de la Peña, como presidente del Real Club de Monteros, presentó la entrega de premios recordando la filosofía cinegética de este Real Club y recalcando que en el último año lo que se ha querido promover es la incorporación de socios jóvenes, creando una sección de socios ‘júnior’. También anunció la puesta en marcha, en breve, de la página web del Real Club de Monteros.

A continuación, los galardones fueron entregados por su SAR María Teresa de Borbón, tomando la palabra en primer lugar Juan Béjar, presidente de ANTAX –colectivo que ha sido premiado por su magnífica labor como órgano de taxidermia española que agrupa a mejores profesionales, dignificando la naturalización de los trofeos obtenidos por los cazadores españoles– agradeciendo esta distinción en nombre de todos los miembros de la asociación y haciendo hincapié «en la gran cultura y habilidad que necesita el trabajo de taxidermia para obtener buenos resultados, siendo una profesiones más complejas dentro del gremio de los artistas, ya que se requieren buenas dotes de trabajo que incluye dotes de escultor, carpintero, pintor, naturalista y conocedor de cada uno de los entornos de los animales con los que trabaja. Tan sólo si un taxidermia domina estas cualidades, podrá proporcionar a sus clientes trabajos exclusivos y de gran calidad».

Su extensa dedicación a la actividad cinegética en todo el mundo, su afición a la montería, defendiendo siempre sus valores tradicionales, y su generoso apoyo durante tantos años al Club de Monteros, le han valido a Íñigo Moreno recibir el Premio a la Personalidad Venatoria. El Marqués de Laserna dio las gracias «por un premio que no podía ni soñar y que tanta ilusión me ha hecho», destacando el orgullo de recibirlo tras Ana Gamazo, «quien tan excelente labor, callada y discreta, realiza en las profundidades de África». También reseñó que el Club de Monteros, desde su fundación, «ha sido un espejo para los cazadores españoles, llevando a cabo, además, una extensa labor cultural». Realizó algunas observaciones sobre la situación de la caza actual, afirmando que hoy «se habla mucho de su mercantilización, de que importa más el cuánto que el cómo, que no es como fue antes o como quisiéramos que fuera; pero estas mismas voces se han estado oyendo desde hace siglos, detalladas en distintos documentos, como los festejos organizados por el Conde de Haro en el siglo XV, con motivo del matrimonio de Enrique IV, o las cacerías de Hoyo de Manzanares de Felipe IV…». Íñigo Moreno concluyó su intervención definiendo tres condiciones para el ejercicio de la caza, «que las especies que se persigan sean silvestres, que la caza sea aleatoria y que el cazador deba realizar un esfuerzo en esta actividad. Lo que no cumple estos requisitos podríamos llamarle ‘fiesta de la caza».

El ganador de esta edición del Premio Jaime de Foxá, Juan José Viola Cardoso –tanto por su extensa trayectoria literaria como por su artículo Las liebres, pieza de caza misteriosa y sus vedas–, dio las gracias por este galardón «el más prestigioso premio de la caza en España”, y durante su discurso rememoró sus inicios en la montería, en Sierra de San Pedro, destacando que a él la caza le ha proporcionado «los mejores amigos, los mejores ratos y las mejores lecciones de humildad».

 

Cerró el acto Alfonso Ussía, presidente del Foxá, quien reseñó, con su habitual humor, la importancia «de no extenderse en discursos, esperando que no envejezca nadie con mis palabras» e hizo un simpático apunte de cada uno de los premiados.

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