Internacional

Eland común, el gran antílope nómada por naturaleza

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El eland es el mayor de los antílopes que pueblan el cono medio sur africano y cuya caza constituye todo un reto debido a su movilidad y fuerza. Su trofeo es uno de los más demandados en los safaris africanos por varios motivos: por lo espectacular de su capa, de duro cuero con tonalidades ocres, grises e incluso sutiles azules; por la belleza de sus perfiles y testuces y por lo contundente de su trofeo, gruesas agujas en espiral, afiladas en las puntas, presente tanto en machos como en hembras (aunque de considerable mayor grosor en los primeros); y por la contundencia de sus movimientos, a pesar de su tamaño y peso y de pasar por ser el antílope más lento de la sabana, puede superar saltos verticales de más de tres metros de altura. Si tenemos oportunidad de cazarlo a la huella, uno de los placeres de la caza en África, disfrutaremos de una caza pura, que podrá llevarnos una o varias jornadas, o incluso al fracaso, dada la movilidad de estos animales y la extensión de sus territorios.

Taxonomía

El eland común, Taurotragus oryx, es un mamífero artiodáctilo (número par de pezuñas), de la familia de los bóvidos y que junto al eland de Derby (Taurotragus derbianus, conocido también como Lord Eland), componen el género de los Taurotragus.P1120234

En la actualidad se reconocen principalmente tres subespecies de eland común: el eland de Livingstone, el eland del Cabo y el eland de Patterson o East African eland. La diferenciación entre ellos pasa, en primer lugar, por su geolocalización y, en segundo, entre otras varias, por una diferencia en las capas de unos y otros, con unas acusadas bandas verticales blancas en los costados del primero y la ausencia de estas marcas en el segundo. El eland de Patterson presenta doce características bandas blancas en sus costados.

El eland se alimenta de follaje y pastos herbáceos, siendo frecuente el observarlo, durante la temporada húmeda, agrupado en grandes manadas, rumiando y paciendo en armonía social. Frecuentemente lo acompañan cebras, blesbucks, ñúes o springbucks. Pueden alcanzar hasta los veinte años de edad en el medio natural y presentan un peso adulto macho medio de 900 kilos, así como una altura media al hombro de 170 centímetros, y una longitud media corporal cercana a los 280 cm. Presenta dimorfismo sexual, ya que las hembras son de menor tamaño que los machos, alcanzando un peso promedio cercano a los 500 kilos. Éstas suelen parir una única cría tras nueve meses de gestación, de unos 30 kilos de peso, que permanece junto a ella al menos durante los primeros seis meses de vida, creándose frecuentemente manadas de hasta 500 ejemplares, con individuos que permanecen en ellas por meses o años. Los grandes machos suelen presentar costumbres más solitarias o el menos, más reducidas.

La capacidad adaptativa de esta especie le permite disipar el exceso de calor a través de su extensa papada, y son capaces de aumentar su temperatura corporal para evitar la pérdida de agua por sudoración excesiva, obteniendo la mayor parte del agua que necesita del alimento herbáceo que ingiere.

El eland, nómada por naturaleza y en constante movimiento, principalmente por motivos alimenticios, es habitualmente más activo el amanecer y al atardecer, permaneciendo inactivo y a la sombra durante los rigores de las horas centrales del día.segunda parte 553

Al ser una pieza codiciada, no sólo por los cazadores, sino, además, por los predadores que abundan en África (leones, perros salvajes, hienas y leopardos, entre otros), en especial los individuos más jóvenes, el eland ha desarrollado grandes dotes de comunicación y aviso entre sus iguales, y a la menor señal de alarma no dudarán en comunicárselo al resto de los individuos con una serie de bufidos y con un trote, de delante a atrás, que llamará la atención de sus congéneres, quienes no dudarán en emprender veloz y constante huida, con velocidades punta de 40 km/h y velocidad promedio de 22 km/h, un trote que le puede llevar hasta el infinito.

Al trotar emiten un peculiar sonido, producido por el choque de las pezuñas (aunque algunos autores lo achacan al movimiento de la articulación de la rodilla).

Calibre adecuado

Se ha de emplear un calibre especialmente adecuado y contundente con esta especie, siempre por encima del .300, pues son animales muy duros en los que un error de unos pocos centímetros en su zona vital nos hará tener que pistearlo durante kilómetros. Al ser su hábitat preferido las planicies herbáceas y las faldas montañosas, zonas con poca cobertura para las aproximaciones finales, la distancia de tiro media suele ser media o elevada, entre 120/160 metros, aunque el volumen de esta especie facilitará mucho la tarea.

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Valorando el trofeo

El trofeo en espiral de esta emblemática especie, presente tanto en machos como en hembras, aunque de indudable mayor grosor y porte en los primeros, puede alcanzar promedios de longitud superiores a los 120 centímetros.

En general, seleccionaremos aquellos animales más viejos y cuyos trofeos presenten mayor perímetro y longitud de forma simultánea. En el caso de las hembras, cuya caza se realizará preferentemente por motivos de gestión y abastecimiento de carne para los campamentos, la selección se centrará sobre aquellas hembras viejas que, no llevando cría alguna ni estando en estado de gestación, presenten igualmente mayor perímetro total y longitud en su trofeo.IMG_6746 (2)

Podemos disfrutar de la caza del eland mediante el tradicional método de rastreo de huellas recientes, cuando el terreno lo permita, y hay que ser particularmente efectivo en el lance final, siempre con municiones de un calibre .300 o superior, pues es un animal particularmente duro y que encaja demasiado bien los tiros, no siendo infrecuentes los largos pisteos y uno o varios tiros de remate. Lo abultado de su tamaño favorecerá su rastreo después de un tiro inadecuado, pero deberemos prepararnos para largas horas de caminata, ya que el eland es capaz de recorrer, incluso bien pinchado, distancias increíbles.

Según los últimos censos disponibles (East, 1999), el eland es una especie estable y fuera de cualquier peligro o amenaza, dada su importancia económica, y se estima una población total cercana a los 150.000 ejemplares, sumando un 80% en las áreas protegidas y propiedades privadas.

En Sudáfrica o Namibia las tasas de abate para esta especie se sitúan de media entre los 900 y los 1.600 euros para los machos, dependiendo de cada compañía, y entre 400 y 700 euros para las hembras.

Los gastos de importación supondrán unos 150 euros, aproximadamente, si ésta es craneal o de unos 500 euros en caso de importación para montajes naturalizados. En cuanto a la taxidermia, oscilará entre los 120/150 euros si es craneal y los 300 /500 euros para montajes de pecho naturalizados. Conviene no perder la oportunidad de probar la carne del eland, auténtica exquisitez que podrá degustar directamente en la barbacoa de su campamento.

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    Por: Luis de la Torriente

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