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Nota de prensa de la FCCyL sobre el uso de productos fitosanitarios

Bajo el título «La última de las batallas, la de la guerra química», la Federación de Caza de Castilla y León (FCCyL) ha remitido a los medios una nota de prensa, que reproducimos a continuación, para denunciar el daño que el uso de productos fitosanitarios está causando a la la fauna silvestre del campo español y, en concreto, a las especies cinegéticas.

 

«El Consejo de Ministros aprobó el pasado año un real decreto por el que se establecía el marco de actuación para conseguir un uso sostenible de los productos fitosanitarios, cuyo objetivo era garantizar el menor impacto posible sobre la salud de los consumidores y el medio ambiente, fomentando la gestión integrada de plagas y técnicas alternativas.

El Real Decreto 1311/2012 contempla medidas y obligaciones para el sector productor y de la distribución de productos fitosanitarios, así como para los agricultores y otros usuarios profesionales, los cuales deberán realizar un uso más racional de los productos fitosanitarios mediante la implementación de los principios de gestión integrada de plagas a partir del 2014. Bueno, ya ven que el papel lo aguanta todo una vez más.

El escenario actual es dantesco, el campo se está quedando estéril, sin vida. Las cosechas puede que mejoren sus productos y aumenten en rendimiento, pero ¿a qué coste? ¿Merece la pena producir más y mejor como obligan las apetencias particulares de mercados y consumidores? ¿Acaso se está estableciendo un nuevo equilibrio entre las comunidades de seres vivos sujetas a las leyes de los productos fitosanitarios que soporta nuestro agro? Hablamos del dinero gastado en exigencias agrarias comunes para conseguir ¿el qué?: sólo la competencia de nuestros productos agrarios frente a los ofertados por otros países, también subvencionados por sus respectivos gobiernos, consiguiendo inmaculados y pulcros productos demandados por el consumidor urbano. Una parte de ese mismo consumidor, pretendidamente ecologista, tan crítico con la caza, luego desconoce la guerra química que se está librando contra los seres vivos en nuestros campos y que está matando más que todos los cazadores en toda su historia, que es mucha.

La gestión integrada de plagas de que habla el decreto, se basa en un conjunto de medidas de control biológico y de control químico, que se destinan a mantener (no extinguir) la presencia de las plagas y enfermedades en los cultivos en niveles que no mermen la rentabilidad económica de los mismos.

Las medidas de seguridad, como el incremento del control de la venta y distribución de los productos fitosanitarios, el control de aplicaciones aéreas de productos, soluciones para evitar la contaminación de las masas de agua y zonas sensibles, de almacenamiento de los productos fitosanitarios, retirada de los envases, y de los conocimientos del personal necesario para estas labores, nos parecen ambiguas y demasiado teóricas, cuando no inaplicables.

La publicación del Real Decreto está complementada con el Plan de Acción Nacional de Uso Sostenible de Productos Fitosanitarios, con objetivos generales claros.

a) Fomentar la Gestión Integrada de Plagas (GIP), para preservar un sector agrícola, forestal y alimentario prospero, que asegure una contribución positiva al medio ambiente, mediante un modelo sostenible de producción compatible con la utilización racional de productos fitosanitarios.

b) Reducir los riesgos y efectos derivados de la utilización de productos fitosanitarios, especialmente en el ámbito de la salud humana y del medio ambiente.

Pues bien, poco o nada de esto se cumple en la actualidad. Somos observadores directos de lo que está ocurriendo en los campos y de las aplicaciones reales en este y otros planes. Aquí, las muchas y diferentes administraciones competentes, a la hora de poner en marcha medidas estrictas e imperativas sobre la sostenibilidad en el uso de los productos fitosanitarios, se paralizan.

Las asociaciones y organizaciones profesionales agrarias, la comunidad investigadora y científica, las autoridades académicas y colegios profesionales, no ofrecen demasiadas soluciones, aunque alguna siempre hay, pero actualmente sin financiación para estudios de campo sobre lo que acontece. Negro futuro espera a los animales antaño abundantes en la fabulosa naturaleza española.

Todas las alarmas están sonando, ya no valen tibios avisos, buscando despertar conciencias sobre lo que está ocurriendo en nuestros campos, porque es muy posible que a las luces rojas que mencionábamos en anteriores comunicados les quede poco tiempo para dejar de parpadear y queden fijas para siempre. 

Desde la Federación ya sólo ‘rogamos’, una vez más, moderación y conciencia de lo que se está haciendo. Suplicamos ser escuchados. Toda nuestra pequeña fauna, pero sobre todo la cinegética, se está extinguiendo y, créannos, que no es por la caza».

 

 

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