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La ciencia avala la necesidad del corte de orejas y cola en perros de caza

rehala copy AER

En un reciente informe elaborado por el prestigioso investigador Carlos Contera, a solicitud de la Asociación Española de Rehalas y tras un análisis objetivo y exhaustivo de los antecedentes históricos y la práctica tradicional de recortar las puntas de las orejas y cola en los perros de caza, apoyándose en unos inatacables razonamientos evolutivos, adaptativos e históricos que sirven de bases técnicas, científicas y éticas, se concluye rotundamente a favor de la necesidad de esta intervención.

Este informe viene a desenmascarar lo injustificado y erróneo de la postura de determinados sectores e instituciones, que hasta ahora solo habían considerado el aspecto estético de esta práctica, en un desconocimiento pleno de esta realidad y sus beneficios en aras del bienestar, sanidad y seguridad de los propios perros.

Tras este estudio, plagado de referencias bibliográficas científicas de altísimo nivel, unidas a la recopilación de referencias continuas en representaciones pictóricas y escultóricas de obras de arte de todos los tiempos, sus conclusiones determinan sin lugar a dudas la necesidad del corte funcional de las puntas de las orejas y cola en determinados perros de caza. Queda fuera de lugar y carente de sentido cualquier teoría que equipare esta necesaria intervención al maltrato animal ya que consiste en todo lo contrario, procurar prevenir lesiones y enfermedades en el animal.

Desde esta asociación se está estudiando la posibilidad de remitir este esclarecedor trabajo a las Administraciones competentes en materia de bienestar de los animales de compañía para que las regulaciones en curso que están promoviendo las diferentes autonomías sean coherentes con los beneficios que implica este uso que se remonta a los albores de la domesticación de este noble animal a fin de que las legislaciones que se dicten en materia de protección animal recojan el verdadero sentido de esta ancestral práctica. No se trata del único informe sobre la materia, ya que según fuentes de ARRECAL, también desde esta asociación se está trabajando en un informe científico de gran peso académico, coincidente con las conclusiones del Informe Contera, que marca un antes y un después en esta materia.

Conclusiones finales del Informe Contera

“Una buena parte del éxito expansivo del homo sapiens -la especie humana- por el planeta Tierra lo tiene la alianza con el perro, su principal ayudante en la caza y factor decisivo de supervivencia en los albores de la humanidad. Los aliados caninos perseguían las piezas y el hombre les daba caza, con lo que las dos especies salieron beneficiadas. Esta alianza es tan firme porque allá donde fue el hombre, el perro le acompañó. Durante miles de años, todos los perros colaboradores de los hombres fueron cazadores de orejas erectas, como lo habían sido las especies de cánidos a partir de los cuales se produjo la domesticación. El hombre aprovechó las mutaciones genéticas que ofrecía la especie canina para favorecer su especialización en nuevas tareas limítrofes a la caza: guarda y aviso en sus campamentos nómadas, máxima velocidad en la persecución y muerte de las piezas a cazar, incluso pastoreo y guarda de ganados cuando el hombre neolítico simultaneó recolección con agricultura y la caza con la cría ganados. Así nacieron los troncos caninos filogenéticos que conocemos hoy y que dieron lugar a las múltiples razas que nos divierten y enriquecen la vida a las personas en la historia y en el presente. Y, sin embargo, el modelo de animal cazador total de orejas erectas ha sido preservado y conservado por el hombre en su actividad cinegética hasta la actualidad. Utilizado durante milenios pasados y en el momento vigente, de manera que muchas razas actuales dedicadas a la caza mayor siguen el modelo de perro primitivo, especialmente los perros spitz del Ártico (lupoides), y los podencos (grayoides) del área circunmediterránea.

En un reciente informe elaborado por el prestigioso investigador Carlos Contera, a solicitud de la Asociación Española de Rehalas y tras un análisis objetivo y exhaustivo de los antecedentes históricos y la práctica tradicional de recortar las puntas de las orejas y cola en los perros de caza, apoyándose en unos inatacables razonamientos evolutivos, adaptativos e históricos que sirven de bases técnicas, científicas y éticas, se concluye rotundamente a favor de la necesidad de esta intervención. Este informe viene a desenmascarar lo injustificado y erróneo de la postura de determinados sectores e instituciones, que hasta ahora solo habían considerado el aspecto estético de esta práctica, en un desconocimiento pleno de esta realidad y sus beneficios en aras del bienestar, sanidad y seguridad de los propios perros. Tras este estudio, plagado de referencias bibliográficas científicas de altísimo nivel, unidas a la recopilación de referencias continuas en representaciones pictóricas y escultóricas de obras de arte de todos los tiempos, sus conclusiones determinan sin lugar a dudas la necesidad del corte funcional de las puntas de las orejas y cola en determinados perros de caza. Queda fuera de lugar y carente de sentido cualquier teoría que equipare esta necesaria intervención al maltrato animal ya que consiste en todo lo contrario, procurar prevenir lesiones y enfermedades en el animal. Desde esta Asociación se está estudiando la posibilidad de remitir este esclarecedor trabajo a las Administraciones competentes en materia de bienestar de los animales de compañía para que las regulaciones en curso que están promoviendo las diferentes autonomías sean coherentes con los beneficios que implica este uso que se remonta a los albores de la domesticación de esteLOGO AERnoble animal a fin de que las legislaciones que se dicten en materia de protección animal recojan el verdadero sentido de esta ancestral práctica. No se trata del único informe sobre la materia ya que según fuentes de ARRECAL también, desde esta Asociación se está trabajando en un informe científico de gran peso académico, coincidente con las conclusiones del Informe Contera, que marca un antes y un después en esta materia.

La evolución dirigida de las razas caninas ha significado una mejora de sus prestaciones que recomendaron su utilización en la caza desde su aparición en Mesopotamia y en el Antiguo Egipto. La aplicación a la caza de estos perros especializados y sus cruces requiere la intervención del hombre para arreglar y corregir sus facetas no adaptativas a las funciones que se les requiere. El corte de orejas y el de la cola sobreviene históricamente en ese contexto para los perros de caza y sus cruzados. Se ha venido practicando de manera selectiva en algunos perros de caza que lo necesitaban por la función de su desempeño – como en los alanos de agarre o los perros pachones y perdigueros para escopeta- y se requiere en los perros cruzados de podenco para obtener buena percepción de sonidos en lo que se refiere a la persecución de las piezas de caza y a la comunicación con otros perros y con el perrero en el fragor del monte.

Las amputaciones estéticas, de fondo caprichosas, han llevado a parte de la opinión pública a reaccionar frente a las necesarias operaciones de orejas y cola en cachorros de caza. Existe entre ellas una disparidad tan radical como la incomprensión que existe entre la vida de la ciudad y la ahora denostada vida rural.

Quizá la enumeración de nuestras conclusiones facilite a nuestros lectores la comprensión de esa posición discrepante:

1. Cazadores y rehaleros quieren a sus perros, les dispensan buen trato, bienestar y en la mayor parte de las ocasiones se desviven por ellos.

El confort de los perros de caza es esencial para su rendimiento en el monte. El cazador entrega economía y dedicación que restan de sus otras actividades familiares, laborales o de ocio. Perros y caza ocupan con entusiasmo al hombre desde hace siglos y a ellos entrega sus sentimientos más nobles.

2. Nunca existió maltrato en las correcciones adaptativas que requiere el perro de caza para desempeñar sus funciones.

Maltrato, entendido como causar lesiones que menoscaben gravemente su salud. Entendemos que los perros con las orejas y cola cortadas en edad temprana presentan heridas muy antiguas, perfectamente cicatrizadas que prácticamente no dejan secuelas morfológicas. Tampoco hay infecciones graves, ni recidivas. No se aprecia que dichas prácticas hayan supuesto riesgos en pérdida del sentido del oído y los perros oyen perfectamente. En ningún caso se aprecia que el perro de caza padezca dolor. En definitiva, estas prácticas no han dejado en el perro ningún tipo de lesión y son adecuadas para el uso al que se destinan que es la caza mayor en rehala. Igualmente, puede decirse de los cortes de cola para perros de caza mayor y menuda. Especialmente precoces en su aplicación -como hemos definido-, no se han descrito con seriedad complicaciones en el proceso, ni estadísticamente son significativas. Las cicatrizaciones son sencillas, completas e indoloras, nunca se han descrito secuelas en ningún caso, ni déficits comportamentales, ni dolor de manifestación clínica.

3. Cazadores antiguos y modernos, técnicos veterinarios están de acuerdo al justificar los arreglos de orejas y cola como necesarios para prevenir males mayores en el perro de caza y para optimizar su rendimiento. La justificación entendemos que se encuentra en el carácter funcional de la intervención de tal manera que previene lesiones y mejora la conducta del animal en el monte.

4. Los cortes de orejas y cola funcionales practicados por cazadores y monteros están distanciados por un profundo abismo de las amputaciones caprichosas en perros de compañía. No se pueden identificar, ni comparar. Es una distancia cultural tan enorme que no se pueden unificar las dos realidades. Hay que distinguir esta intervención funcional de la exclusivamente estética, principalmente por su finalidad. Ninguna de las leyes europeas, ni siquiera las normas autonómicas del Estado español han desautorizado hasta la fecha las intervenciones quirúrgicas funcionales y es de esperar que cualquier marco legal venidero respete la necesidad de defender al perro de caza de una manera preventiva y funcional.

5. El corte de orejas y cola en perros de caza reporta beneficios objetivos que se han cuantificado y descrito en este informe. Por el contrario, en las amputaciones estéticas, la percepción de beneficios afecta al propietario del animal, son percepciones subjetivas relacionadas con la siquis y el ego del propietario, su rango social, los cánones de elegancia, las apariencias o la agresividad de las personas. Sin embargo, en los cortes funcionales, las consecuencias esperadas benefician al perro indudablemente, beneficios objetivos tanto en orden de utilidad, mejora de aptitudes, bienestar y prevención de enfermedades.

6. El cazador y rehalero de mentalidad tradicional por su actitud respetuosa en la caza, en el medioambiente y en la vida es respetado en la sociedad rural. Sin embargo, queda perplejo e inerme ante la crítica social injusta y desproporcionada que vierten las personas de ciudad, los mal llamados ‘animalistas’ movimiento anticaza. Este desencuentro ha evolucionado por una parte al rechazo de los urbanitas y, por otra parte, al ostracismo de los cazadores, que no salen a explicar el mandato ético de sus mayores a las nuevas generaciones de ciudadanos, aunque lo reciben y atesoran. Así que termina reclamándose para las rehalas el mismo trato que para los perritos de compañía, en una deriva injusta e inexplicable. Y la consecuencia de esa actitud de perplejidad por incomprensión es que los legisladores, las autoridades civiles y judiciales responden a la presión mediática de unos pocos, mientras las personas de mentalidad tradicional no replican actitudes críticas, aunque sean infundadas.

7. De entre los factores que vinculan al hombre con el perro, ya sea por utilidad, por propiedad o por sentimientos, es claramente insuficiente aducir el sentimental como único vínculo entre el perro y su amo. Los perros son también criados y seleccionados para desarrollar un trabajo, una función, un servicio al hombre como ha venido sucediendo por siglos. De forma que las condiciones de adaptación a sus funciones –los vínculos de utilidad resultan tan importantes para las personas como el vínculo de propiedad, o el de sentimientos compartidos.

8. Conocemos muy poco la opinión de los cazadores y propietarios de a pie respecto a los cortes de orejas y cola en nuestro país. Es un punto débil de los activistas, pues se vienen arrogando la opinión de muchos sin demostrar representatividad ninguna. Se han realizado pocas encuestas y muy limitadas en su extensión entre cazadores y propietarios. Por fortuna, ese desconocimiento general también provoca rechazos a la causa animalista, no solo adhesiones, como reconocen en España los pocos informes elaborados. Creemos que queda mucho por hacer en la difusión de nuestros preceptos éticos y profesionales, por lo que toca a cazadores amateurs, rehaleros y perreros profesionales. Quizá los argumentos de peso aquí expuestos sean buenas herramientas para ilustrar a propios y extraños.

9. Hay una fuerte contradicción entre animalistas cuando desarrollan que los perros no deben sufrir dolor, de forma que ese argumento se ha convertido en un eje del discurso anti-cortes de oreja. Sin embargo, alberga muchas contradicciones éticas, especialmente si se compara con la recomendación activa de la castración que animalistas y refugios están impulsando, quizá influidos por otras razones ocultas. Ha quedado demostrado que las acusaciones que vierten sobre el corte de orejas y cola se manifiestan más gravemente en las castraciones caprichosas.

10. El veterinario médico rural tiene una función en esta diatriba, pues conoce las técnicas quirúrgicas y las necesidades de los cazadores y rehaleros, también el oficio de perrero. El veterinario sufre sobre el terreno las injurias que el monte provoca en los animales que no acuden a él bien preparados para la brega. Es importante tomar conciencia de que nos amenazan con falacias para inducir cambios drásticos en las legislaciones que afectarán a nuestro modo de vida, a la calidad de nuestro trabajo y a nuestras economías. Como veterinarios, quizá la profesión más vinculada al mundo rural, es importante tomar un papel activo en la difusión de la información correcta y en la asunción de posiciones veraces”.

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