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La FCCyL denuncia la irresponsabilidad de usar de rodenticidas en la región

 

Con el título ‘Réquiem a la fauna en Castilla y León’ la Federación de Caza de Castilla y León (FCCyL) ha remitido una nota de prensa en la que hace pública su oposición al uso del rodenticida bromadiolona para atajar la plaga (aún no declarada) de topillo campesino debido el daño irreparable que ocasionaría este compuesto en los hábitats y especies de la comunidad.

 

La nota de prensa es la siguiente:

Mira que es difícil últimamente poner de acuerdo a algunas organizaciones ecologistas con la representación de los cazadores, fundamentalmente por la deriva anticaza que han iniciado algunas de ellas. Pues hay que reconocerle un mérito a la Consejería de Agricultura de la Junta de Castilla y León, que con tanto ‘mimo medioambiental’ dirige la cuestionada (al menos en la red) Silvia Clemente, que ha logrado que todos los sectores relacionados con la conservación de la fauna, denunciemos el atropello, uno más, contra los hábitats y las especies que nos anuncia el control de la plaga (aún no declarada), con venenos del topillo campesino. Y algunas especies (fundamentalmente alguna rapaz, sólo necesitan un último empujoncito para entrar en la categoría de ‘en peligro de extinción’.

Resulta sorprendente que esta Consejera lo fuera con anterioridad de Medio Ambiente y que durante su mandato regulara el cierre de terrenos cinegéticos (no los de titularidad de la Junta), por la aparición de especies muertas por envenenamientos, aunque no se conociera ni se demostrara quién o qué los había producido, con la justificación de la recuperación de las especies. La situación se torna paradójica en quien promovió en su día una campaña de envenenamiento, que se tornó en indiscriminada por la falta de control en el uso por los agricultores de los rodenticidas y que causó gran mortalidad de especies que no eran objeto de control.

Pues, no contentos con intervenciones anteriores, la Consejería de Agricultura se ha hecho mediante licitación pública con 48 toneladas de cereal envenado, en concreto con bromadiolona, que se suman a las que ya tienen almacenadas y que no usaron en la pasada campaña.

Todos entendemos el grave problema que para el sector agrario supone una plaga de topillo campesino y que se deben tomar medidas, pero preservando al resto de las especies. Y las hay, como hemos explicado tantas veces. Solicitamos en su día formar parte de la Comisión Técnica de control de plagas para que nuestros científicos aportaran otros métodos alternativos y ni nos contestaron.

Exigimos, primero, que se evite el uso de rodenticidas y sólo en circunstancias excepcionales que se utilice con un protocolo de actuación rígido, que no afecte al resto de las especies y, sobre todo, que se ponga en práctica por personal ‘profesional’ que no tenga intereses económicos directos en la agricultura. 

Por otra parte, demandaremos de la Consejería de Medio Ambiente que tutele de forma directa la conservación de las especies y el medio, como es su obligación, aunque nos mostremos escépticos en que realicen un verdadero control, que sí exigen y de forma contundente, en aplicación de la ley, al resto de los ciudadanos.

Y, por último, pondremos en conocimiento de la Fiscalía General del Estado y en concreto a través del Fiscal Jefe de Medio Ambiente, como ya hicimos personalmente en la última campaña, las actuaciones que están previstas realizarse y su forma de aplicación. Y en este órgano sí creemos más.

De momento, ya se han producido algunas quemas promovidas y autorizadas por la Junta que, como ya hemos dicho en otras ocasiones, son medidas que son ineficaces contra el topillo campesino y sólo sirven, en la mayoría de los casos, para poner calefacción a sus madrigueras, pero que sí afectan de forma determinante al resto de especies que ven destruido un hábitat que supone su sustento y protección.

La perdiz está en peligro y la liebre está empezando a recuperarse de la anterior campaña de envenenamiento y de la tularemia que la acompaña. Los cazadores estamos recuperando hábitats y limitando al mínimo la práctica cinegética sobre la perdiz. No podemos consentir que todo nuestro esfuerzo se quede en nada, por actuaciones que, con una justificación económica hacia un sector, supongan barra libre contra la naturaleza y las especies”.

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