Armas y munición

En el punto de mira: .308 Winchester, duro de pelar (y II)

La conquista de nuevos territorios de caza  por las especies mayores, ha traído aparejado un substancial cambio en las tendencias del arma del cazador español.

Si queremos ser eficaces, tenemos que hablar de herramientas capaces de resolver, con contundencia, a mayor distancia que lo entregado por una simple bala de escopeta. Tras ese primer paso que desechó de un plumazo a la mayoría de ánimas lisas, surge entonces una creciente especialización, tendente a fijar para cada modalidad unos sistemas concretos. Así, mientras en monterías y batidas los semiautomáticos despegan mostrando sus mejores virtudes, los cerrojos se mantienen como todoterrenos aceptables, permitiendo, cada vez más, la incursión del monotiro en el rececho, su campo sagrado. La razón, hay que buscarla fundamentalmente en la expansión del corzo, un maná que ha permitido a muchos cazadores acceder a esta modalidad a unos precios asequibles, y para ello el monotiro resulta, amén de muy romántico, bastante cercano al ideal.

De izquierda a derecha las cargas probadas: Winchester Supreme Ballistic Silvertip 150 grains, Winchester Supreme Elite XP3 150 grains, Norma Ballistic Tip 150 grains, Remington Premier Scirocco 165 grains, Remington Core Lokt Ultra Bonded 180 grains, Remington Core Lokt Ultra Bonded 150 grains, RWS KS 165 grains, RWS EVO 183 grains.

Tras la reflexión, parece quedar decidida la recámara a modo de un cartucho recechador que ruede redondo con nuestro sistema. Lo reposo y finalmente salto un poco mas allá, apostando por el omnipresente .308 Winchester, un cartucho que como ya hemos visto, dará algo más de recorrido a un sistema tan limitado.

Lo probado, aun pareciendo amplio, es solo una pequeña muestra de lo que se oferta en .308 Winchester. Por suerte, estas 8 propuestas cubren sobradamente el requerimiento que un cazador español pueda tener. Comenzando por la izquierda, vemos a la XP3 flanqueada por una Ballistic Silvertip y una Ballistic Tip. Si observa detenidamente estas dos últimas, encontrará que las únicas diferencias existentes entre ellas son el recubrimiento de Lubalox y el color del polímero. Mucho mas importante es la comparación de ambas con la XP3 –punta roja-, al quedar clara la ventaja que supone el añadido de plomo en el núcleo, conteniendo la longitud total. Junto a ellas las dos Core Lokt Ultra Bonded de perfil semiblindado convencional y la aguzada Swift Scirocco. Repare un instante en el perfil de esta buena voladora, mucho más afilada que el resto en su parte delantera. Las RWS dejan ver su procedencia europea, primando la balística terminal sobre la externa. Ambas cuentan con una enorme zona de rozamiento que facilitará el perfecto guiado en el cañón.

Rifles y visores

En esta ocasión, decido probar tres rifles. La característica mas valorada para su elección, ha sido en esta ocasión su precio, intentando con ello hacer un guiño a la lamentable situación actual del país. Realmente, no cuestan lo mismo los tres, pero hay que reconocer que ni el más caro de ellos, el Brno Effect, puede considerarse un rifle medianamente prohibitivo. Escalonando hacia abajo, le sigue -costando algo mas de la mitad– el PPK-K1 y finalmente el mas barato nos llega con el monotiro ruso Baikal, que cuesta aproximadamente una cuarta parte del primero. Este factor, ha de tenerse en cuenta a la hora de comparar uno u otro arma, pues al final, en los dos platos de la balanza, debemos reposar que nos están ofreciendo y por supuesto, por cuanto dinero.

Vistos desde abajo aparecen los diferentes sistemas de desmontaje del guardamanos, mediante palanca en Brno y Baikal, mediante tornillo en el PPK y los tres monotiros probados con sus ópticas. La Zeiss Victory Diavari 3-12×56 es flanqueada por las Bushnell Elite 6500 4,5-30×50 y 1,25-8×32.

El Baikal IZH-18 MH es un monotiro –como reza la leyenda escrita en su culata–diseñado y construido en Rusia, que llega a nuestro país de la mano de Borchers. Su peso es de 3,2 kilos, con una longitud total de 101,5 cm para un cañón de 60 cm. Como peculiaridades cuenta con un tubo donde se aprecian las señales del martilleado en frío sin posterior torneado. El acabado del metal es negro mate. El modelo recibido ha cambiado la madera por material plástico. La culata es recta, sin montecarlo ni carrillera, tallando sobre guardamanos y pistolet, pequeños canales junto a una superficie ligeramente más rugosa. Evidentemente, es demasiado conocido el problema que surge en culatas de plástico cuando se mojan como para pasarlo por alto. La inmensa mayoría de los fabricantes se han apresurado a incluir en ellas zonas ásperas o postizos de caucho pues de otro modo, la sensación de tener entre las manos ‘una trucha’ acabará por llegarnos tras algún chaparrón. El guardamanos es ancho y con buen flotado, incluyendo en la zona inferior el botón de desarmado. Detrás del guardamontes aparecen el seguro y  la palanca que permite bascular el cañón para alimentar y extraer, necesitando para ello apretarla hacia el pistolet. Sobre el cañón lleva soldada la anilla portafusil, complementándose con la que aparece en la culata. Los órganos de puntería que le acompañan, alza y punto, son de sección rectangular. Las monturas elegidas para son las Warne altas de 30 mm, encargándose de anclar a este Baikal un Bushnell Elite 6500 4,5-30×50. Este visor de altísimo rendimiento y versatilidad pesa 599 gramos y mide 34,3 cm. En el lado izquierdo aparece la torreta correctora de paralaje, imprescindible con aumentos altos.

El segundo rifle probado es el monotiro checo PPK-K1, recién llegado de la mano de Excopesa. Además del calibre probado se suministra también en .243 Winchester y 6,5×57 R. Estamos ante un rifle de apariencia europea, con schnabel en un guardamanos muy corto desmontable mediante tornillo y culata de lomo recto con carrillera decreciente. El cañón, de 60 cm de largo, está roscado para posibilitar la instalación de un freno de boca. Como una curiosidad mas del tubo basta observarlo un instante para percatarse del cambio de perfil, con la intersección clara entre la sección cónica anterior y la cilíndrica posterior. El acabado del metal es en pavonado negro brillante. El seguro, de botón, está situado delante del guardamontes. Para abrir la báscula, basta actuar sobre la maneta superior, pero eso si, recordando que parece como si tuviese dos tiempos, necesitando un último empujón para que se produzca el volcado. La culata es rematada por una cantonera de goma, contando con anilla portafusil que complementa a la soldada en el cañón. El peso final es de 3,1 kilos al que deberemos sumar lo acarreado por monturas y visor. En este caso las monturas –fijas- también forman parte del paquete de extras que reciba el posible comprador, con la salvedad de ofrecerse solo en 30 mm. Montado sobre ellas aparece un magnífico Zeiss Victory Diavari 3-12×56 T*, un visor con gran campana óptimo para esperas y recechos en malas condiciones de luz. Su peso es de 521 gramos con una longitud total de 34,4 cm.

El más caro de los rifles probados es el CZ Brno Effect, un estilizado  y bonito monotiro importado por Aguirre y CIA,  que con un cañón de 60 cm, mide 102 cm y pesa solo 2.7 kilos. Aceros pavonados en negro, puntos de mira de sección rectangular y anillas portafusil sobre cañón y culata. Maderas de nogal, acabando en schnabel del guardamanos –desmontable mediante palanca inferior–, culata en lomo de jabalí, pistolet con moño, carrillera decreciente y cantonera de goma. El seguro en esta ocasión es de garganta. El disparador cuenta con posición directa y pelo, necesitando para ello empujarlo hacia delante. En esta ocasión el rifle no trae monturas ni visor, decidiendo por ello encargar uno de los últimos desarrollos dentro de la gama Bushnell 6500, el compacto 1,25-8×32. Se trata de un visor muy pequeño y ligero, con solo 448 gramos de peso y 27,9 cm de largo. Estamos ante un aparato creado para cazar de día, donde destaca especialmente su enorme distancia al ocular. Recuerdo que tras sacarlo de la caja hice lo que todos hacemos: dígame ¿qué haría usted? Pues si hombre, lo mismo que hice yo, echármelo a la cara y mirar por él. Acto seguido, tuve que rectificar lo que la fuerza de la costumbre ha hecho como habitual, sacando la cara hacia atrás una distancia mucho mayor de lo acostumbrado, para poder ver correctamente. Reconozco que si alguien me hubiese visto habría notado en mi cara alegría, pues en el acto pensé en su uso como visor perfecto para rifles recamarados para cartuchos muy potentes, con la seguridad casi absoluta de no temer que nos golpee en la frente. Exactamente esa distancia es en este caso de 15,3 cm, unos cinco o seis cm más que la distancia habitual al ocular.

En el campo de tiro

El primer paso, como es preceptivo hacer cuando se recibe un rifle nuevo, consistió en la limpieza exhaustiva de los cañones. Tras ello, compruebo y repaso tornillos de armas y monturas. Como supondrá, el único montaje que realizo por completo es el del Brno Effect, pues como acabo de contarle, lo recibí limpio. Pocos días atrás, el distribuidor me confirma la imposibilidad de enviarme las monturas originales, así que no me queda otro remedio que echar mano de los amigos. En este caso es Paco Lobo quien me las presta. Desde aquí vaya mi agradecimiento, pues fue él quien me permitió completar con éxito el tercer equipo.

Tirando con el PPK-K1 sobre banco y sacos.

Ocho son los tipos de munición recibida, una muestra que aunque pueda parecer grande, atendiendo a lo ofertado para este cartucho, créame, no pasa de raquítica. La suerte, eso si, es que la elección testada cubre precisamente los campos donde vamos a ponerle a prueba, tanto con cargas ideales para el rececho como para monterías, batidas o incluso como opciones todoterreno.

Instante de la prueba con el Baikal IZH-18 MH.

De Winchester recibo dos modelos. La primera de ellas es la ya conocida Ballistic Silvertip de la serie Supreme en 150 grains. Velocidad en boca de 856 m/seg. Se trata de una punta Nosler Ballistic Tip recubierta de Lubalox y montada sobre una vaina niquelada. Cola de bote y nariz aguzada de polímero que paren un alto coeficiente balístico, entregándonos buenas trayectorias y una rápida expansión. Sin duda una buena opción para  rececho de especies ligeras y medias. De la nueva serie Supreme Elite me llega la XP3 de 150 grains, un nuevo proyectil que trata de acaparar las ventajas de tres sistemas: los clásicos núcleos de plomo, los monometálicos de cobre huecos y de las puntas Tipped. Mire, sencillamente han visto claro que el comportamiento terminal de las puntas tipo Barnes-X es casi perfecto, expandiendo rápido y penetrando muy profundamente al mantener un alto peso residual. Así mismo se sabe que el peso específico del cobre requiere de un volumen mucho mayor para conseguir los mismos grains que un proyectil con núcleo de plomo. Ello merma la capacidad de carga interna del cartucho. Por otro lado, el mejor coeficiente balístico se consigue con puntas muy aguzadas y para que no pierdan su capacidad de expandir, las de polímero ofrecen la perfección, evitando así mismo deformaciones en el cargador que acaban por pasar factura a la precisión real. Con todos estos ingredientes se ponen manos a la obra y acaban por cocinar un proyectil de cobre hueco con cola de bote al que tras vaciarlo por la base, rellenan de plomo el núcleo, tapando finalmente el hueco de la nariz con una punta de polímero ¿Quiere que le de un ejemplo mas de este mismo camino? Pues aquí lo tiene: Barnes MRX. La velocidad en boca prometida por la Winchester XP3, 861 m/seg. Viene cubierta de Lubalox y con vainas niqueladas. Evidentemente un buen proyectil para todo: vuela muy bien, expande rápido y penetra profundamente.

En el cañón del PPK-K1 se aprecia claramente la intersección entre su sección cónica y cilíndrica. El acabado en schnabel del guardamanos, en primer término, se encarga de dar una apariencia europea a este monotiro.

De Norma pruebo la Ballistic Tip de también 150 grains. Lo dicho para la Ballistic Silvertip sirve para ella. La diferencia fundamental está en no poseer el recubrimiento de teflón. La velocidad en catálogo 860 m/seg. Su mejor campo de utilización, como aquella, el rececho de piezas hasta el gamo y muflón.

Las Remington que pruebo son tres, todas de la serie Premier. De 150 y 180 grains las Core Lokt Ultra Bonded, el clásico proyectil semiblindado modernizado mediante la soldadura de la camisa al núcleo. Con 150 grains la velocidad en el brocal según catálogo es de 860 m/seg, con 180 de 798,5 m/seg. La primera de ellas es una carga todoterreno tipo, buena para rececho por su destacada trayectoria y con capacidad para matar a corta distancia en tiros de montería y sin miedo a deformaciones superficiales.

Las Core Lokt Ultra de 180 grains personalmente solo la usaría para esperas de jabalí y monterías y batidas en montes cerrados, pues realmente se trata, en este caso, de una combinación óptima para tumbar piezas mas grandes que las nuestras.

El cañón del Baikal IZH-18 MH muestra las ‘cicatrices’ del martilleado en frío.

Las Swift Scirocco ya han pasado por estas páginas en multitud de ocasiones. Se trata de un elaboradísimo proyectil con punta de polímero y cola de bote con alto coeficiente balístico. En este caso los 165 grains montados por Remington abandonan el brocal a 823 m/seg. Es un proyectil muy indicado para recechar las especies mas pesadas de nuestra fauna, sirviendo así mismo para disparos cortos por su alta retención de peso tras el impacto. El único inconveniente precisamente en este tipo de situaciones será la vegetación, pues su aguzada punta promete desviaciones importantes.

Gamo, el distribuidor de RWS en España, me envía dos cargas de las diez que tiene en catálogo. Esto, es un ejemplo claro para que tome conciencia de lo que les decía sobre la cantidad de lo ofertado. La cónica KS recibida pesa 165 grains, con una velocidad en boca de 820 m/seg. Se trata de una buena elección como todoterreno, aunque terminalmente hablando es mejorada por la DK. Como no, pruebo también la Evo de 183,7 grains a 775 m/seg. Un proyectil soldado hueco protegido con caperuza que yo utilizaría para cazar en modalidades de acoso y esperas en disparos cortos y medios. Al igual que la CL Ultra de 180 grains, sería una buena elección para tumbar piezas de mayor porte que las nuestras.

Pues bien, llego al Caleyo con los tres rifles y la munición, dispuesto a ponerlos a prueba y ver lo que dan de si. Les adelanto que esta ha sido una de las pruebas menos afortunadas que he hecho nunca y aunque finalmente las dianas se lograron hacer, reconozco que hubo momentos que pensé en desistir.

Como siempre, coloqué primero dianas a 50 metros para tratar de acercar el reglaje, trasladándolas posteriormente a 100, distancia donde realmente mido las agrupaciones conseguidas. Decido usar en esta ocasión las Remington Core Lokt Ultra de 150 grains como patrón y con ella por tanto realizo los primeros disparos de aproximación.

Mesa, sacos de arena y Baikal  IZH-18 MH. Alimento, 30 aumentos, paralaje, apunto y Madre de Dios… tengo que tirar del gatillo como una bestia, está durísimo. Corrijo y vuelvo a alimentar. De nuevo la misma sensación que me impide hacer una puntería correcta en el instante definitivo. A duras penas consigo llegar al centro, pero sopesando,  desisto de tratar de sacarle prestaciones a 100 metros. No sería justo ni para rifle ni para munición. Para poder hacerlo antes debería pasar por las manos de un armero, que por muy poco dinero nos dejará un disparador ajustado, pues de otra manera, yo al menos, me veo incapaz de conseguir unos resultados aceptables. Salto entonces al PPK-K1, 12 aumentos, alimento, paro la retícula y disparo. El disparador es mucho más suave pero me encuentro con un nuevo problema. Mis manos, muy pequeñas, tienen que hacer malabarismos para llegar al disparador. Si el empuñamiento lo hago correctamente no consigo llegar a él. Me separo entonces y observo detenidamente el pistolet, constatando como el arco que describe es bastante grande. Disparo otro par de veces mas pero aun habiendo tocado ya diana, se que no voy a ser capaz de sacarle el rendimiento que nos puede ofrecer. Decido terminar la prueba con el Brno Effect. Ocho aumentos, la cara bastante atrás, alimento, monto el pelo y… clic, el disparo no sale. Basculo y observo el cartucho. El pistón ha sido golpeado pero no lo suficiente. Lo introduzco de nuevo, monto el pelo otra vez  y esta  si hace fuego. Corrijo la torreta, alimento y vuelve a ocurrir lo mismo. Cambio de munición por si es debido a la dureza de los pistones de las Remington pero sigue ocurriendo lo mismo. Decido entonces probar con el disparador en directo y eureka, ahora si que no hay problema. Continúo entonces con la prueba, repitiendo a 100 metros grupos de tres con cada una de las municiones recibidas. Finalmente el mejor de ellos lo consigo con la Winchester Supreme Ballistic Silvertip de 150 grains, cerrándose en dos cm. El segundo mejor grupo me lo da la KS RWS de 165 grains con 2,7 cm, siendo la Evo con 2,9 cm el tercer mejor registro.

Las dianas logradas a 100 metros con el Brno Effect. La mejor agrupación vino de la mano de la Winchester Supreme Ballistic Silvertip 150 grains con dos centímetros entre centros. El segundo mejor registro, con 2,7 cm, lo conseguí con RWS KS de 165 grains, seguido de muy cerca por la Evo con 2,9 cm.

Es retroceso es suave, lo esperado con un cartucho de estas características, pero eso sí, disparado en un monotiro es otra historia ¿Por qué? Por la relevación que se produce fruto del reparto de masas, de la ligereza de la delantera. La extracción de las tres armas, correcta, sin problemas. El mejor sabor de boca me lo deja la óptica, pues en este caso tanto Bushnell como Zeiss me han puesto en las manos una nitidez sobresaliente que permitía concretar el blanco con absoluta precisión.

Conclusión

Empujado, catapultado a un lugar de privilegio, el .308 Winchester tuvo un principio muy fácil. Tras ello, toca reconocer su merito, pues mantenerse ahí fue solo el logro personal fruto de demostrar su valía. Suave y preciso, contundente hasta lo necesario, polifacético, nuestro 7,62×51 se ha encargado de enseñar al mundo todo lo que es capaz de hacer. Fríamente, casi todo. Déjeme un instante bailar entre el corazón y la cabeza, déjeme tratar de justificarle porque no es mi estilo. ¡Ya está, lo tengo! En caza, el único uso que realmente me interesa de él, es capaz de salir airosos en un porcentaje muy alto de ocasiones. En la práctica, si el cazador sabe usarlo, casi siempre. El problema, llega cuando nos enfrentamos a esos lances extremos, a esas oportunidades únicas donde la exigencia personal raya el imposible, pero que si conseguimos hacer nos infla de orgullo y seguramente de vanidad. Debería arrepentirme por este sentimiento, seguro que si, pero en esas pocas ocasiones, para mí, el equipo que forma no está a la altura y yo, al menos mientras pueda, quiero seguir pecando. CyS

Mi agradecimiento a las empresas Excopesa y Armería Fuertes de Colloto (Asturias). Sin su colaboración la realización de este artículo hubiese sido imposible.

Texto y fotos: Michel Coya [[email protected]]

 

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