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La caza aporta 263 millones de euros al PIB aragonés, un 15% del PIB de la comunidad

Por su clima, su variedad de fauna y su densidad demográfica, Aragón es una de las comunidades autónomas más propicias para practicar la actividad cinegética. Las grandes ciudades concentran el grueso de la población y, a excepción de las mismas, existen grandes extensiones de terreno sin urbanizar.

De hecho, un estudio publicado recientemente por la Universidad de Zaragoza revela que el 92,3% de la extensión del territorio aragonés está destinado al uso cinegético. Concretamente, 4,4 millones de hectáreas que se reparten por un total de 1.380 cotos, ya sean públicos o privados.

En las tres provincias se puede practicar casi todos los tipos de caza, si bien cada una de ellas cuenta con su particular hábitat. En Huesca sobresale el relieve montañoso; Zaragoza se caracteriza por sus llanuras, ideales para la caza menor; y en Teruel, aunque también cuenta con ampliar llanuras, la especie dominante es la cabra hispánica.

Así, tal y como apunta la autora del estudio, Laura Nuño, no extraña que la actividad cinegética sea considerada uno de los “principales motores económicos” de la Comunidad. “La caza aporta 263 millones de euros al PIB aragonés, lo que equivale al 15% del PIB de la comunidad respecto a las ramas de agricultura, ganadería, silvicultura y pesca”, explica Nuño, y añade que “con todo esto se contribuye a mantener 8.693 empleos y 55,9 millones de euros en recaudación de retornos fiscales”.

Para obtener estos datos, Nuño ha consultado información del Instituto Aragonés de Gestión Medioambiental (INAGA) o de la Federación Aragonesa de Caza (FAC), entre otras instituciones. Además, ha encuestado a 300 personas, pudiendo establecer cómo es el perfil del cazador de la Comunidad.

“Se puede decir que la mayoría de los aragoneses comienzan a cazar antes de los 25 años, y que muchos de ellos se inician incluso siendo menores de edad”, indica Nuño, destacando que casi todo el mundo se aficiona por “tradición familiar”. En ese sentido, añade que “los encuestados dedican más de cinco días al mes a salir a cazar durante la temporada y, aunque comen fuera de casa, suelen volver a dormir a su hogar”.

En cuanto a los perros preferidos, Nuño señala que en caza mayor sobresale el Podenco -seguido de los cruzados y el alano españo- y en la modalidad de caza menor, el braco y el conejero.

Fuente: heraldo.es

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