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Cuando la caza mejora tu salud: del cáncer de mama a la seguridad aérea

La caza en España está estancada. Si comparamos el número de licencias federadas de 2011 con las de 2016, han registrado una caída del 15% hasta las 332.130 según el Anuario de Estadísticas Deportivas 2017 elaborado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

«Es una realidad que con la despoblación rural se produce un descenso de la actividad cinegética ligada al mundo del campo», reconoce Ángel López Maraver, presidente de la Real Federación Española de Caza (RFEC) que aglutina al 40% de los cazadores del país.

Aunque no existen datos recientes sobre lo que opinan los españoles sobre la caza, el Centro de Investigaciones Sociológicas incluyó la pregunta en una encuesta de 1995. Las respuestas estaban muy igualadas: el 42,3% contestó que estaba más bien a favor, mientras que el 43,2% indicó estar más bien en contra.

En un encuentro con los medios celebrado en las instalaciones de Castillejo de Robledo (Soria), López Maraver y otros miembros de la RFEC mostraron una cara menos conocida de esta actividad que no siempre implica cazar animales, con modalidades como el tiro con arco, la cetrería, los perros de muestra y el compak sporting, un tipo de tiro al plato.

Al contrario de lo que ocurre con la actividad cinegética española de forma global, según el presidente de la RFEC estas otras prácticas deportivas sí están experimentando un incremento del número de usuarios, con perfiles que difieren al del cazador tradicional.

Positivo tras un cáncer de mama

El informe Evaluación del Impacto Económico y Social de la Caza en España (2018) realizado por Deloitte y la Fundación Artemisan muestra al cazador como un varón (en el 98% de los casos) asalariado de más de 46 años, con estudios universitarios, con unos ingresos medios de 1.908 euros netos al mes y que practica tanto la caza mayor como la menor.

En el caso del tiro con arco, el perfil es muy diferente. «Es una actividad que practican niños y mujeres a los que incluso no les gusta la caza», recalca Daniel González, delegado de Arco de la RFEC. La actividad no requiere licencia de caza ni de armas, puesto que los arqueros apuntan sus flechas a figuras en 3D que simulan animales reales.

El movimiento de abrir el arco es tan beneficioso para la salud que en algunas localidades como Pozuelo de Alarcón (Madrid) o Lorca (Murcia) las sociedades de cazadores y arqueros ofrecen esta práctica de forma desinteresada a mujeres que han sido operadas de cáncer de mama. González avanza que la ciudad de Mijas (Málaga) se sumará en los próximos meses.

En las cirugías de estos tumores se suelen extirpar ganglios de la axila la paciente, lo que le puede provocar un linfedema, inflamación del brazo debido a la retención de líquidos. La vibración del arco y el movimiento al tensarlo favorecen el drenaje natural en esa zona.

Rapaces para volar con seguridad

Hasta que apareció Félix Rodríguez de la Fuente, la cetrería era una actividad prácticamente desaparecida en España. Hoy hay unos 3.000 cetreros federados. La UNESCO incluyó este arte de adiestrar rapaces para cazar animales libres en su medio natural en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2016.

Ser cetrero es un modo de vida. «Es una pasión que no puedo dejar», asegura Pedro Saíz, campeón de España de cetrería en seis ocasiones. Los cuidados y entrenamientos que requieren las aves, halcones en su caso, implican una atención diaria.

Gracias a herramientas GPS, con un transmisor que porta la rapaz y un receptor en tierra, los cetreros saben en todo momento dónde se encuentra el animal, incluso aunque ascienda a 2.000 metros de altura, como ocurrió durante la demostración realizada en Castillejo de Robledo.

A pesar de la distancia, el ave distingue perfectamente al halconero, que le hace gestos cuando va a soltar a una presa. La caída en picado desde esa altura para atrapar a la paloma o al faisán en cuestión supera los 200 kilómetros por hora.

La actividad se practica en más de setenta países de todo el mundo y es muy útil para el sector aeronáutico. «Es fundamental para la seguridad aérea», destaca el presidente de la RFEC. Accidentes como el del avión que tuvo que amerizar en el río Hudson (EE.UU.) porque impactó con una bandada de gansos –dañando sus motores al poco de despegar– ponen de manifiesto el peligro de las aves que se cruzan con las rutas aéreas.

En nuestro país los cetreros colaboran con AENA, ubicando sus rapaces en los aeropuertos para cazar palomas, patos o cualquier otro tipo de fauna que pudiera interferir en el espacio aéreo.

El mejor amigo del cazador

La conocida como ‘perros de muestra’ es otra actividad cinegética cuyo objetivo fundamental es que estos animales señalen la presa al cazador. Según la RFEC, de los 900.000 cazadores que hay en España, alrededor de 700.000 practican caza menor con perro.

En el entrenamiento, el cazador potencia las actitudes del animal para la actividad cinegética, que comprenden rastrear a la presa, localizarla y señalársela a su dueño. La disciplina del can permaneciendo completamente quieto hasta que el cazador le indica que se puede mover es de lo más llamativo y lo han reflejado películas como Up (2009).

En esta actividad, las perdices vivas o cualquier otra ave que utilice el cazador para adiestrar al perro no se cazan, un rasgo en común con el tiro al plato, que tampoco implica sacrificar animales. Aunque sirve de entrenamiento para la caza real, sobre todo durante los meses de veda –período en el que se prohíbe la actividad–, también lo practica gente no cazadora.

Una de sus modalidades es el compak sporting, que simula el vuelo de las aves o el recorrido de los animales terrestres con platos a los que tirador dispara desde unos puestos de tiro. Se calcula que lo practican entre 10.000 y 15.000 personas en España. La edad mínima son los 14 años bajo la supervisión de un adulto, puesto que requiere licencia de armas.

La española Beatriz Laparra es referente en la competición, al haber ganado varios mundiales de la modalidad de ‘recorridos de caza’. Con actividades de este tipo, el sector cinegético quiere salir del estancamiento actual y darse a conocer a todos los públicos, incluidos los representantes políticos. «Hay un desconocimiento total y absoluto de la actividad por parte de los partidos políticos, sobre todo por los nuevos«, se queja el presidente de la RFEC.

Fuente: elespanol.com/ Laura Chaparro

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