Por Miguel CoyaVivimos años en los que el arma de caza ha pasado de ser algo muy personal, familiar incluso, a convertirse en un objeto-herramienta, más cercano en apariencia a la ferretería que al añorado taller armero. Acero inoxidable y plásticos, han llegado para ofrecer durabilidad extrema a precios imposibles de igualar por las armas clásicas, alardeando incluso de un absoluto toque impersonal. Algunas marcas, sin embargo, luchan por mantener ese nicho de clasicismo estético, añadiendo, como es el caso de Heym, la evolución más puntera en desarrollo y técnica. No es fácil conseguir ser elegante y a la vez encontrar el camino para estar en el extremo superior de la ingeniería, pero está claro que constancia e ideas claras, llevan a ello.